Confía en Mí

30°

Tome mi bolso de mano que me extendió mama que tenía una sonrisa en su rostro.

—Los extrañaremos —dijo mama apoyando una de sus manos sobre mi mejilla.

—Serán cuatro días —dije sonriendo.

Su teléfono sonó y ella se apartó para responder, mire hacia donde miraba Natacha, Emeric se acercaba a nosotras con sus lentes y su look que lo hacía lucir más atractivo de lo que era.

<< Concéntrate Elise >>

—Tengan cuidado pienso que Sabine tenía razón con enviar con ustedes a Stuart —dijo ella sonriendo con timidez.

Emeric soltó un suspiro y metió las manos en sus bolsillos.

—No nos sucederá nada en un patético viaje escolar —dijo el con desgano.

Mama se volvió a nosotros y su rostro había cambiado, ahora lucia más nerviosa y preocupada.

—¿Sucede algo mama? —mama miro a Natacha y luego a mi negando con su cabeza.

—Hola Señora Fontaine —saludo Marion— señora Fortier.

—Sabine y Natacha —saludo Lilian también que estaba demasiado sonriente.

—Queridas —saludo mama— bueno es mejor que suban tengan cuidado.

Mis amigas asintieron y subieron primero al autobús.

—Emeric cuida a mi hija —dijo mama mirando a Emeric.

El asintió sonriendo débilmente.

—¡Pensé que no subirían más! —exclamo Alban que estaba sentado en los primeros asientos.

Detrás del asiento de Alban estaba Simon también mirándonos sonrientes. A nosotros nos había tocado los primeros asientos que eran los más cómodos.

Mas atrás se encontraban los chicos del equipo que ya venían acompañados de música, y del otro lado del pasillo los profesores.

Que para mantener su privacidad unas cortinas los separaban del resto.

—¡Fortier! ¡Te reservamos un asiento! —exclamo Marius uno de los del equipo.

Lilian se sentó junto a Simon, y Marion al lado de Alban. Solo quedaban dos asientos vacíos.

Mire a Emeric con una sonrisa ya que no iba a obligarlo a sentarse conmigo. Sabía que existía la posibilidad que se fuera con ellos.

—Ya tengo un asiento —dijo el dando la vuelta.

Él se sentó a mi lado en el asiento vacío. Todos empezaron a silbar y algunos que otros aplausos.

—¡Lo perdimos! ¡Lo perdimos! —exclamaron del fondo entre risas.

Sentí mis mejillas encenderse, miré hacia la ventana y como el autobús se alejaba de la estación.

—¿Quieres que guarde tu bolso aquí? —dijo Emeric que señalaba el sitio arriba de nuestras cabezas.

Por un momento me perdí en su belleza y esa camiseta que hacía resaltar más los músculos de sus brazos y pecho.

<< Deja de babear Elise >>

Parpadeé varias veces y extendí mi bolso a Emeric que sonrió disimuladamente. Se había percatado de mi momento de desconexión con la realidad.

El acomodo el bolso y tomo asiento reclinando un poco hacia atrás.

—¡Oye! —exclamo Alban.

—Muévete imbécil que quiero descansar —respondió el sin mucha importancia.

—Lo que digas señorito Fortier —Emeric se reincorporo y lo miro.

—No vuelvas a decirme señorito porque te arrepentirás.

Alban abrió sus ojos y abrazo por la cintura a Marion que llevaba sus auriculares puestos.

—Defiéndeme amorcito ese ser quiere golpearme —dijo Alban con dramatismo.

—Jodete no limpiare tu trasero imbécil —respondió Marion y luego miro a Emeric— y menos ensuciare mis manos tocando a ese animal.

Me empecé a reír porque su escenita me daba gracia. Mire hacia Lilian que estaba en los asientos de enfrente.

Mi amiga iba con su cabeza recostada sobre el hombro de Simon.

—¿No matarías por mi? —dijo Alban de nuevo.

—No mataré y mucho menos moriré por amor —Marion sonrió orgullosa a lo que Alban dejo de sonreír— a menos que sea un amor…

—Yo se que me amas y puedo demostrártelo de muchas maneras —dijo el moviendo sus cejas de arriba abajo.

Marion aparto su rostro poniendo sus ojos en blanco.

Morir por amor…

¿Quién haría algo así? Mire a Emeric que ya no prestaba atención a las dos personas detrás de nosotros.

Solo tenía sus lentes puestos y sus brazos cruzados sobre su pecho.

¿Sería capaz de morir por el?

<< Eres capaz de hacer por el lo que sea >>

Y la pregunta era mas que obvia, otra vez me perdía en su belleza como si aquel perfil hubiese sido tallado por los mismísimos dioses.

—Me pregunto ¿Qué es lo que miras tanto? —el bajo un poco sus lentes y sonrió.

Abrí mis ojos sorprendida y otra vez sentía el calor esparcirse por todo mi rostro. Volví la mirada hacia la ventana y el paisaje que se reflejaba del otro lado.

Mi teléfono vibro y salía la notificación de que tenía que hacer los papeles que papa me había pedido.

—Lo olvide —murmure cerrando mis ojos.

La empresa era una responsabilidad como todo lo que tenía que ver con ella y nosotros poco a poco íbamos involucrándonos.

La empresa era la encargada de proveer a las marcas más importantes de la moda sus telas. Y esa era la gran fama que había detrás de todo.

Cada diseñador de modas importantes también era destacado por los recursos que utilizaba a la hora de crear sus obras.

—¿Sucede algo? —pregunto Emeric que seguía con sus ojos cerrados.

—No solo olvidé de… —encontré el archivo que se lo envié a Gerald.

—Olvídate de eso por un momento Elise —hablo el reincorporándose.

Mire a Emeric como si lo que acababa de decir era una estupidez.

—Es importante y debía hacerlo anoche —dije volviendo la mirada a mi teléfono.

—Vinimos a este viaje a distraernos… —dijo el con seriedad quitándose los lentes.

Levante una ceja y el me miro a los ojos.

Emeric hablando de distraerse cuando era el primero en querer mantener el orden.

—Tu madre lo dijo así que deberíamos hacer lo que ella diga ¿Acaso piensas desobedecerla? —el me miro con una sonrisa.




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