Confía en Mí

17|| Enfrentamientos

Camine por ese pasillo rodeado de mesas con alumnos de distintos años.

Recorrí con mi mirada la mesa donde estaban mis amigos pero no vi a Emeric, el no estaba por ningún lado tampoco tenía deseos de verlo allí en ese momento.

Mire a Ariane y tome aire, debía darle la buena notica a mi amiga.

—Lo conseguimos —dije mostrando una sonrisa.

—¿Qué? ¿De que estas hablando? —dijo Ariane mirándome confundida.

—Ya no hay ninguna foto —mis palabras salieron acompañadas de una fingida sonrisa.

—¿Lo lograste? —pregunto Bastien también poniéndose de pie.

Mire el teléfono en mis manos.

—Emeric me… el lo consiguió —dije bajando mi cabeza.

—¿Qué ese idiota hizo qué? —hablo Marion apareciendo.

Un revuelo a nuestro lado llamo nuestra atención.

Era Marcus con sus dos matones revisando las mochilas de los más jóvenes.

Una de las mochilas se deslizo quedando en medio del pasillo.

—Ya lo recuperaremos —dijo uno dándole una palmada en el hombro.

El lo miro furioso para luego dar un golpe en la mesa.

—Debo devolverle el móvil —dije tratando de disimular el nerviosismo.

—No Elise ¿Y si te quiere golpear? —Ariane me tomo de las manos.

Le sonreí y miré a Bastien a su lado que fruncia el ceño.

—Estaré bien se defenderme igual no se lo entregare en la mano —volví a mirar hacia su dirección.

Marcus estaba rodeado de sus amigos.

—Lo arrojare por allí y no quiero que ninguno de ustedes intervenga —dije mirando a Bastien y a Marion.

Deje mi mochila sobre la mesa y tome el teléfono.

Era demasiada la presión que sentía, varios se estaban retirando de la cafetería pero siempre había alboroto en el centro de la cafetería donde los del equipo siempre se encontraban.

Cada vez la distancia se iba acortando, mi vista estaba en Marcus que observaba sonriente al ver a sus matones revisar la mochila de los demás.

¿Por qué no se defendían?

—¡Yo no tengo nada! —exclamo un chico que no tardo en levantarlo de la camisa.

Me gire, pero al dar un paso hacia adelante una de las mochilas estaba en mi camino tropecé y el teléfono se escapó de mis manos.

De repente todos hicieron silencio.

Mierda, mierda.

<< Debiste pensar en otra opción >>

Levante mi cabeza y a los lados del teléfono aparecieron unos tenis.

—¡Oh mi móvil! —dijo Marcus— mira a quien tenemos aquí… princesita Fontaine.

Levante mi cabeza mirando con el ceño fruncido a Marcus.

—No tenia idea que eras mi admiradora —el me tomo del brazo con fuerzas obligándome a poner de pie— me pregunto… ¿Por qué tenías mi puto teléfono?

Moví mi brazo librándome de su agarre.

—No sabes con quien te estas enfrentando hermosura —el me miraba como un animal salvaje a punto de atacar a su presa.

Mire a sus espaldas y divise a Emeric que intento avanzar hacia donde estábamos, pero Alban lo detuvo.

—Si querías acostarte conmigo debías pedírmelo —el volvió a avanzar hacia mi quedando muy cerca de mi rostro— no hacer todo este teatro. ¿Entiendes lo mucho que me enojan las perras así?

El quería intimidarme por la manera en la que hablaba pero no iba a permitir que me humillara en frente de todos.

—Eres poca cosa… —el levanto una ceja y acerco su oído hacia mí.

—¿Cómo dieces zorr —ni siquiera lo deje terminar.

—¿Crees que un imbécil como tu puede intimidarme? ¿Te crees demasiado por tratar mal a cualquiera que se te cruce? —lo agarre del mentón y le sonreí— ¿Sabes una cosa? No te tengo un poco de miedo, atrévete a tocarme y veras lo que te espera pedazo de cerdo.

Hice presión en mi agarre y deposité un beso sobre su mejilla.

—Así me gusta cachorrito —y seguido saque mi lengua— deberé enjuagar mi boca con cloro. Yo que tu lo pensaría antes de volver a tratar mal a otra persona.

Me aparte mirándolo con una sonrisa, sus ojos expulsaban odio al igual que las venas que se marcaron en su cuello.

Gire en mi lugar alejándome, sintiendo la mirada de muchos sobre mi que no podían creerlo que alguien hubiera puesto un freno a ese abusivo.

—¿Estas bien? —preguntó Bastien observándome de arriba abajo.

—Eso deberían preguntarle a Marius —volví a mirar en dirección hacia los del equipo.

Y mi mirada quedo en Emeric que sonreía disimuladamente.

Mi momento de gloria y poder paso a segundo plano. Aun me quedaba lidiar con el.




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