Confesiones de una cazadora

Capítulo 166. [Canción]

[Escucha la canción principal del libro Castle - Halsey]

Noviembre 2028.

Yohan llegó al instituto y buscó a Injae en el jardín.

—Es extraño verte aquí, ¿debo preocuparme? —Bromeó.

—Vine a ver mi escuadrón V23, te recuerdo que fui su mentor.

Injae se rio, siguiéndole el juego.

—Entonces supongo que Yurim no tiene nada que ver en tu visita. —Vio a Yohan revirando jocoso los ojos—. Ya sabía, has babeado por ella desde que te conozco.

Yohan trató de disimular una sonrisa, aclaró su garganta y se puso un poco serio.

—En realidad, vine a despedirme. —Injae le frunció el ceño—. El clan que formé con Stella quiere ir a un lugar más libre respecto a ser un sobrenatural. —Sonrió resignado y ella comprendió—. Volveremos a Estados Unidos y luego lo que diga el futuro.

Injae lo vio abatido porque iba a extrañarlo, ya que aunque no vivieran en la misma ciudad, siempre podía visitarlo viajando solo un par de horas.

— ¿Le has dicho a Yurim?

Él se calló sin verla, luego su voz se escuchó ansiosa.

— ¿Crees que piense que me estoy rindiendo con ella si me voy?

Injae sonrió con ternura y negó.

—Yurim Evenson te ama, Yohan —afirmó segura—. Podrás haberte enamorado primero, pero ella se enamoró más fuerte y lo puedo ver.

Yohan se cohibió un poco, pero su risa nerviosa lo delató un poco al mirarla pícaro.

— ¿Crees que sea algo de los Evenson?

— ¿De qué hablas?

—Tú te enamoraste primero de la zanahoria, pero él se enamoró más fuerte de ti y nunca se pondrá en duda eso.

— ¿No te ibas ya? —Le evadió la mirada y él se rio—. Por cierto, dile a Stella que cierta rubia asesina también se irá pronto.

— ¿Tú también lo notaste?

Ambos se rieron.

En la noche, Scott tocó al cuarto de Injae.

—Isobel se quedó dormida con Yurim.

—Yurim la adora, ¿cierto?

Scott asintió y luego empezó a caminar hacia ella, pero vacilando algo nervioso mientras ella lo veía sonriendo.

—Gracias por haber cuidado de Isobel cuando no estuve.

Ella asintió y él puso algo sobre el escritorio, entonces ella lo miró confundida.

—Una vez te dije que era tuyo y no lo devolvieras —mencionó serio.

— ¿Aún recuerdas eso? —Se sorprendió.

—Recuerdo cada momento en que has estado presente, en especial aquel en qué casi me ves desnudo en mi cuarto —comentó con gracia y ambos rieron.

—Creo que lo compensé, me viste desnuda más veces y en situaciones vergonzosas.

Volvieron a reírse aún más, incluso bromearon sobre aquellas veces, pero luego él se puso un poco más serio.

—La primera vez que te vi, estabas peleando con la camioneta de Vero bajo la lluvia, solo que no sabía quién eras en ese momento hasta que te vi en casa de Gerard —confesó sonriente.

Injae abrió grande sus ojos, impresionada por ese recuerdo y luego se rio algo.

—No olvidaré ese día, creí que eras un matón con ese tatuaje y tu actitud de chico malo —replicó burlona para molestarlo.

Se rieron leve, luego Injae se recargó junto a él en el escritorio y se quedaron viendo, pero entonces Scott se alejó tenso.

—Es tarde, debería… —Se detuvo nervioso al ver que ella le tomó la mano sobre la mesa.

Luego los nervios se fueron, se volvió como una sensación familiar y agradable. Scott la vio con ternura al acariciarle el rostro, ella se fue acercando a él mientras vacilaba nerviosa al verle sus labios.

— ¿Estás segura? —Preguntó en bajo.

Injae lo vio a sus ojos y asintió, tocándole el rostro.

—Sí…

Scott la besó despacio y ella sintió un poco de angustia, una que fue involuntaria por parte de los reflejos de su cuerpo, pero él fue lento y dulce, tomó su rostro con ambas manos mientras besaba con suavidad sin prisa alguna. Injae lo vio con la luz del ventanal cayendo en su cara y sintió un deseo más fuerte de besarlo, así que fue ella quién continuó, pero él la acercó a su cuerpo por inercia y ella se distanció temerosa cuando sintió la presión de sus manos en sus caderas.

—Lo siento, lo siento —dijo preocupado—. Dime cuál es el límite y lo respetaré.

Injae asintió agitada y se acercó de nuevo a él, tomándolo de las manos.

Diciembre 2028.

Injae le dio el pasaje de avión a las Bahamas a Hannah junto con otras cosas.

—Usa esto cuando viajes.

Hannah miró los documentos y se extrañó un poco, aunque lo tomó relajada ya que estaba acostumbrada a la actitud de La orden y de Injae.

—Usas mi viaje para una misión, qué lista.

—Así que hazlo bien.

—Yo también te aprecio —replicó sarcástica tomando los papeles—, tienes una forma peculiar de mostrar tu interés por alguien, ¿sabías?

—Cuídate, Hannah.

Hannah alzó la vista sorprendida y vio a Injae sonreírle.

Al mediodía, Hannah estaba en el aeropuerto con una peluca castaña de cabello largo y vistiendo una ropa muy similar a la que usaba Injae, entregó sus documentos para abordar y estos contenían el nombre de esta última; cuando llegó el momento, subió al avión con sus anteojos de sol.

—Bahamas, ahí te voy.

En la noche de ese día, Alec y el escuadrón V23 acompañaron a Injae en las camionetas a dar un pequeño “paseo”.

Dos autos se estacionaron cerca en la misma calle solitaria que era alumbrada por la lámpara de allí, al bajarse de cada uno, se encontraron sorpresivamente Edward Morris y Robert Parrish.

— ¿Qué diablos haces aquí? ¿Andreas te citó? —Reclamó Edward con apuro—. Ese desgraciado, ¿qué quiere ahora? —Empezó a decir para él mismo.

Robert veía con recelo que la calle lucía abandonada, ni siquiera las ratas de alcantarilla pasaban por ahí y eso le dio mala espina.

—Esto huele mal…

— ¿Crees que el desgraciado de Andreas nos tendió una trampa? —Alegó nervioso Edward.




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