Confía en Mí

35|| Profesora

Baje las escaleras encontrándome con mama junto a mi abuela en el comedor de la casa.

Con el pasar de los días sentía que mirar a mama cada vez se me dificultaba más.

—¡Elise! ¡No olvides que debes ir a ver a Brui para preparar tu vestido para la reunión con los empresarios! —hablo mama mirándome con una sonrisa.

¿Cómo le daba la cara para tratarme así?

Mire a mi abuela que ella también me observaba sonriente.

¿Ella también sabía que mis padres me usaban?

Sentí otra vez esas cosquillas dentro mío.

<< Respira Elise >>

—¿No te despedirás de nosotras querida? —dijo la abuela al ver que no había pronunciado palabras.

Tome aire aferrándome a la mochila que colgaba de mi hombro y me acerque a ella para saludar a cada una con un beso en la mejilla.

—¿Cómo van las cosas con Emeric? —pregunto mi abuela tomándome de la mano.

—Creo que bien —mire a mama que también estaba expectante.

Había algo en su mirada que no sabía descifrar, pero solo sonreí para luego salir de allí.

A penas crucé la puerta del instituto sentí como esa tensión desaparecía un poco ya que estaba fuera de casa.

Camine hasta llegar a mi casillero, pero en ese momento alguien me tomo del brazo.

—Elise Fontaine me dirás en estos momentos que ocurre contigo —hablo Marion cruzándose de brazos.

—No sucede nada —dije apartando la mirada de ella.

—¡Ah no tú me dirás en este instante! ¿Es por Emeric? —pregunto ella apoyándose sobre el otro casillero.

La mire al ver que hacia una cara extraña que provoco que riera.

No se iba a rendir hasta que no le dijese la verdad.

No era mala idea contarle pero sabia que al menos iba a tener otra opinión aparte de la de Emeric.

—Es mi familia y que descubrimos o eso creo… —al recordar el nudo se hizo presente en mi garganta— traman algo además de mi compromiso con Emeric.

—Creo que escuche a mi madre quejarse de tu familia hace pocos días.

—Aun no sabemos pero lo que presiento no es de mi agrado —dije cruzándome de brazos.

Marion me miraba concentrada en cada palabra que decía.

—Su familia no me da buenas vibras eso siempre lo supe —Marion llevo una mano a su barbilla haciendo una mueca que estaba pensando.

Hasta que una persona apareció a mi lado sentí como ese calorcito en mi pecho al verlo allí.

—¿Cómo te sientes hoy? —pregunto el seriamente mirándome a los ojos.

Cuando estaba por responder escuche un chasquido de dedos.

—¡Yo los puedo ayudar! —exclamo Marion entusiasmada.

Emeric me miro a mi y luego a ella frunciendo el ceño.

—¿Y tú como podrías ayudarnos? —Emeric se cruzó de brazos.

—¿Ayuda para qué? —dijo la voz de otra persona que se unió al pequeño circulo.

Mire a Lilian que tenia una sonrisa de oreja a oreja, y el motivo estaba en esa persona que ella estaba tomando del brazo.

La mirada de Bastien se dirigió hacia mi.

—La familia de Elise y ese sujeto traman algo —comento Marion adelantándose.

Mis dos amigos nos miraron a Emeric y a mi.

—¿Aun quieren casarlos? —pregunto Bastien mirándome a mi.

Asentí con mi cabeza para luego soltar un suspiro.

—Podemos pensar en algo —insistió Marion.

—¿Qué podemos hacer? Estamos bajo su poder —dije sintiendo esa tristeza invadirme.

—Hasta que cumplan los 18 serán mayores y nadie puede obligarlos —agrego mi amiga que parecía decidida a buscar una solución.

—Nos harán casar a penas Elise cumpla los 18 —hablo Emeric mirándome a mi.

Los dos cruzamos miradas, no había escapatoria para nosotros.

—¿Y si se escapan? —propuso Marion— puedo ayudarlos a conseguir otras identidades.

—¡Ay, Marion, no seas tan dramática! —dijo Lilian mirando seriamente a la de cabello castaño.

—Eso no es tan seguro no sabemos que tanto poder tienen sus padres —dijo Bastien cruzándose de brazos.

Y eso era algo mas que no nos dejaba llegar a una solución.

¿Qué tanto poder tenían nuestras familias?

Ya ni siquiera sentía que conocía realmente a mis padres y de lo que eran capaces.

Volví a mirar a Emeric y me percaté que Stuart no estaba con el.

Quizás vieron que no hacemos nada mas que seguir sus órdenes.

El timbre sonó indicando el inicio de las clases.

Todos empezamos a caminar rumbo al salón.

Hasta que mi mirada llego en una persona que estaba de pie junto a su casillero, estaba inmóvil como si estuviese en un tipo de trance.

Mire hacia mis amigos y Emeric se había quedado de pie junto a la puerta.

—Ya regreso —dije a lo que el asintió con su cabeza.

Caminé hasta el chico que pude identificar que era Orwin.

—¿Orwin? —el se volteo a verme.

En su rostro pude ver un cierto temor al igual que sus ojos estaban con lágrimas.

Lo primero que vino a mi cabeza fue que otra vez lo habían agredido.

Justo detrás de el a lo lejos me percate del grupo de chicos y entre ellos estaba el cerdo de Marius.

—Orwin, ¿volvieron a molestarte? —pregunte intentando observar su rostro pero el aparto la mirada.

—Estoy bien Elise no te preocupes —el cerro su casillero para salir de allí.

Me cruce de brazos para luego volver al salón, al entrar la profesora ya estaba allí.

Tome asiento junto a Emeric que me miro curioso.

—Creo que a Orwin lo siguen molestando —dije sintiendo ese enojo dentro mío.

El no dijo nada solo hizo silencio cuando la profesora Cerise empezó a dar la clase.

En toda esa hora no había prestado atención a nada ya que mi cabeza estaba inundada de pensamientos sobre todo lo que estaba pasando a mi alrededor.

La clase finalmente termino nos pusimos de pie para salir hasta que antes de salir escuche la voz de esa mujer.

—Emeric Fortier, ¿Puedes quedarte un momento? —el que venía detrás mío la miro seriamente.

Gire mi cabeza para poder mirarlo y luego a la profesora que te había quitado los anteojos.




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