Confesiones de una cazadora

Capítulo 141.

ADVERTENCIA.

Este capítulo podría incluir escenas con contenido violento.

 

Diciembre 2027.

Injae estaba en su oficina cuando Felicia entró con dos cafés, uno para Injae del sabor que acostumbraba y el otro para ella misma.

—A veces pienso en el pasado, en las cosas que viví y las personas que conocí —comentó Injae jugando con la etiqueta del vaso de café—. A veces duele recordarlas, en otras solo deseo que ellas sean más felices.

—Lo dices como si hubieras perdido mucho.

La castaña suspiró viendo el humo salir del orificio de la tapadera del vaso, esforzó una sonrisa cabizbaja y volteó a ver a Felicia que se mantenía callada viéndola expectante.

—Todos perdemos algo de vez en cuando. —Encogió sus hombros, relamió su labio inferior que se manchó de café y agregó—: Tuve una mejor amiga cuando me mudé a Virginia, me apoyó mucho sobre todo cuando falleció mi hermana y luego mi padre. De verdad la apreciaba mucho, pero no volví a saber nada de ella poco después de mudarme a California.

— ¿Nunca has vuelto a Virginia?

Ambas se quedaron en silencio hasta que una hablara, fue entonces que Injae respiró hondo y habló.

—Fui hace unos meses, pero no encontré nada de mi vieja vida allí, es como si… se hubiera desvanecido en el aire y ahora ya no pertenezco a ese lugar.

Felicia la vio con sentimiento cuando escuchó el tono abatido con el que Injae respondió, se movió con su silla para acercarse y le tomó la mano sobre la mesa mientras le daba una sonrisa para animarla; Injae devolvió el gesto como agradecimiento y luego levantó su mirada con más energía para cambiar el tema.

—Mejor dime, ¿qué pasó con aquel hombre con el que empezaste a salir hace un tiempo?

Felicia se sonrojó al mismo tiempo que dibujó una sonrisita pícara en su cara.

—Por lo visto salió muy bien esa primera cita como para tener otra —bromeó molestándola.

—En realidad ya estamos juntos desde aquella cita —confesó cohibiéndose y para disimular jugó con un mechón de cabello—. Llevábamos tiempo conociéndonos y solo hacía falta ese empujón, ahora somos felices.

— ¿Ah sí? ¿Quién es el afortunado?

—Edward Morris —susurró emocionada hasta que vio esfumándose el gesto amigable de Injae—. ¿Pasa algo?

—No puedes salir con él —ordenó seria conteniendo sus ganas de explicarle los motivos—, no lo hagas.

— ¿Lo dices como mi amiga o como mi jefa? —Cuestionó con un ligero tono de molestia.

—Ambas.

Felicia se levantó de su silla con apuro al sentirse molesta por la exigencia de Injae, quien se dio cuenta del poco tacto que tuvo al pedírselo, entonces la llamó para que lo hablaran y Felicia se dio vuelta exasperada.

—Entiendo que por razones laborales no pueda tener una relación con Edward, pero en el otro sentido tú no eres quien para decirme con quien o no estar —espetó queriendo no elevar su voz—. Además, no te ofendas, amiga, pero te recuerdo que estuviste comprometida con tu jefe.

Felicia salió molesta azotando la puerta de la oficina; Injae resopló agobiada y lo único que supo hacer fue llamar a Yurim para que subiera y una vez allí le explicó la situación, donde al final ambas concluyeron que no era una casualidad que con su reciente interés en la Orca XYZ y sus proyectos, Edward Morris estuviera interesado en Felicia sabiendo lo déspota que este era.

—Sabes que es un riesgo que Felicia esté cerca de ti si ahora duerme con el enemigo —comentó recelosa Yurim en bajo—, podría usarla en tu contra.

—Lo sé, no puedo confiar en nadie en este lugar con ellos aquí… no puedo confiar en nadie en donde sea —expresó abatida y suspiró.

—Oye, siempre podrás confiar en mí y en Scott no importa qué.

Injae le sonrió de lado y luego frunció sus labios pensando de nuevo en Felicia.

—Sé qué crees que lo mejor es despedirla, pero quisiera darle otra oportunidad.

Yurim la vio no muy convencida, pero aceptó apoyarla en su decisión.

Mientras tanto en el instituto, Scott había recibido una carta de amor anónima y Marco lo molestaba durante su entrenamiento.

—Ya basta —dijo fastidiado escondiendo sus mejillas sonrojadas—. Terminé hace poco una relación, no estoy interesado en tener otra en este momento.

—Más bien no estás interesado en tener ninguna relación si no es con Injae…

Scott le dio un golpe con la vara de madera para tirarlo, pero también para callarlo.

—No digas eso en voz alta porque podría ocasionar problemas. —Lo miró serio ayudándolo a levantarse—. Ningún líder de grupo puede entablar una relación amorosa con un subordinado.

Marco reviró sus ojos restándole importancia a la preocupación de Scott por una regla tan vieja y anticuada que seguramente más lideres de los que se imaginaban pudieron haber roto.

—Sé honesto, Scott. —Lo miró fijo—. Ahora que Maxon ya no está y si Injae no fuera la líder, ¿te atreverías a confesarle tus sentimientos?

El pelirrojo se quedó callado subiendo y bajando su mirada del piso.

Malia estuvo en la puerta escuchando, tenía su mirada cabizbaja desde que escuchó sobre Injae y luego salió corriendo al jardín de rosas trasero donde más tarde Marco la encontró llorando, entonces se acercó y esperó a que quisiera hablarlo.

—Acabo de confesarle mis sentimientos a un chico, pero nunca tendré oportunidad —admitió molesta mientras se limpiaba el rostro—. Seguro crees que es patético llorar por eso.

—Si algo aprendí en estos últimos años es que no está mal expresar nuestras emociones cuando nos sobrepasan —aseguró encogiendo sus hombros—, pero no te sientas triste porque aún eres muy joven y habrá más personas de quien enamorarte y alguno va a corresponderte.

Malia arrugó su boca mientras refunfuñaba y eso le causó gracia a Marco, pero trató de no reírse para que la chica no creyera que se burlaba de ella.




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