Confía en Mí

19|| El Perdón

Lentamente abrí mis ojos sintiendo aquella pesadez en mis parpados. Aunque estaban presentes las ganas de seguir durmiendo pero estaba segura que había algo por hacer.

Me puse de pie y aun con el pijama salí de la habitación. Baje las escaleras al paso más lento, poco a poco mis sentidos iban acomodándose.

—La doctora recomendó que siga tomando esas pastillas —esa era la voz de mi madre.

—¿Entiendes cuál es la razón de eso? —pregunto papa.

—Elise carga con muchas cosas —hablo mi abuela Adeline.

—Lo único que esta demostrando es que no puede manejar las situaciones —abrí mis ojos sorprendida al oír eso de papa.

Mis talones estaban clavados en el suelo.

¿El pensaba que yo no podía tener el control de nada?

—Escuchar conversaciones sin que las demás personas sepan es falta de modales —dijo una mujer apareciendo de la nada a los pies de las escaleras.

Me sobresalte y baje los últimos escalones, aún seguía con la pesadez de recién despertarme.

—Elise hija ¿Cómo despertaste? —pregunto mama saliendo del comedor— veo que ya conociste a señora Gina quien será tu maestra de protocolo.

—¿Mi qué? —dije tratando de conectar todo lo que decía.

¿Maestra de protocolo? ¿Para que necesitaba alguien así?

—Es importante ahora que la empresa esta creciendo que aprendan sobre las formas de comportarse en una cena o alguna reunión —o sea que yo no sería la única aprendiz.

Otra vez la imagen de el venia a mi mente, sus ojos brillosos y su rostro mostrando nada más que dolor.

El nudo en mi garganta se hizo presente, tome aire y mire a la mujer que ni siquiera había podido presentarse.

—Soy Elise —dije estirando mi mano.

—Usted al ser una señorita no debe levantar su mano y mucho menos alejar el brazo tan lejos del cuerpo —levanté una ceja y mostré una débil sonrisa— esta desconcertada y no sabe como reaccionar ante una nueva persona.

¿Y esta mujer de donde había salido?

Rápidamente traje mis manos y acomodé mi cabello detrás de mis orejas.

—No quiero causarle ningún tipo de incomodidad señorita Fontaine —dijo ella dejando sus dos brazos a cada lado de su cuerpo.

Se veía una mujer demasiado correcta, su rostro estaba neutral y su vestimenta consistía en una pollera que le llegaba justo a las rodillas, el pelo recogido en un moño sin ninguna imperfección.

—Mama —dije mirando a los ojos de mi madre que seguía para ahí mirándome con una débil sonrisa— ¿podemos hablar?

—Hija mejor ve a arreglarte recuerda que esta noche es la cena con los Fortier —dijo ella para luego mirar a la señora Gina.

Me di la cuenta para volver a mi habitación, escuchaba los pasos detrás de mi y antes de entrar me volteé.

Otra vez aquella mujer la tenía a centímetros míos.

—Mi hija está detrás de tantas cosas —dijo mi abuela Regine apareciendo con otra mujer que no parecía tan mayor como la señora Gina.

—Señorita Fontaine mucho gusto soy Tatiana su nueva asesora de imagen —dijo ella con una gran sonrisa— señora Gina.

—Llegas tarde sabes que eso es una completa falta de respeto —hablo Gina sin mostrar ninguna emoción.

Mire a mi abuela desconcertada por lo que estaba pasando en ese momento.

—Bueno las dejo a solas —dijo mi abuela evitando mirarme a los ojos.

En esos momentos apareció la incomodidad.

—Yo no se porque mis padres las contrataron pero no necesito nada de esto —dije para abrir la puerta de mi cuarto.

—Necesito evaluarte —dijo la señora Gina— es nuestro trabajo y por eso cumpliré con mi objetivo.

Me cruce de brazos y las ganas de llorar aparecieron, no podía creer que ni siquiera me hubiesen consultado.

—Iré a correr no necesito de ustedes ahora —dije para entrar a mi cuarto.

—Tu madre me pedio que chequee las prendas de vestir y esta noche ya tenemos listo tu vestuario —mire a Tatiana que aún seguía sonriendo.

¿Eso significaba que debía vestir lo que ella dijera?

—¿Disculpa? —ella saco un iPad de su bolso y lo extendió hacia mí.

—He estado analizando tus oufits y pienso que eres una chica bastante a la moda veo pocas vestimentas atrevidas —empezó a decir mientras yo pasaba las imágenes.

Hasta que una foto mía junto a Emeric apareció, fue el día del discurso a los empleados en la empresa.

—Aquí considero que llevar tenis y vestido elegante no es mala opción pero para la chaqueta que llevas encima es bastante rebelde —mire a Tatiana que movía sus manos nerviosa.

Trague saliva y le entregue el iPad.

—Con respecto al joven Fortier al ser hombre puede disimular bastante y crep que su complexión fisca ahora debería vestir con ropa algo más acorde…

Y ahí en mis recuerdos aparecieron las imágenes de Emeric, sus brazos y espalda que se veían más voluminosas que antes.

Me gire y me dirigí hacia el closet donde me observe al espejo.

—Tu también estas creciendo Elise considero que deberías usar pantalones que marquen tus caderas —dijo ella apareciendo detrás.

—¿Crees que es necesario? —la pregunta salió de mi boca.

—Pienso que tu familia debe representar correctamente a la empresa —ella hizo una pausa para acercarse más— es una gran empresa de la cual tu llevaras el mando.

—Usted entiende lo importante que es no verse vulgar frente a empresarios que le confiaran acuerdos —dijo Gina con una voz mas relajada— piensa en una persona que se comporta y muestra una postura infantil…

La imagen era parte de todo aquello que nos complementaba.

—Elise nadie te obligara a vestir ni actuar como quieran pero representas a una empresa importante —Tatiana apoyo una de sus manos sobre mis hombros— ¿crees que Donatella Versace vestiría un short con roturas y top?

Negue con mi cabeza y sonreí al imaginarme algo así.

—Lo que si debo enseñarte es protocolo y por lo que veo eres bastante expresiva con lo que sientes —comento Gina— solo necesitamos que colabores con nosotras.




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