Confía en mi, Amor

Capítulo dos

Hartford, Connecticut. Noviembre 2012 

Russell  

Oh, Santa Claus. Mi rostro esta sonrojado, mi pulso disparado. Soy como un niño el cual la adrenalina le corre en las venas por tomar galletas sin permiso de sus padres.  

"Estaban rodeados y el pánico amenazaba con invadir sus cuerpos. 

Los monstruos gigantes tenían unas inmensas armaduras, resplandecientes ante cada relámpago que inundaban el cielo oscuro. 

En medio de ellos estaba aquella Diosa. Una que no era misericordiosa ni llena de amor. Aquella Diosa la quería muerta. ." 

-¿Me estás escuchando, Ross?  

-Lo... lo siento Alex ¿qué decías?  

-Qué lees que te tiene tan embobada que ni atención me pones, mujer. 

-Nada- . Respondí con un leve tartamudeo y la boca seca de los nervios. 

- A mi no me engañas, tu andas leyendo pornografía literaria. 

-¡Alex! Por supuesto que no. -Baje mi voz a un murmullo- . Pero es una batalla épica y me tiene muy nerviosa. 

-Batalla épica la que yo hago por llegar a tu corazón -Dijo con sonrisa picara y luego me guiño el ojo. 

Le di un codazo y se echo reír. Yo no le miro la gracia a hacerme sonrojar. 

-Calma, calma cariño, ya se que esperaras con ansias a que nos casemos. 

Alex y yo somos amigos desde que me defendió de ser atacada, claro le costo un tiempo que yo llegará a confiar en él, se que suena muy de libros pero es en las situaciones difíciles donde conoces a tus verdaderos amigos. Y también esta mi otra amiga que a Alex le gusta, bueno... Solo son suposiciones muy creíbles, aunque a veces le gusta molestarme con cosas como "si, somos novios" si le pregunta, "¿Qué le ves a mi novia? Imbécil" si algún chico, no aprobado por el, me queda mirando, "Mmm, que sexy te ves" y hablando de sexo, cosa que me sonroja, y eso le encanta, él vive para hacerme sonrojar. 

-Alex, estamos en una biblioteca así que guarda compostura y silencio. Por favor. 

Y como siempre el universo me quiere llevar la contraria. De repente entra mi amiga a la biblioteca directo hacía nosotros. 

-¡Ah! ¡Dios que emoción! ¡Que emoción! ¡Me muero! ¡Oh, mi Dios, esto es mi sueño hecho realidad! ¡Yeah estoy feliz! ¡Feliz! 

-Andy, guarda silencio, por favor-Susurre a mi otra mejor amiga. 

Gracias, universo, siempre te llevaré en mi corazón. 

-¿Cómo quieres que me calle si me acabo de enterar de la mejor noticia del mundo? 

-Solo cálmate o nos echarán, preciosa.- Dijo Alex en el oído de Andy, provocando que ésta respingara y se quedara quieta. 

-Alex tiene razón, tranquilízate, Andy y explícanos que te tiene tan feliz. 

-¡ANOTHER SPACE! Vendrán a la cuidad ¿no es increíble? 

-Crip... Crip... Crip... a nadie le interesa.- Alex hablo en voz cantarina. Casi me rio con el comentario pero pongo mi mano sobre mi boca para disimular mi sonrisa. 

-Ay, cállate, hablo con Ross no contigo. Hazme un favor y piérdete. 

-Hazme un favor y sal conmigo. 

-Pesado 

-Guapa  

-Uy, te odio 

-Nah, mentirosa, me amas 

-Aún no entiende de que va ese nombrecillo.-Dije más para mi que para la loca fanática que tengo cerca. 

-Pero ¿Qué dices Russell Smith Jeans? ¿Qué te ha hecho Another Space para que pienses así? Dios mío llévame a mi pero regrésame a mi amiga.- Movía las manos dramáticamente y fingió desmayarse en los brazos de Alex. 

-No puedo creer que le hagas daño a tu amiga, eres un monstruo.- Dijo Alex con fingida indignación. 

-Vale, esta bien, su nombre es genial. 

-¡Lo sabia!- Se separo de los brazos de mi amigo.- Ahora a lo que vine, redoble de tambores... 

Alex fingió los redobles de tambores. 

-Ellos llegarán a la cuidad y estaremos en la primer fila, en los mejores asientos y con pases a camerinos.-Dio saltitos mientras chillaba.- Alégrense gente. 

-Espera, cuando dices nosotros ¿A quien te refieres? 

-Pues obviamente que a Ross y a mi, a claro también tu. 

-Vaya, agradezco su generosidad Alteza. 

- Cállate, bueno tenemos que organizar la ropa, el maquillaje, el auto... 

