Confesiones de una cazadora

Capítulo 153. [Canción]

¡ADVERTENCIA!

Este capítulo incluye escenas que podrían herir la sensibilidad, contenido violento y de maltrato leve o moderado así como escenas de índole sexual leve.

SEGUNDA ADVERTENCIA.

El contenido de este capítulo podría causar malestar o repulsión, ser desagrable en varios aspectos y generar sentimientos negativos en el lector, por lo que se recomienda abandonar de inmediato la lectura si considera que no debe avanzar.

 

[Escucha Wings - Birdy]

Injae caminó durante algunas horas bajo el sereno de la noche hasta llegar al instituto donde Charles la recibió enseguida para notificarle lo ocurrido con su tía y sobre a donde habían llevado a la pequeña, pero ella no estaba poniéndole atención y seguía caminando de largo en silencio como si estuviera en automático sin poder reaccionar incluso con las personas hablándole todo el camino hasta el estudio.

—Váyanse —murmuró apenas entendible y luego gritó—: ¡Váyanse! ¡Largo! ¡Fuera!

Entró a su cuarto azotando las puertas corredizas, se quedó un momento sosteniéndose de ellas mientras agarraba aire entre sus hiperventilaciones con llanto y algunos jadeos que querían ser gritos, volteó hacia la puerta del baño y corrió hacia él para desvestirse con apuro para meterse a la bañera donde pasó a restregarse el jabón con fuerza como si quisiera arrancarse la piel, pero lo único que quería era tratar de borrar el toque de las manos de esos hombres sobre su piel.

Siguió llorando fuerte tratando de limpiarse, pero si cerraba los ojos podía sentir que estaba de nuevo en ese lugar con ellos; emocionalmente estaba quebrada y no tenía a nadie a quien recurrir, estaba sola justo como en ese momento y por más que gritase, nadie iba a oírla igual que en ese momento. Al salir se puso su camisón de encaje blanco para dormir y vio la vela negra que recibió de la abuela de Mireya escondida en su cajón, la prendió y la puso en la encimera, pero no ocurría nada.

La joven no se encontraba bien, tenía mucha rabia y tristeza en esos momentos así que al ver que nada pasaba, se molestó aún más al grado de tirar las cosas de los muebles con tal de romperlas al mismo tiempo que gritaba con la suficiente fuerza como para hacer que las venas de su cuello se dilataran. Se quedó de pie en medio del cuarto tratando de calmarse cuando escuchó el revoloteo de las cortinas y volteó, tomó una bocanada de aire antes de hablar.

— ¿Rebecca?

—Hola, hermanita. —Le sonrió la chica rubia con pecas.

Injae no se lo podía creer y a los pocos instantes se desmayó.

Mientras tanto, Scott pasaba por el comedor de la casa donde vivía. Vio a Clarke sentado con una copa de vino mientras veía un video en el que se podían oír gritos, pero el pelirrojo ignoró su actividad.

—Sigues aquí, ¿no tienes casa propia? —Se quejó y luego de acordarse se mofó—. ¡Cierto! Los noticieros no te dejan ni entrar porque eres un acosador.

—Sí, bueno, tu pequeña zorra ya no podrá pavonearse más —expresó sonriendo abiertamente observando su celular.

— ¿Qué mierda has dicho? —Se acercó molesto.

Clarke se rio y reviró sus ojos.

—Fue una broma. ¿Por qué todos son tan delicados?

—No, es que tú eres un idiota depravado… —Escuchó más de cerca los gritos del video y prestó más atención—. ¿Qué demonios es eso?

Clarke volteó la pantalla del móvil sintiéndose acorralado así que lo sujetó fuerte y se levantó para irse rápido de ahí sin siquiera responderle, pero Scott le arrebató el aparato y el hombre no tardó en reclamarle. Scott lo ignoró para darle un vistazo a lo que veía y no habían pasado más de cinco segundos de que reprodujo el video cuando su semblante se endureció haciendo que sus dientes se presionaran entre ellos; azotó el móvil al comedor y sin aviso le soltó un puñetazo a Clarke que lo desequilibró, lo tomó del cuello de la camisa para enderezarlo y volverle a dar otro golpe antes de azotarlo a la pared donde siguió golpeándolo hasta querer hacerlo sangrar.

Andreas estaba llegando de casualidad con otros dos sujetos y en cuanto vio la escena le ordenó a Scott que soltara a Clarke, pero como no le hizo caso, ordenó a sus acompañantes que lo jalaran para separarlo. Mientras Scott forcejaba furioso para librarse, Andreas veía a Clarke limpiándose la sangre de su boca y escuchaba los insultos del joven.

— ¡Debí matarte aquella vez! ¡Eres un hijo de puta!

— ¿Qué mierda pasa? —Reclamó Andreas harto volteando hacia su hijo.

De reojo vio el móvil en la mesa y unas grietas en el vidrio, lo tomó y reprodujo un poco del video. A pesar de la clase de hombre que pudiera ser, quizá no era tan malo pues hasta él apretó su boca con cierto repudio al ver el contenido.

— ¡Te voy a matar, infeliz!

Andreas reinició el video manteniendo la calma y caminó hacia Scott que seguía jaloneándose para zafarse de los hombres.

—Todo este estúpido desastre por una mujer… —Inhaló hondo haciendo un ruido de fastidio—. Tú no harás nada, ¿está claro?

Scott estaba fúrico, no pensaba en otra cosa que no fuera en lo mucho que quería matar a Clarke Johnson en ese momento con sus propias manos y de la forma más dolorosa posible. Andreas veía que no tenía su atención y que tampoco tendría su obediencia, le levantó el mentón y apretó duro su rostro.

—Si yo digo que lo mates, lo matas —expresó gentil y sonriente, pero pronto cambió su expresión facial—. Si digo que no lo matarás entonces ¡no lo matas! ¡Yo decido quien muere y quien no! ¡Yo estoy a cargo!

Le soltó un golpe a Scott haciendo que casi se les fuera de las manos a los hombres, Andreas pidió que lo sujetaran fuerte y volvió a levantarle rostro.




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