Confía en Mí

Volví a mirar a Lilian con tristeza, ella dejo el almohadón que tenía sobre su regazo.

—Ni siquiera podemos decidir ¿Lo entiendes? —dije con enojo tirándome hacia la cabecera de mi cama.

—No entiendo porque ellos decidieron eso sin siquiera preguntarles —ella se tiro a mi lado— suficiente fue con lo de su “noviazgo”

—Estoy segura que mis abuelos y sus abuelos están detrás de todo esto —afirme con seguridad.

Lilian se quedó conmigo toda la noche hasta la mañana siguiente.

Bajamos y ya teníamos el desayuno listo, mis padres ya habían desayunado antes algo que me llamo la atención ya que solíamos hacerlo juntos.

Mire el reloj de mano y abrí mis ojos grandes, hasta que la bocina fue la que hizo que tomara todas mis cosas rápidos.

Sali de la casa y vi el auto de Emeric, me subí en el asiento del copiloto y Lilian se subió atrás.

—En este auto no sube nadie más que yo —el tenía puesto sus lentes de sol— solo hago excepción contigo porque me obligan a hacerlo.

Puse mis ojos en blanco y miré hacia atrás, Lillian tenia la misma cara que yo.

—Lilian no ensuciara tu lujoso auto —dije de manera despectiva.

El acelero provocando que me fuese hacia atrás chocando mi espalda con el asiento.

Al parecer no era la única que estaba de mal humor pero yo no tenía la culpa.

Nos detuvimos en el estacionamiento del instituto y siempre haciendo lo mismo.

El me tomo de la mano si no fuese porque yo tomaba su mano el ni se molestaría en tomar con fuerza mi mano.

Pero ahora costaba más sonreír ante las miradas de todos. Quizás porque estaba al lado de una persona que no sentía nada por mi y yo tampoco por el.

Solté su mano y me acerqué al grupo de mis amigas que conversaban animadamente.

—¿Qué paso? ¿Acaso vinieron juntas en el auto de Emeric? —pregunto Ivonne mirándome a mi y luego a Lilian— Pijamada y no me invitaron.

—No exageres fue porque Elise necesitaba hablar —dijo Lilian cruzándose de brazos.

Seguimos caminando juntas sentía la presión en mis hombros por todo lo que podía llegar a ocurrir.

—No le digas sobre el compromiso —dije de repente mirando a mi mejor amiga.

—¿COMPROMISO? —exclamo Ivonne a mi lado.

Lilian miro a Ivonne de reojo y yo solo cerré mis ojos.

—¡Cállate! ¡Cierra la boca Ivonne! —intentó callarla Lilian, pero Ivonne era una perra.

Entramos al salón otra vez fingiendo con Emeric que éramos los novios mas felices y perfectos.

Salimos y nos dirigimos hacia la cafetería, de repente todos nos empezaron a mirar. Por primera vez aprete la mano de Emeric el me miro por unos segundos y luego me soltó, avanzando hacia donde estaban sus amigos.

¿Por qué todos nos miraban asi?

—¿Así que te casaras con Emeric Fortier? —pregunto Becca una del grupo de “amigas”.

Abrí mis ojos en grande al oír su pregunta tragué saliva y con mi mirada a Lilian.

Pero otro grupete se acercó a mi rodeándome como si fuese famosa.

—¿Tan jóvenes se quieren casar?

—¿Y quién se quedará con la empresa de sus padres? ¿Van a compartir?

¿Pero a ellos que les importaba sobre nuestra vida?

—¿Se aman tanto por eso se casarán verdad? —mire hacia la persona que había dicho eso y era una de las niñas de primer año.

Sali como pude de la cafetería hasta que sentí que alguien me tomo del brazo.

—¡Oye! —dije viendo que era Emeric sin lentes mirándome con el ceño fruncido.

Pase mi mano del lugar que me había tomado, había apretado con mucha fuerza. ¿Qué se pensaba ese tipejo?

—¡¿Por qué le dijiste a todo el mundo sobre el compromiso?! —exclamo enojado.

—¡No dije nada! —dije cruzándome de brazos.

—¡¿Y cómo carajos van a saber todos ellos?! ¡Eres una imbécil! ¿Acaso piensas que yo quiero casarme? ¿Contigo? —dijo de manera como si fuese lo peor del mundo.

Sentí un nudo en mi garganta y aprete mis puños.

—¡Yo tampoco quiero casarme contigo! ¡Prefiero estar muerta a eso! Sería el peor error que pudiese cometer —me alejé de allí dejándolo atrás.

Seguí caminando hasta llegar al pasillo desolado y salir por la puerta de emergencia.

Quería estar sola y llorar sin que nadie me viese.

—Eso dolió… ¿Cómo permites que ese sujeto te trate asi? Si hubiese sido tu andaría con un ojo morado —dijo una voz haciéndome sobresaltar.

Me gire limpiando mis lagrimas rápidamente.

—¿Escuchaste? —pregunte mirando a Marion.

Ella soltó el humo y sonrío, mire mejor y lo que tenía en su mano no era un cigarrillo.

—Lo suficiente para saber que ese descerebrado es un tipo sin sentimientos y corazón —yo asentí y bajé mi cabeza— no te sientas mal por llorar.

Me reí ante su comentario, pero no volví a llorar, respire aguantando otra vez esas ganas.

—No sucede nada estoy bien… solo sé que debo hacer algo al respecto —dije afirmando y mirando a Marion que ahora me miraba confusa.

Volví a entrar y caminé por los pasillos decidida. Tome mi teléfono y llame al chofer de mi abuela.

Solo bastaron unos minutos para que el coche color negro estuviese parado en frente de la institución.

—Hola Relis —dije saludando al hombre de bigotes.

—Buenos días, señorita Fontaine —dijo el abriéndome la puerta.

—Dime Elise no tengo problema con eso.

—Su abuela me dijo que tengo que tratarla de señorita —me reí ante su simpatía y como hablaba de mi abuela.

El camino a casa de mis abuelos fue de unos minutos ya que vivían en un barrio prestigioso.

La gran casa lujosa de mis abuelos estaba en frente mío.

—Señora Regine su nieta —dijo el mayordomo de la abuela.

Entre en la sala de estilo colonial y que tenía una gran chimenea.

—¡Oh mi nieta querida! ¡Mi Elise! —dijo ella acercándose a mi con los brazos abiertos.

Abrace a mi abuela sintiendo su perfume aroma a Jazmines.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.