Confesiones de una cazadora

Capítulo 156. [Canción]

[Escucha Play with fire - Sam Tinnesz ft. Yacht Money]

 

Injae le había ordenado al escuadrón secreto que investigara todo sobre los socios de la corporación Brizz, pero a un nivel mucho más extremista, «síganlos día y noche, quiero saber con quienes hablan, quienes son sus amantes, cuáles son sus trapos sucios y a quién recurren cuando lo joden» fueron sus palabras.

—También quiero que averigüen la nueva dirección de Clarke.

—Este trabajo no parece ser para cazar vampiros y lobos, ¿o sí? —Inquirió burlón el hombre fortachón.

El resto tenía sus dudas respecto a las nuevas órdenes y el giro que estaba dando el objetivo del escuadrón, pero se había mantenido callado sin opinar por su propia seguridad.

—Quien paga da las órdenes y quien cobra no pregunta, solo actúa. ¿Está claro?

El tiempo empezó a avanzar rápido y todos tenían sus propias tareas que cumplir, así como sus propios problemas y secretos que mantenían solo para sí mismos.

Los Redentors no solo se dedicaban a la vida sobrenatural, sino que también tenían asuntos mundanos dedicados al bajo mundo y todos los miembros eran parte de ellos aun cuando no les fueran de su agrado. Entre ellos estaba Scott, quien desde lo sucedido con Injae había empezado a entrenarse más duro y sin descanso para hacer mucho más letales sus ataques, los cuales usaba en peleas clandestinas que el mismo Andreas dirigía para hacer apuestas y otros negocios, en los cuales ganaba bastante bien ya que estafaba y sobornaba.

Yurim estaba en el sitio con mala cara ya que fue obligada a ir junto a Andreas y  otros Redentors, en los cuales iba incluida Sasha, la excazadora muda que vigiló el ataque demoniaco. Dicha mujer incomodaba a Yurim ya que solía verla de una manera extraña cada que se encontraban juntas en el mismo lugar; Yurim ignoraba a Sasha para concentrarse en su hermano, al que todos veían golpeando sin cesar hasta dejar semimuertos en el suelo a sus oponentes.

El réferi abrió las rejas para pasar y anunciar al ganador, alzó el brazo del joven pelirrojo que tenía el rostro rojo y lleno de sudor como de algunas pringas de sangre ajena mientras todos gritaban eufóricos su nombre. Yurim cruzó sus brazos y reviró sus ojos.

En el descanso que le dieron, Andreas felicitó con orgullo a su hijo y Yurim lo vio indiferente.

— ¿Ahora disfrutas dejar moribunda a la gente por dinero y fama?

—Lo que pasa es que tu hermano recordó quién y lo qué es —afirmó fastidiado volteando a verla—. En cambio, tú te has vuelto tan… blanda, ¿dónde quedó aquella Yurim que entrené? ¿Ah? ¿Por qué no vas ahí dentro y le dices que salga?

La pelinegra le mantuvo la mirada conteniendo su molestia al morder sus mejillas por dentro, luego soltó un suspiro.

— ¿Dejarás a Scott fuera de las peleas?

Andreas la miró intrigado, pasó su lengua de una mejilla a otra y dijo:

— ¿Quieres tomar su lugar?

Ella aceptó enseguida y Scott protestó, pero el hombre lo ignoró. A punto del siguiente round, Yurim se alistaba poniéndose las vendas en los nudillos cuando Scott la jaló del hombro.

— ¿Estás loca o que mierda te pasa?

Se quedaron viendo de cerca con molestia y ella endureció el semblante.

—Nuestras madres no serán la misma, pero seguimos siendo Evenson y esta es la mierda que somos y que siempre seremos.

Entró al ring cercado y todos hicieron burla porque era mujer, se quitó la sudadera gris que llevaba para quedarse en un sujetador deportivo de color negro con tirantes gruesos que cruzaban por su pechos haciendo que se vieran más pronunciados, cosa que no la incomodaba ni con los comentarios vulgares de los hombres en el lugar ya que el pudor y la vergüenza nunca habían sido su fuerte.

“¡Eso!” “¡Quítatela!”

Andreas veía cruzado de brazos con una mirada fría hasta que Scott se le acercó.

— ¿Por qué la dejaste entrar? —Reclamó molesto.

—Porque yo no entreno perdedores, mucho menos sin son mis hijos.

Yurim soltó el primer golpe fuerte a la cabeza.

Más tarde en su casa, Yurim estaba en la sala cenando un poco de espagueti frío cuando Scott apareció con una bolsa de hielo para su rostro.

—Esto luce como los viejos tiempos —comentó resoplando dándole la bolsa.

—Sí, tú con un labio roto y yo con un ojo morado.

Ambos se rieron, pero enseguida él se quejó por el dolor en su labio al estirarlo. Se sentaron juntos en el sofá para compartir el plato de espagueti que Yurim robó de la cocina a mitad de la noche.

— ¿Has visto a esa mujer rapada? La que es muda —mencionó de repente—. Creo que no le agrado, me mira como si fuera a clavarme un tenedor en los ojos siempre.

— ¿Recuerdas a Lorena King? —La miró sorprendido porque no lo hiciera.

— ¿Eso que tiene que ver?

— ¿Recuerdas su extraño acento australiano?, ¿del que muchos se burlaban? —Esperó que le respondiera, pero ella lo vio expectante—. Lo aprendió de su hermana mayor que sí era australiana, la cual fue expulsada por casi matar a los decanos por no hacer nada por la muerte de Lorena.

Yurim jugó con un hilo de pasta para ocultar su rostro avergonzado ante eso.

—Sasha perdió la lengua en un misión y a su regreso fue expulsada por atentar contra Sølvbyen —explicó serio y ella lo vio sin entender—. Yurim, Lorena King era su hermana y tú… la mataste.

Yurim alzó su vista y dejó entreabrir sus labios impactada.

Agosto 2028.

El tiempo siguió caminando cada vez más y más. Scott seguía entrenando fuerte contra otros Redentors y al mismo tiempo, Injae también entrenaba muy duro y sin parar hasta con sus propios cazadores al punto de herirlos sin culpa.

Después de entrenar con tres cazadores y que estos perdieran con fatalidad, ella bajó del ring con fastidio por su pésimo desempeño.




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