Me pido perdón una y mil veces por aceptar lo inaceptable, por perdonar tus maltratos y adaptarme al dolor.
A mi, que me aferre a un mal amor e ignore las banderas rojas de la manipulación por mera costumbre.
Hoy en día busco mi propia redención por todas las veces que lloré y no me marché.
Por aquellas noches sin dormir mientras a mi lado tú descansabas plenamente sin importarte mi dolor.
Pero un día tomé el valor y sin mirar atrás me marché para trabajar en mí y realmente intentar ser feliz, para ser más fuerte y darme el valor que merezco y que en su momento perdí.