Confesiones de una cazadora

Capítulo 137.

Después de ser nombrada líder por Gerard, los comentarios no dejaban de hacerse llegar por todo el grupo y luego en el resto de grupos de cazadores, pero antes de poder tomar el cargo oficialmente tenía que ser aprobada por el inquisidor y el Orkunato, quienes no se mostraban del todo contentos.

En el instituto Sølvbyen.

El Orkunato se había reunido para discutir sobre el reconocimiento de Injae como líder de un grupo mientras a ella la hacían esperar en uno de los cuartos en compañía de Yurim que había ido como uno de los testigos de la declaración de Gerard antes de morir.

—Esto es solo una formalidad, nunca rechazan al nuevo líder que nombran.

Injae se quedó callada y solo permaneció sentada en el sillón mientras trataba de comunicarse con Maxon.

Por su parte, el Orkunato no terminaba de debatir ya que las opiniones estaban divididas y por lo tanto el inquisidor Lim no llegaba a una decisión final. La magistrada Torres se hallaba en el pasillo rumbo a la reunión para intervenir, pero antes de entrar se quedó hablando por teléfono.

—No creo que la acepten, el Orkunato no está del todo de acuerdo.

—No me importa que estén o no de acuerdo, solo encárgate de que Injae Venator no se convierta en líder de La orden. ¿Quedó claro? —Espetó molesto un hombre del otro lado de la bocina—. No importa lo que tengas que hacer, ¡solo deshazte de esa chica!

—¿Me estás pidiendo que la mate? —Cuestionó indignada—. ¿Has perdido la cabeza…?

—Teníamos un trato, Rosemary, si no ibas a poder cumplirlo debiste decirlo antes porque ya es tarde para echarse hacia atrás.

El hombre le colgó y ella tragó duro, se alisó la ropa, respiró hondo y entró a la sala de reuniones con los miembros del Orkunato que se veían fastidiados por no acabar la reunión.

—Simplemente no —protestó una mujer—. Injae Venator no tiene las agallas para enfrentar los problemas que ser un líder conlleva.

—No podría estar más de acuerdo —intervino Torres—. La señorita Venator no solo es muy joven e inexperta para el cargo, sino que es conocida por los problemas causados a La orden… su propio grupo, ahora imagínense liderando tres grupos a la vez, demasiado para una joven e inexperta cazadora.

Varios miembros asintieron en voz baja para darle la razón y eso hizo sentir a Torres más confiada de lograr su objetivo.

—Si la señorita Venator no será la líder, ¿quién lo será?

—Considero que la señorita Evenson es más apta para el cargo por su experiencia como directora —sugirió Torres elocuente—, aunque el señor Evenson tiene un carácter más fuerte que podría guiar a las nuevas generaciones de su grupo.

Marshall oía recargado en su silla, observaba fijamente a Torres y notaba como disimuladamente trataba de sacar a Injae de la jugada para meter a los Evenson en su lugar, no entendía por qué quería hacerlo, pero sabía que lo estaba logrando.

—Yo creo que si Gerard la eligió a ella debió ser por algo que aún no hemos visto en la señorita Injae —comentó Marshall relajado esperando la reacción de Torres—. Además, Hermione también era muy joven cuando se hizo líder y aun así ha sido una de las mejores líderes que hemos tenido. ¿No crees, Torres?

El tono sarcástico del hombre hacia la magistrada no le hizo gracia a esta por lo que solo le lanzó una mirada gélida y se limitó solo a ver al inquisidor por el resto de la reunión.

—La decisión ha sido tomada, hablaremos con la señorita Venator mañana para que abdique el puesto a alguien más calificado.

— ¿Y si se rehúsa?

—Le haremos entender que es lo mejor para su grupo y para ella, después de todo Injae Venator no es más que solo una niña —replicó calmado el inquisidor.

Más tarde, caminando en silencio por los pasillos de los dormitorios, se encontraba Torres con un par de cazadores que pertenecían al equipo de seguridad, pero que trabajan para ella en secreto.

—Injae Venator es obstinada y altanera, seguro encontrará como convencer al Orkunato de quedarse como líder —masculló irritada jugando con el broche de su saco—. Vayan a su habitación y desháganse de ella.

Les extendió una jeringa con un líquido rojo y espeso.

—Pero háganlo bien. Si va a morir, no será como una pobre víctima, sino como una traidora.

La noche había caído y las luces de los pasillos ya estaban apagándose, Injae estaba parada en la ventana viendo el patio cuando Yurim le avisó que saldría un momento. Un golpe se escuchó afuera del cuarto y la puerta se abrió, Injae se dio vuelta extrañada pensando que Yurim había vuelto demasiado rápido.

La expresión tranquila de Injae se esfumó rápido cuando vio a dos hombres armados yendo hacia ella. Los tipos se lanzaron contra ella uno por uno pensando que tendrían mayor ventaja por sus armas, pero Injae se defendió de ellos a puño cerrado y usando lo que veía cerca suyo como arma para golpearlos o detener el filo de sus dagas y espadas; uno de ellos fue empujado contra uno de los muebles logrando golpearse la frente y quedando inconsciente mientras al otro, Injae había logrado apuñarlo con su propia arma sin la intención de matarlo.

— ¿Quién te envió? —Reclamó enterrando un poco más la espada.

— ¿Cuál es la pieza más poderosa del ajedrez después de la reina?

Injae frunció su ceño sin comprender el acertijo, pero tras unos segundos logró darse cuenta de que el nombre de la persona que envió a matarla estaba en esa pieza.

—Torres.

Le sacó la espada del estómago para clavársela de inmediato en la pierna para que no pudiera escapar, se la desclavó y se marchó con ella por si debía defenderse afuera. Al salir del cuarto encontró a Yurim desmayada y con un poco de sangre en su nariz derivada de algún golpe por parte de sus atacantes, se apresuró a salir del pasillo y unos novicios que estaban platicando la vieron espantados por la espalda chorreando y la ropa blanca manchada de sangre.




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