Bueno... eso de ir a conciertos no es lo mío.  

Aburrida 

Cállate. Aunque sinceramente me gustan y no es por nada pero el vocalista canta hermoso. Pero apretarme con otras locas fans, bueno eso no me agrada.  

Después de mas de una hora del discurso de Andy, continúe haciendo la tarea. Alex nos ofreció ir por un helado y, como Andy ama comer, la rubia me obligó a aceptar. 

Llegamos a nuestra heladería habitual. Al entrar Alex fue directo a la mesa donde están algunos del equipo de Fútbol y, creo ver, alguno de natación. Mientras yo arrastro a mi amiga a la mesa de la esquina. 

- Entonces, ¿Qué vas a ponerte para el concierto?- Su chillido bien pudo dejarme sorda. 

- Para empezar falta más de un mes, para terminar unos vaqueros y un suéter de lana, fin. 

- No, no, no y ¡Diablos que no! Yo te vestiré -Inflo un pecho de orgulloso- Te dejare tan guapa que terminarás enamorando a algún miembro de la banda.- No tuve tiempo de responder ya que Alex y un chico venia hacía nosotras. 

-¿De qué quieres tu helado, preciosa?- Pregunto Logan Miller, el capitán del equipo de futbol de la Universidad, ya que el se había autoproclamado él que ordenara los helados. 

Supuse que le preguntaba a Andy, era más que obvio. Andrea Freeman, capitana de porristas, la chica más popular de nuestro Instituto, una chica guapa con su hermoso cabello rubio y sus ojos verdes esmeralda, en fin todo una belleza en toda la extensión de la palabra además de una pizca de loca. Qué mas puedo decir, es mi mejor amiga.  

Logan esperaba una respuesta y al ver a Andy , ella me indico en la dirección de Logan. Madre del cordero, era a mi a quien le preguntó. 

-Mmm... ah... ¡vainilla!.-  ¿vainilla? ¿Enserio? ¿No se te ocurrió nada mejor? Pero a ti te encanta el de fresa natural con chocolate encima y coco rallado como complemento. Me regaño mi conciencia. 

No había dicho que aquí mi conciencia le encanta meterse en mi vida. 

Bueno si no lo hago yo ¿Quién? Dime ¿Quién te llevaría por camino correcto? 

Me aconsejaste que me escapara de casa para buscar un chico "ardiente" y poner vivir la vida loca. 

Ay, que resentida eres

Calla, no, mejor dime que le digo para no parecer tonta. 

Fácil, sólo se tú... 

- Tráele uno de fresa natural con chocolate encima y coco rallado como complemento y a mi uno igual.- Alex me conoce tan bien que el pedido le sale tan natural como respirar, ni siquiera despego la mira del teléfono. 

-Vale, ahora los traigo- contesto Logan un poco desconcertado con la respuesta. Retirándose para al mostrador, Andy lo acompaño porque según ella "Esos no hacen nada bien y no lo harán como yo quiero" comento refiriéndose a los empleados de la heladería. 

-Gracias.- Comente una vez que quedamos solo Alex y yo. 

- Sabes, ya es momento en que por fin hagamos algo con esa fobia que tienes con los del sexo opuesto.- Comento en respuesta, suspirando. Guardo su teléfono y me miro a los ojos. 

- ¡No es fobia! Simplemente es un leve problema de socialización.- Vale, estoy a la defensiva, pero para mi defensa, yo... bueno... 

Tomando mi mano, Alex dijo con voz suave - Cariño, ya es hora de dejar el pasado atrás y superar ese obstáculo, ¿acaso no quieres dejar de sobresaltarte por todos? Tienes que superar esto y yo, tu gran, valiente, generoso y leal amigo, te va ayudar a lograrlo. 

- Gracias y tienes razón, ya es momento de dejar el miedo atrás. 

- Así se habla, cariño.- Se inclina hacia mi con el fin de abrazarme pero el grito de Andy nos distrae del abrazo. 

- ¡¿Cómo es que no tiene más maní?! 

Miro a mi amiga, ella realmente es dramática. Alex pasa el brazo por mis hombros y me aprieta ligeramente contra el. Su olor inundado mis fosas nasales. ¡Ah, menta y un ligero olor a madera! Un pequeño golpe en la mesa me devuelve de mi lugar feliz. Logan ha puesto los helados frente a nosotros. 

Rápidamente tomo el mío, comienzo a degustarlo y suelto uno que otro ruido de satisfacción, una risita me recuerda que tengo compañía. 

- ¿Qué? -Todos en la mesa me miran con una sonrisa. 

- Disfrutas tu helado con gran entusiasmo, te ves adorable. - El comentario de Logan me saca un tímida sonrisa. En cambio el de Alex logra un sonrojo que parece permanente. 

