Confesiones de una cazadora

Capítulo 148.

Injae llegó a Sølvbyen sin ganas y de mal humor como había estado toda la semana desde que los Evenson dejaron el grupo. En cuanto llegó al pasillo de la sala de reuniones se encontró con las puertas cerradas y dos cazadores haciendo guardia para prohibirle la entrada a cualquiera incluso a ella, que a pesar de ser miembro del Orkunato no era considerada como tal por varios líderes y hasta cazadores inferiores.

—Debe pedir una audiencia antes.

Marshall quiso intervenir de forma sutil para que los dejaran pasar, pero Injae lo detuvo antes y caminó hacia los guardias con calma.

—Si no abren esas puertas tendrán serios problemas ¿o es que olvidan con quién están hablando?

Su acompañante atrás carraspeó y le hizo señas con sus ojos a los guardias para que viesen bien a la joven.

—Creo que ya oyeron a la señorita Venator, abran las puertas.

Injae entró a la sala de reuniones causando eco por el sonido de las puertas pesadas al abrirse y todos miraron desconcertados, entre las miradas hubo quienes denotaron fastidio por verla y no se tomaron la delicadeza de disimularlo.

— ¿A qué se debe el honor de tu presencia? —Expresó una mujer burlona.

—Será breve lo que anunciaré. —Se paró firme con sus manos delante y con todos viéndola expectantes—. Yurim y Scott Evenson abandonaron La orden para unirse a los Redentors.

La mofa no tardó en darse por gran parte de los líderes, hasta Torres que estaba allí se rio un poco y con regocijo se atrevió a levantar la voz para burlarse.

—Tan mala líder debiste ser si dos de tus mejores cazadores prefirieron a los traidores antes que a ti.

Injae tensó la mandíbula, pero la ignoró por completo y enfocó su vista en el inquisidor delante de ella.

—Se han aliado con su padre, Andreas Evenson, el líder de los Redentors.

Torres se paralizó en su lugar y desvió la mirada hacia su escritorio mientras el resto guardaba silencio por la impresión fuerte.

—Andreas Evenson lleva muerto siete años —afirmó el inquisidor molesto creyendo que se burlaba de ellos—. Si es un intento por desviar la atención de sus fallas como líder…

—Oh, pero no es así. —Sonrió sarcástica—. Andreas está muy vivo y lo vi con mis propios ojos.

Los líderes murmuraban preocupados, indignados y sorprendidos, algunos creyendo que quizá no fuera cierto y otros que sí. Torres exigió pruebas de lo que Injae decía y esta irritada volteó a verla con el ceño arrugado.

—Yo soy la prueba y si no me creen, usen el fuego de Kineut en mí porque no estoy mintiendo —espetó tajante agravando su voz—. Ese gran líder traidor que llevan buscando por tanto es su gran e idolatrado Andreas Evenson, quien no es más que un traidor y un farsante.

Los miembros del Orkunato seguían sin poder asimilar las palabras tan gélidas y duras que salían de la joven líder, pero pronto la situación se volvió inquietante cuando alguien pensó desde otro punto de vista que no fuera la traición de Andreas.

— ¿Qué planeas hacer? ¡Dos de tus mejores cazadores, directores y miembros de más alto rango con información importante se han aliado en tu contra! —Expresó alterado un hombre—. ¿Cómo piensas manejarlo?

Injae respiró fuerte para mantener la calma mientras el hombre se levantaba de su silla para seguir atacándola e incitar al resto a hacer lo mismo.

— ¡No eres apta para el puesto y lo sabíamos! No puedo creer que ahora todo puede joderse porque una niña quiso jugar a ser la líder.

— ¿Te das cuenta que si ellos quieren pueden arrebatarte el lugar y acabar con tu grupo? —Levantó la voz una mujer angustiada—. Yo digo que debería dejar el puesto. ¿Qué piensa, inquisidor?

Torres miró a Injae tratando de ocultar para el resto la sonrisa regocijante que le provocaba el que estuviera la joven en la cuerda floja.

—Señorita Injae, deje el puesto ahora y nosotros nos haremos cargo —ordenó el inquisidor con calma, pero no vio reacción de ella—. Señorita Injae, ¿oyó?

Injae estaba inexpresiva oyendo todos los comentarios incluso los que eran dichos en voz baja para “no ser oídos”, tenía mordiendo sus mejillas por dentro y sus uñas enterrándose en sus palmas al mantener sus manos agarradas con fuerza frente a ella.

—No. —Se giró hacia el inquisidor—. Fui gentil al venir a avisarles en lugar de dejar que se enteraran por rumores así que gentilmente les recuerdo por si no ha quedado claro que yo soy la líder de La orden de la rosa azul. —Engrosó la voz al hablar—. Es mi deber y como tal no permitiré que nadie me lo quite.

Los líderes se pusieron tensos y algunos dejaron ver su enfado por la forma altanera con la que les habló, además de que dejó entrever sus insinuaciones en contra de ellos.

—Tenga más cuidado con lo que insinúa, además ¿cree que no sabemos sobre las reparaciones al instituto viejo en Inglaterra y las mejoras a los otros? ¿Lo olvidó o no pensaba reportarlo al Orkunato? —Acusó el inquisidor viéndola serio.

— ¡Además se ha hecho amiga de sobrenaturales! —Expuso con desprecio una mujer—. Yohan Soler y Stella Windburs son dos traidores que deshonraron a la causa por convertirse en vampiros.

—Stella y Yohan fueron dos cazadores que siguieron tan bien su deber que hasta su vida dieron por él, pero eso nadie lo recuerda ¿o sí?

La mujer que habló evadió la mirada de Injae y se sentó de vuelta para hacerse la desentendida como un par de líderes más, pero otro abrió la boca sintiéndose superior al creer que había logrado hacer que Injae se viniera abajo.

—También está esa joven bruja y ese chico dementor, el cual fue reportado como… ¿desaparecido? —Enarcó su ceja irónico—. Pero casualmente se la pasa rondando por sus instalaciones.

— ¿Ha olvidado que los cazadores no son amigos de sus presas? —Añadió el inquisidor en un tono más severo—. ¿O es que acaso quiere unirse a los Evenson?

Injae levantó su vista hacia el hombre sintiéndose ofendida, respiró hondo viéndolo fijo antes de poder hablar con energía sin querer retractarse luego.




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