Confía en Mí

36|| Hielo

Guarde mi móvil en mi bolso de mano luego de ver el mensaje de Marion que decía que nos reuniríamos en la cafetería cerca del centro comercial.

Una sonriente mujer me saludo cuando camine hasta el ascensor.

Me mire en el espejo y el outfit que había elegido Tamara para ese día no me pareció tan mal.

Era un chaleco tipo croptop una camiseta de mangas largas de color crema, y unos pantalones que se ajustaban a mi cuerpo.

Llegue al ultimo piso y camine hasta la sala de reuniones, por mi mente cruzo una idea al ver al final la oficina de Gerald.

<< ¿En quien puedo confiar? >>

El era la única persona que podía pensar que tenía algo mas de información pero había sido parte de la empresa durante largos años excepto por unos tres años.

Camine hasta llegar a la oficina de mama al ver que no había nadie allí.

Pero unas risas captaron mi atención de la oficina que estaba en frente, me acerque un poco al ver el nombre de Natacha en la puerta.

Mi curiosidad duro poco y la puerta se abrió dejando a mi vista a una Natacha sonriente, pero mis ojos llegaron a la otra persona que se encontraba adentro.

El abogado Breiner borro su sonrisa al verme.

—Elise… pensé que —no la deje terminar y me di la vuelta para alejarme de allí.

¿Por qué siempre era yo la que tenia que ver cosas que no quería?

—Espera por favor —dijo Natacha a mis espaldas.

—Natacha yo… —dije negando con mi cabeza.

Antes que ella o yo pudiésemos decir algo la puerta del ascensor se abrió dejando a la vista a un Fortier.

Agradecía que no era Olivier porque ni siquiera iba a saber qué cara poner.

Emeric me miro a mi y luego a su madre mostrando confusión.

—Te estaba buscando —dijo el mirando aun confundido.

Hasta que el abogado Breiner paso disimuladamente por nuestro lado.

Volví la mirada a Emeric que también intenta descifrar lo que estaba pasando.

—Voy a buscar café —dije rompiendo aquel extraño momento que se había generado.

Me aleje de ellos dos, Emeric me siguió hasta la sala donde estaba la máquina de café para los empleados.

—¿Vas a seguir ignorándome? —pregunto el a mis espaldas.

No respondí y tomé una taza para prepararme un latte.

—Marion me dijo que le levantaste la voz a la profesora porque intento tocarte —respondí recordando el suceso de aquella mañana.

El me miro levantando una ceja y dio unos pasos hacia mi.

—Entonces sabes que no deje que esa mujer se propasara —el mostró una sonrisa sarcástica.

Mis ojos llegaron a los suyo que demostraban un cierto cansancio.

—Estoy cansada de que las personas nos pasen por encima —dije volviéndome a la máquina de café.

—Pero me ignoraste toda la mañana Elise.

No lo mire y tome la taza entre mis manos dándole un sorbo al latte.

—Oye, mírame —el se acerco para tomar mi rostro entre sus manos— no puedo saber que pasa por tu mente. Habla conmigo.

La mirada de Emeric sobre mi aquellos ojos que esperaban una respuesta de mi parte.

—Buenas tardes jóvenes —dijo una persona entrando al sitio.

Rápidamente Emeric aparto sus manos para mirar al hombre que estaba de pie a nuestro lado.

Un hombre alto de cabello rubio perfectamente peinado y sonriente nos miraba.

—Gerald que bueno encontrarte aquí —dije mirándolo con una sonrisa.

—A mi me alegra verlos a ustedes —dijo el saludándome y luego a Emeric— desde hace mas de una semana que se fueron al Cotton no he sabido de ustedes.

Mire a Emeric que lo estaba observando a el.

Otra vez pensé que era momento de decirle a Gerald pero aquello también debía saberlo Emeric.

Los dos nos despedimos de Gerald para dirigirnos hacia la sala de reuniones.

—¿Tu piensas que deberíamos decirle a Gerald? —dije tomando el brazo de Emeric.

El me miro y se quedó pensativo unos segundos.

—Primero veamos que descubrimos además no sabemos si el esta con nuestros padres —dijo el siendo un poco mas racional.

—Que bueno que ya están aquí —saludo mi abuela con una sonrisa al vernos.

Algo dentro de mi aún seguía sintiendo esa desconfianza.

Ella era la persona de la que no quería dudar pero hasta el momento éramos Emeric y yo contra todos ellos.

Ingresamos a la sala de reuniones donde estaban nuestros padres sentados en cada una de las puntas de la mesa.

Mi mirada llego a Natacha que estaba sentada a un lado de Olivier, podía ver su temor y preocupación en su rostro.

Emeric y yo cruzamos miradas antes de separarnos cada uno para ir a nuestros lugares junto a nuestros padres.

—Nos reunimos hoy para conversar sobre la fiesta de compromiso —dijo papá mirándome a mi y luego a Emeric.

Mire hacia mama que estaba sentada en frente de mi.

—Después de la reunión con los empresarios del extranjero lo anunciaremos —agrego mi padre que se notaba algo tenso.

—Empezaremos con los preparativos para la boda que la realizaremos en octubre —dijo mamá que fingía una sonrisa.

Moví mi cabeza para mirar a Emeric que tenía la misma expresión que yo intentando disimular el disgusto.

En siete meses íbamos a casarnos.

—Y en unas semanas también haremos la inauguración del nuevo sector de la empresa —comentó mama.

—Genial me parece estupendo justo hablamos con mi esposa lo de los apellidos —dijo Olivier juntando sus manos.

—En estos meses antes de la boda nosotros nos encargaremos de los papeles —dijo papa mirando seriamente al padre de Emeric.

—Deberías aclararle Ignace que no está demás recordarle que ustedes seguirán bajo nuestra tutela hasta que secase.

—¿Dónde vivirán al casarse? —pregunto la abuela Sucette que lucía seria.

Trague saliva sintiendo el sudor entre mis manos que estaban sobre mi regazo.

—Ellos deben darnos un heredero —hablo mi abuelo mirando con seriedad a los hombres que estaban en cada punta.

—Elise y Emeric son aún muy jóvenes —respondió mi abuela que ya no sonreía— creo que podrían vivir cada uno como ahora antes de entrar en la vida marital.




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