Confía en Mí

21°

Los adultos empezaron a retirarse y de a poco empezaron a llegar algunos chicos del instituto. La música cambio y empezó la fiesta que no se asemejaba para nada a la de Emeric ya que había menos personas.

Camine hasta salir al patio donde se encontraban los demás hasta que mis ojos quedaron en el grupo de motos que se estaciono afuera.

—¿Tú los invitaste? —pregunto Lilian mirando a Marion.

—Si además tú sabes quienes son —Marion me miro a mi que yo parpadee.

Asentí algo confundida porque no recordaba a esas personas hasta que llegué a la puerta y en frente mío apareció aquel muchacho de cabello algo largo y ojos claros.

—Bastien —dije con una sonrisa.

—¡Feliz cumpleaños Elise! —el extendió su mano.

Tomé la bolsa y sonreí, me dirigí hacia la cocina donde casi no había nadie. Saque lo que había dentro de la bolsa.

—¡Wow! ¡Bastien esta preciosa! No te hubieras molestado —dije mirando la chaqueta con brillos.

Me la puse con su ayuda y me miré en el espejo que estaba la salir de la cocina.

La chaqueta negra estaba divina y me quedaba genial.

—¡Gracias! —dije mirándolo con una sonrisa.

—Elise… —una tercera persona apareció.

Mire a Emeric que me miro y luego miro a Bastien que estaba de pie a mi lado.

—¿Conoces a este sujeto? —dijo el mirando con desagrado a Bastien.

Mi sonrisa se borró y levante una ceja.

—No sabía que te juntaba con esta clase de personas —abrí mis ojos sorprendida al ver como había tratado a Bastien.

—Eres el pijo que se enojó por que le hicieron un rayón a su maldito auto lujoso —Bastien avanzo a hacia él.

—Vete de aquí no tienes nada que hacer en este sitio —los dos se miraron desafiándose con la mirada.

No estaba entendiendo nada de lo que estaba ocurriendo y se estaban peleando en frente mío.

—¡Oigan! ¿Qué les pasa? —dije interponiéndome entre los dos.

—¡Este tipo vende droga! —exclamo Emeric empujando a Bastien— no te le acerques…

—¡A mi no me toques! —Bastien lo empujo.

Y ahí fue donde vi que los demás entraron al ver la escena.

¿Bastien vendiendo droga? No iba a permitir que golpeara a Emeric y mucho menos que lo agrediera en mi propia casa.

—¡Vete Bastien! —exclame al ver que otra vez quería golpear a Emeric.

Bastien se giró para mirarme confundido.

—¡Elise! Déjame explicarte —dijo el volviendo a mi.

—No te le acerques —Emeric apareció otra vez a mi lado.

—Vete Bastien…

—¿Le harás caso a este imbécil? Pensé que eras distinta a estos niños pijos —exclamo el con molestia.

Fruncí el ceño y avance a el para mirarlo con mis ojos llorosos.

—Emeric es mi novio… y no voy a permitir que lo golpees ¡En mi propia casa! —dije lo último gritando con molestia.

Bastien tenía sus ojos brillosos, pero no dijo nada solo miro con enojo a Emeric para luego salir de mi casa.

Levante la cabeza encontrándome con mis amigos.

—Elise… —dijo Marion pero negué con mi cabeza.

—Quiero estar un momento a solas… si me disculpan —me gire para salir al pequeño jardín que había del otro lado de la casa.

Camine para tomar asiento en el banquillo de piedra, la noche y las estrellas estaban sobre mi.

<< Estoy cansada >>

Eran tantas cosas que debía procesar en mi mente pero solo quería ese momento en paz.

—Creo que no es el mejor momento —su voz me hizo sobresaltar.

Me limpie las lágrimas rápidamente y mire a Emeric que apareció.

—Lo siento… no debí comportarme asi —dijo el tomando asiento a mi lado.

—Está bien —volví a tomar aire y suspiré.

—No sé si sea el mejor momento —él se giró y tenía una caja mediana en sus manos.

Levante una de mis cejas, y los demás aparecieron de repente. Incluyendo mis padres que ya estaban con ropa más cómoda.

—Les dije que no aparecieran —murmuro el con molestia al ver a lo lejos el grupo de personas que nos observaban— este regalo es para ti… espero que… solo ábrelo.

Abrí la caja, sintiendo mi corazon latir con rapidez hasta que mis ojos se encontraron con una pequeña cosita peludita de color blanco.

—¡OH DIOS MIO! —exclame tomando al perrito entre mis manos— no lo puedo creer… ¡Oh Emeric!

Mire al pequeño pompocito de pelos entre mis manos, otra vez mis ojos se llenaron de lágrimas pero esta vez de emoción.

—Eran dos no los pude separar así que el otro lo daré en adopción —dijo el como si fuese algo irrelevante.

Dejé por un momento al perrito en la cajita y me acerqué a él para pasar mis brazos alrededor de su cuello.

El inesperadamente me abrazo de la misma manera.

Quizás no había sido un cumpleaños como que esperaba, pero esos detalles me bastaron para completar mi noche.




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