- ¿Adorable? Dirás Sexy. Parecía que en cualquier momento tendría un orgasmo. 

-Un ¿qué? -Mi desconcierto sorprendente un poco a mis tres acompañantes -¿Qué es un orgasmo? 

- Nada, tu olvídate de esa palabra, es mala. Solo los impuros la utilizan - Por su repuesta, entiendo que es algo de lo que Alex no hablara antes de mis 30 años. 

-Bueno... un orgasmo es como... fuegos artificiales... bombas... metralletas... ¿sentirse en el aire?. - Logan trata de explicarme a pesar de la mirada de muerte de Alex y las risas socarronas de Andy. 

No lo tengo claro pero llego a la única  conclusión lógica entre el torrente de palabras de Logan. 

-¿Los orgasmos son drogas con las que pierdes la lucidez? 

Andy ríe, Alex igual y Logan enrojece ante su, probablemente, ineptitud para explicarme. 

Terminamos los helados dejando atrás el tema de los "orgasmos-drogas". Cuando hemos acabado todos, Alex toma me mano y, ya habiéndonos despedido de los otros, nos dirigimos su furgoneta. 

A veces parecen pareja. 

¿Que? Claro que no. 

Como tu digas. 

Con un leve ceño fruncido subo a la furgoneta. Alex enciende el auto mientras yo escarbo en la pila de discos. Encuentro un cd que parece una recopilación. La curiosidad gana y lo pongo casi inmediatamente una canción de Another Space se reproduce. 

-Y mis alas he podido liberar, dejándote en el pasado— canto, porque realmente he llegado a aprender la letra de tanto que cierta rubia las canta, además por consejo de mi último psicólogo tener un pasatiempo ayuda a controlar un poco la ansiedad, pero solo lo hago con mis personas de confianza, sonrió, eso sonó tan de mafia — Y las promesas hechas se han ido. Al igual que en sus días tu lo hiciste.  
No te escudes en alegrías del pasado. No lo hagas.  
No eres el ángel que creí. No eres quién me salvará de este infierno. No lo eres. 

Llegamos a la casa en donde vivimos Charol y yo. Bajo de la furgoneta y Alex viene detrás de mi. Al entrar me doy cuenta de que Charol no está, recuerdo que hablo sobre una junta con el alcalde.  

-¿Quieres acompañarme a cenar? 

-¿Vas a cocinar tu?- Asiento- Entonces me quedo. 

Y con estas palabras nos dirigimos a la cocina, mientras me pongo a hacer la cena Alex pone la mesa. 

Dejo la carne cociendo y me dirijo a la sala donde deje mi mochila desgastada. Busco, busco y vuelvo a buscar. ¡No encuentro el libro que me presto Ana! 

-¿Qué buscas?- Salto ante la voz de Alex. 

- Mi libro-. Digo como si eso explicara mi desesperada búsqueda. Entonces me di cuenta que mi supuesto amigo, no hace ademán de ayudarme a buscarlo. 

Uy, el lo tiene, el lo tiene. Caso cerrado juez, larguémonos a comer donas . 

¿Dónde está ?- lo señalo con un dedo acusatorio. El se hace el loco dirigiendo una mirada incrédula. Bueno llámenme loca pero lo conozco y se que el lo tomo. 

- Lo vuelvo a repetir ¿Dónde has dejado mi libro?- El suspira y finalmente se rinde ante mi acusación. 

-Ahora mismo, seguro causando un infarto en alguna señora, ese libro contiene violencia y probablemente temas no aptos para ti -Se encoje de hombros- Lo deje en la sección de clásicos. 

Lo miro con ojos abierto, esto ya es demasiado, se mete constantemente en toda mi vida. Exploto. 

-¡No tienes derecho a manejar mi vida! 

El hace el intento de excusarse pero no lo dejo hablar, todavía no he terminado con él. 

-¡Tengo diecinueve años! ¡Diecinueve! Tengo derecho hacer lo que yo crea conveniente para mi. Ustedes solo tienen derecho a darme consejos, depende de mi decidir que hacer. -Estoy muy molesta. Alex, Andy e incluso Charol que creen que necesito una niñera a tiempo completo- ¡No necesito ningún niñera! 

Cuando acabo de hablar el silencio se instala pero se ve abruptamente interrumpido por el sonido de una puerta abriéndose rudamente y cerrándose estrepitosamente.  

Caigo sobre mi trasero, con los ojos abiertos del horror, me asustan los sonidos brusco como este. Me recuerda cosas malas.  

Alex inmediatamente esta a mi lado. "Tranquila, no es nada, estamos a salvo" sus susurros apenas llegan a mi, estoy demasiado lejos mentalmente, y no es hasta que Nina llega hasta la sala que mi cuerpo poco a poco deja la tensión. 

