Confesiones de una cazadora

Capítulo 125.

Al día siguiente, Mireya apareció en la entrada de la casa de Injae y ella dio un brinco cuando abrió la puerta antes de que la bruja tocase.

— ¿Esto es real o estoy viendo cosas de nuevo?

Mireya no entendió lo que quiso decir, pero tampoco le importó mucho hacerlo porque enseguida habló ignorando la pregunta de la chica.

—He venido a hablar de algo muy importante.

—Pudiste haber contestado mis llamadas en lugar de aparecérseme en las noches como un fantasma —le reclamó enfadada.

—No fui yo, apenas llegué… —Aclaró seria hasta que vio el collar de medialuna en Injae—. ¿De dónde sacaste ese collar?

Injae se puso nerviosa, puso su mano sobre el objeto para que Mireya dejase de verlo, pero su mirada seguía insistente por lo que Injae iba a tener que decirle si no fuese por un cazador que llegó corriendo hasta ella para avisarle de una misión muy urgente de vida o muerte.

—Lo que sea que quieras decirme deberá esperar —expresó apurada yéndose.

Mireya fue detrás de ellos hacia la casa de Gerard. Injae y el cazador bajaron al instituto mientras a Mireya la hicieron quedarse arriba en la sala.

—Hay un ataque demoniaco en el instituto de Inglaterra —avisó Gerard angustiado—. Deben ir ya mismo para allá, otros grupos también estarán allá, pero las cosas son más difíciles de lo que pensamos.

—No podremos llegar a tiempo…

Mireya apareció agitada luego de evadir a los cazadores que la vinieron siguiendo desde arriba, estos se disculparon con Gerard por haberla dejado pasar, pero este no les hizo caso y miró a la joven bruja con alivio.

—Gracias al cielo estás aquí, Mireya. —Se le acercó despacio—. Debes hacer un portal a Inglaterra para llevarlos al instituto de La rosa blanca.

—No puedo hacer eso —masculló apenada.

—Si no lo haces, muchas personas inocentes morirán.

La chica miró atrás del anciano que los cazadores estaban angustiados esperando suplicantes su ayuda, así que aceptó y todos empezaron a prepararse con sus armas más letales, aunque ninguna era precisamente contra demonios.

—Crearé el portal, pero iré a ayudar —le avisó a Gerard seria.

—Arcelia no permitiría que yo te dejase hacer eso…

—Pero mi madre ya no está a causa de Hermione Francis así que iré.

Inglaterra, en el instituto de La rosa blanca.

Por el portal que abrió Mireya a Inglaterra salieron tres camionetas, un automóvil y dos motocicletas para ir rumbo al instituto de La rosa blanca.

—No tengo un buen presentimiento de esto —murmuró Mireya junto a Injae.

—Estaremos bien, solo mantente cerca de mí.

Llegaron al portón principal del instituto que tenía todo el terreno rodeado de muros altos hechos de concreto duro. Cuando todos bajaron, empezaron a inspeccionar el lugar para encontrar una forma segura de entrar sin ser vistos a simple vista por los demonios, fue entonces que vieron que el portón se hallaba con un mecanismo de emergencia que solo podía ser activado desde adentro para evitar que se abriera desde el interior y saliese lo que hubiera allí, pero si alguien lo abriese desde afuera, el mecanismo fallaría y todo sería vulnerable como lo era ya.

Todos empezaron a entrar mientras Mireya se quedaba viendo el portón de herrería con rejas gruesas de color negro que parecía tener un estilo muy colonial, al llevar su vista hacia arriba del portón pudo ver un escudo que tenía dos espadas cruzadas atrás suyo.

— ¿Qué ocurre, Mireya? —Se detuvo Injae al verla pálida.

—Siento que ya he estado en este lugar y no me gusta cómo se siente. —Miró al piso tratando de recordar de donde había visto el escudo—. Tienes que creerme, Injae, no me gusta este lugar.

—Te creo, Mireya, de verdad te creo, pero mi deber es entrar allí y hacer esto… pero no es el tuyo, no tienes por qué entrar.

Un día antes.

Dallas, Texas.

— ¡Señor!

El hombre de baja estatura que estuvo en el santuario en la reciente reunión de La clave llegó desesperado a una casa grande con apariencia vieja para buscar en su habitación al hombre pelirrojo que también estuvo en la reunión.

—Estamos acabados —soltó angustiado—. ¿Recuerda que los institutos han estado rastreando su paradero? Entre La orden y El círculo se ha recabado información que se le compartió al resto y ahora La rosa blanca podría encontrarlo por sus viejos miembros.

—Elías, Elías, Elías… —Suspiró al bajar su copa de vino—. Creí que entendías por qué no había dejado que los cazadores conocieran quien era el líder de los Redentors, pero veo que no.

— ¿Señor? La rosa blanca… va a ponerse en contacto…

El hombre pelirrojo aventó su copa a la pared detrás de Elías dejando a este asustado, luego se le acercó y le dio unas palmadas en su cabeza.

—Regresa con La rosa blanca, sé que tienen una reliquia… el Vademeacum infernalies, búscalo y úsalo para invocar a los demonios cinis en el instituto.

—Pero señor, eso implicaría una masacre —dijo angustiado sin verlo a los ojos.

—Solo así La rosa blanca no podrá hallarme. ¡Ah! Y es probable que no sobrevivas a la invocación, pero descuida que tu esposa sabrá de tu honroso sacrificio… o no. —Encogió sus hombros frívolo—. Fue tu culpa en primer lugar por no sabotear sus investigaciones, ahora vas a ir a remediarlo.

Elías salió de la habitación hacia el patio trasero donde había una pared con una puerta de hierro que aparentemente no abría a ningún lugar, pero al abrirla se hallaba un portal que lo llevó a Inglaterra y así llegó a su instituto. Por la medianoche fue a la biblioteca con un frasco de vidrio que contenía sangre fresca, buscó en la sección prohibida el Vademeacum infernalies que era un libro viejo escrito por una bruja suprema que traspasó el plano demoniaco una vez y escribió a detalle hechizos, ritos y otro tipo de cosas referente a él y los suyos.




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