Prólogo

Prólogo 
Dylan 

"Que mierda de vida, esto si que es ser jodido" pensé puesto que ésta situación estaba que arde como el mismo infierno ¿Cómo demonios se supone que saldré de ésta? Mi mente estaba tan ocupada en una solución que no me di cuenta el momento en que mi hermana entro en mi recámara. 

-Harás un hueco en el piso, si no paras de caminar- dijo mi siempre comprensiva y cariñosa hermana. 

-Cállate y vete para poder pensar, Juliette- Dije abriendo la puerta de mi recámara. 

- Sabes que tienes opciones para salir de tu problema ¿verdad? Pero claro no quieres recibir ayuda porque te crees invencible-Inflo el pecho y se dio golpes como gorila. 

-No me creo invencible, ahora lárgate y déjame en paz- Pase mis manos por mi cabello, lo que hacía cuando la frustración se presentaba en mi-. Además, ni loco acepto su "pequeña condición" de mamá para darme un préstamo. 

-¿Por qué no?  

-¿¡Estas loca!?- Estalle-. Ni por un segundo me imagino casado, demonios, sabes que no me volveré a enamorar. Jamás. Nunca, y mucho menos casarme. 

-Si es por la zorra de Connie, es hora de sacar esa basura de tu sistema, hermanito- Dijo mientras sacudía sus manos como si tuvieran polvo. 

-No es por ella- Mire a Juliette que me daba esa miraba de " si claro, como no y yo soy la novia de Harry Potter"- Bueno, tal vez un poco, pero la verdad es que enamorarse es solo la mierda que te hace comprar flores y pañuelos y yo soy invencible ante esa publicidad. 

-Vaya que sabio- Dijo con sarcasmo.- Admítelo Dylan te aterra la sola idea de enamorarte. De que alguien, que no esas tu, controle tu corazón y te haga sentir... 

Realmente ya no la escuchaba desde que dijo "la sola idea de enamorarte" . Sería verdad ¿Me aterraba enamorarme? Desde que pasó lo de Connie, me sentía vacío, engañado, estúpido y usado. Evite volver a sentir algo fuerte por alguien, y demonios, fue más fácil de lo que pensé. 

Estar con bellas mujeres solo para divertirme y satisfacer mis instintos era muy fácil. Me he follado a muchas pero a ninguna le di sentimientos ni lo pienso hacer. 

- Entonces, ¿Que piensas hacer?- Aquella pregunta me saco de mis estúpidos pensamientos. Soy Dylan Dawn, el famoso cantante de la época, dueño de millones de corazones, capaz, inteligente y, estoy seguro como el infierno, que saldré de ésta. 

Russell  

Me desperté sudando frío, con el corazón a mil y un dolor que se convirtió en físico. Me levante con las manos temblando, con desorientación y una desesperación terrible que desgarraba mis entrañas. 

Corro directo al baño, me arrodillo frente a la taza de baño y vomito. Las arcadas son incontrolables. Siento que el líquido desgarra mi garganta. Las lágrimas corren libres por mis mejillas. 

El vómito termina, probablemente por mi estómago vacío. Pero las lágrimas , esas si no paran. Grito, grito y vuelvo a gritar hasta sentir que he lastimado mis cuerdas vocales. La puerta se abre y Charol llega hasta mi, me toma en brazos haciendo que me suba a su regazo. 

-Solo fue una pesadilla, Cariño, solamente un mal sueño- acaricia mi espalda mientras pequeños sollozos escapan de mi.- Estas a salvo, escúchame bien, Ross, estas a salvo. 

Cuando por fin me control del todo, Charol me lleva abrazada hasta el balcón, donde esta un sillón. Nos acostamos en él, yo recostada en el regazo de Charol mientras ella acaricia mi cabello. 

-¿Cómo te sientes?- Me cuestiona suavemente. 

-Mejor- Es verdad, estoy mejor. Observó el horizonte, el cielo todavía esta oscuro, no debe pasar de las 3 o 4 de la madrugada. Cierro los ojos y lo último que sé son las palabras de Charol "Estas a salvo". 

Los rayos del sol se deslizan lentamente por mi rostro provocado una sensación de confort. Abrazo a Charol más y esta me acaricia el cabello. 

-¿Café o chocolate? 

- Chocolate- le doy una sonrisa perezosa. 

Charol se levanta para preparar el chocolate. Yo me estiró como un gato y voy directo al baño, pero antes enciendo la música, una viejo radio, y la música inunda mi habitación. 

Cantó mientras termino mis actos de higiene. Entró a la ducha escuchando al conductor del programa anunciar más canciones. 

Al salir de la ducha escucho a Charol decirme que el chocolate esta listo. Saco una blusa blanca-azul, suéter blanco de lana y unos vaqueros negros. Me pongo unas bragas de algodón y el sostén, la blusa, los vaqueros y me miro al espejo 

Podrías ir solamente con eso. Me dice mi conciencia 

Calla, por favor. Observo el reflejo, soy delgada, pero el reflejo muestra una joven de cabello castaño oscuro, ojos azul, piel pálida, la blusa me abraza como una segunda piel y los vaqueros son los mas ajustados que tengo. 

Luces preciosa, tienes curvas, pechos y unas lindas piernas... Ve así.  

Sacudo mi cabezo y me pongo el suéter. Bajo a la cocina y me siento en el taburete de la barra. Charol me sirve una taza de rico chocolate y unas tostadas con mermelada de zarzamora. 

Oigo el claxon justo cuando acabo el desayuno. Alex. 

-Nos vemos luego, cariño 

-Hasta luego, Charol, te quiero. 

Salgo de mi casa y veo una furgoneta de Alex. Esta muy vieja, debería cambiarla. El pensamiento pasa de manera distraída.  

Subo cuando el me abre la puerta de copiloto. 

-Buenos días, princesa- Me saluda mientras me besa la mejilla cuando se sube a su asiento.  

-Deberías cambiar tu camioneta, está muy vieja, luce horrible.- Me mira como si me hubiera vuelto loca y me encojo de hombros. 

-¡¿Qué?! ¡¿Te has vuelto loca?!- se abraza al volante y le susurra mientras lo acaricia.- No la escuchas, preciosa, se volvió loca, no te cambiaría por nada. 

-No tienes el dinero para otra nueva, ¿verdad? 

-No, Ross, no tengo dinero.- Su voz es un poco dura, teñida de un poco de vergüenza y se sonroja. Al instante se arrepiento por sonar como una mala persona pero cuando trato de decir algo él me interrumpe- ¿Otra pesadilla?- Asiento - Ven, princesa, ven aquí.- Me toma de la cintura poniéndome en su regazo y me abraza. Leves lágrimas se escurren por mis mejillas mientras el solo me abraza. Me sostiene. Como "él" nunca lo hizo.