Caigo en la cuenta que demostré una vez más que necesito ayuda. Quiero llorar y gritar, pero noto como Nina esta dando vueltas por la sala, soltando maldiciones y pequeños sollozos. 

-Nos correrán, en un mes nos echarán. 

-¿De qué hablas pequeña?- Alex me ayuda a levantarme y me tiene abrazada, no me suelta lo cuál agradezco. Pero lo que más agradezco es que no escuche el "Te lo dije" ni me hace ver que el tiene razón en cuidarme. 

-¡Mi casa!- Grita Nina y rompe en sollozos, me se paro de Alex para abrazarla. Nos sentamos en el sofá mientras ella llora en mis brazos. 

Veo entrar a Charol que se para al contemplar la escena, luego se retira a la cocina. Charol, creyendo que el té soluciona todo. 

El té no soluciona nada, pero lo prepara muy bien. 

Nina termina de llorar al mismo tiempo que Charol entra con una bandeja con té y pastelitos. Nos sirve a todos y bebemos en silencio. Esperamos hasta que Nina este preparada para explicarnos lo sucedido.  

-Daniela ha hecho que el banco embargará la casa-Empieza a contar Nina.-  Si no solucionamos el problema en menos de un mes nos echarán de casa y me duele ¡Me duele perder lo poco que me queda de mi padre! La perra de Daniela  se aprovecha que mi madre está enferma para que le firmará un papel y pudiera hipotecar la casa o no se que hizo. 

Nina rompe a llorar, esto le debe doler más de lo que imagino. Ella es una pequeña pelinegra muy ruda y atrevida, verla llorar es algo tan poco común como mis citas amorosas. La abrazo con más fuerza. 

Nina Wood es lo que todos llamarían "chica rebelde". Y, a pesar de la diferencia de edades, ella con diecisiete y yo con diecinueve, somos grandes amigas. Nuestro lazo es muy profundo y me alegro ser la persona en la que piense para desahogarse. Me gusta que confié en mí. Lo que no me gusta es verla sufrir. La conozco desde hace tres años y se que su vida no ha sido nada fácil pero también se que es muy fuerte más de lo que aparenta. 

- No sigas, cariño. Ahora estas agotada, mejor seguimos con esta plática mañana, cuando estés tranquila juntos encontraremos la solución.- Por si no lo dije antes, Charol realmente es un ángel. 

Exacto, un ángel, igualita a mí. 

Con estas palabras, Charol llevo a Nina rumbo a las escaleras, sabía que la llevaría al cuarto de invitados y no se iría hasta que Nina estuviera completamente dormida.  

La casa era algo grande: tres habitaciones, dos baños, sala, cocina, comedor, pequeña biblioteca (mi rincón privado) , un jardín trasero y el ático. Por tanto podríamos tener un invitado.  

-Supongo que esa mente ya esta buscando la forma de ayudarla.- Sonreí ante las palabras de Alex. 

-No es necesario buscar mucho, es simple.- Ambos nos miramos, sabíamos que solo existía una persona que podía ayudarnos lo mejor posible. Alex dejo de sonreír y puso el ceño fruncido. 

-¿Qué crees que podrá hacer por ella? 

Sabía que Michael lograría llegar a un acuerdo, por supuesto se le tendría que pagar al banco pero eso ya lo vería más adelante. Tendría que utilizar lo que me dejo mi madre. Dinero, cosa indispensable pero no lo más importante. Lo que me recordaba. 

-Alex, debes llegar a tu nena al taller.- Mi amigo sonrió con mis palabras -Hablo en serio, tendrás un accidente si lo haces que la chequen. 

Rodando los ojos me contesto:- Vale yo la llevo al taller pero iremos a una fiesta el sábado.- Y con esto se levanto, me dio un beso en la frente y se fue llevando en sus manos un recipiente que no se de donde saco, dejándome así sin la posibilidad de protestar. A veces realmente me molestaba su actitud tan confiada. 

Me dirigí a la cocina empecé a guardar la comida que estaba cocinando, con todo lo ocurrido ni siquiera pudimos cenar. Sonreí al ver que la comida ya no estaba completa eso quería decir que en algún momento Charol guardo un poco para que Alex que la llevará de ahí el por qué del recipiente. Realmente empezaba a creer que Charol era alguna especie de mago o tenía telepatía o predecía el futuro. 

O simplemente es muy observadora y sabia. 

Esa es la mejor posibilidad. Subí a mi habitación y una vez ahí empecé a cambiarme al pijama. Una suéter grande y una chándal. Cogí un libro y me fui directo al balcón. Los miserables y yo nos quedaríamos ahí hasta que el sueño casi llegara y luego me iría a mi cama. O quizás me quedaría dormida en el balcón. 


 




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