Confesiones de una cazadora

Capítulo 152.

¡PRIMER ADVERTENCIA!

Este capítulo incluye escenas que podrían herir la sensibilidad, contenido violento y de maltrato fuerte o moderado y escenas de índole sexual leve o moderado.

SEGUNDA ADVERTENCIA.

El contenido de este capítulo podría causar malestar o repulsión, ser desagrable en varios aspectos y generar sentimientos negativos en el lector, por lo que se recomienda abandonar de inmediato la lectura si considera que no debe avanzar hasta el final.

Bristol, Inglaterra.

En el instituto nuevo, Injae buscó entre las pertenencias recolectadas de los Redentors capturados del problema de demonios y encontró un celular para buscar entre sus contactos a Andreas.

Cuando la llamada fue atendida con extrañez, Injae se sonrió de lado al reconocer bien la voz.

—Has hecho un gran trabajo para que tus hijos se unieran a ti —expresó irónica.

Andreas del otro lado de la bocina reconoció la dulce voz que poseía Injae cuando estaba de buen humor y se sonrió intrigado por la llamada.

—Creí que tú más que nadie entendería, tu padre lo hacía.

Injae se calló apretando sus dientes al captar la intención de sus palabras.

—Claro que lo entiendo y ganas puntos por tan conmovedora historia, pero los pierdes por haberla inventado —se burló creyendo que ganó hasta que oyó la risa de Andreas.

—Oh, pero es cierta, bueno casi toda, excepto que no es mía, pero… tú ya sabes eso así que entonces también sabes de quién es. ¿Cierto?

La joven respiraba fuerte con rabia, pero apretó sus puños encima del escritorio para mantener el control.

— ¿Y tú sabes qué dirán tus hijos si se enteran de que has mentido?

Injae sonrió de lado y colgó dejando molesto a Andreas.

Unos días después, el suero que Andreas robó de la corporación fue mejorado con tardanza y fue probado en gente de más confianza de él incluyendo a Scott que se había rehusado a ser inyectado, pero Andreas lo hizo de todos modos.

—Esto arde…

—Quizá se deba a la mezcla de los nuevos componentes, estos son mejores y más fuertes que la mierda que te inyectaron antes. —Lo vio recomponiendo la postura—. Ve a entrenar y dale un buen uso al suero, que no fue fácil conseguirlo, un buen uso sería… la pelea de esta noche, por ejemplo.

Scott se ejercitó y notó la gran diferencia entre ambos sueros, el nuevo era mejor y le gustaba, aunque quisiera negarlo no podía ocultarlo de él mismo. Se pasó al entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo con Redentors humanos, mostraba una energía alta que hacía que sus golpes fueran más peligrosos, pero había perdido ese instinto letal que lo dominaba durante el tiempo en que su padre estuvo “vivo” y por ello perdía las peleas.

Andreas no dejaba de verlo con la mandíbula tensada de lo molesto que estaba, cuando estaba por terminar el entrenamiento le hizo señas para que fuera a verlo a su estudio. Una vez que Scott cerró la puerta de la habitación y se acercó a su padre que estaba de brazos cruzados, este le soltó tremendo golpe en el rostro.

— ¡¿Qué carajo ha sido eso?! —Le reclamó fuerte—. ¡Esto no es Sølvbyen! Aquí se pelea de verdad no como las nenitas débiles y cobardes de allá, en este lugar los golpes se dan hasta que uno esté agonizando en el piso y si no quieres que yo te deje agonizando en el piso, entonces ¡golpea como se debe!

Scott asintió con la mirada baja sin poder siquiera sobarse el golpe y el labio roto que su padre le dejó ya que eso seguro enfurecería más al hombre. Al ir a su cuarto, se tumbó a la cama viendo al techo mientras tocaba el ancla de su colgante y pensaba en las cosas antes de estar ahí, pero lo interrumpió una joven de cabello teñido y piel morena que entraba para seducirlo, no obstante, Scott la rechazó y ella quiso tocar el ancla por el que era ignorada, pero él lo impidió.

— ¿Qué? —Sonrió burlesca—. ¿Te lo dio alguien especial?

—Veo que no entiendes una indirecta así que seré más claro… Vete ya.

La joven se levantó ofendida de la cama y se marchó rápido por los pasillos hasta que Andreas la vio, se detuvo a hablarle y a mostrar interés en ella de un modo seductor.

— ¿Tu hijo es gay o hay otra zorra metida hasta sus huesos? ¡Nunca nadie me había rechazado!

Andreas apretó sus dientes irritado cuando escuchó sobre su hijo con quien ya había tenido un disgusto, no le molestaba que estuviera interesado en alguna mujer, pero su molestia era porque sabía quién era esa mujer. Mientras él meditaba un poco ahí mismo, la mujer quejona intentó insinuársele al subir sus brazos por el pecho de él y este reaccionó confundido al instante, luego se burló alejándola.

—Primero quieres revolcarte con mi hijo y como te mandó al demonio, ¿te conformarás conmigo? —Chistó con desprecio y a la vez burlándose—. Y te preguntas porque te ha rechazado, tente más dignidad.

La dejó en el pasillo todavía más ofendida de lo que Scott la había dejado, pero a Andreas le importó muy poco mientras regresaba a su oficina para llamar a tres de sus hombres.

— ¿Han vigilado a mi hijo como pedí?

—Lo hemos visto por las calles en un auto haciendo recorridos sencillos y a poca velocidad —contó uno sin importancia.

—Los recorridos suelen ser los mismos casi siempre, los hace por lo menos tres o cuatro veces a la semana.

— ¿Y en esos recorridos han visto a la cazadora original?

—Sí, pero no han interactuado, más parece que su hijo la está espiando.

—No. —Respiró con cierta calma que se tornó en molestia—. La está cuidando.

Llamó por segunda vez en el día a Scott para su estudio, este llegó de mala gana luego de como la pasó la primera vez allí. Entró viendo a los hombres y no entendía porque estaban también, pero permaneció en calma.




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