Conjunción de ambos mundos

Capítulo 1. Estrella negra

Israfil escuchaba el sonido del viento, el cual despeinó sus negros cabellos. A lo lejos vio aquella flor de pétalos multicolores el cual, a pesar de los años, aún seguía intacta. 

  • Esta flor la creó mi madre. Yo le modifiqué el color. Si lo plantas tú mismo, podremos sellar nuestra unión y, así, nacerá un nuevo ser vivo. 

Aún recordaba las palabras de Shael, su amiga y compañera del alma. Le encantaba desenredarle sus cabellos encrespados y escucharla hablar de cada información extraña que almacenaba en su nave. Antes de desaparecer, Shael fusionó la nave de Israfil con la suya, para así conservar la información que recolectó a lo largo de su vida. 

  • Es importante dejar vestigio de nuestra existencia a las siguientes generaciones - recordó que le dijo Shael - así, cuando llegue el momento, podemos resolver este misterio llamado vida.

Siguió mirando la flor. Al final, nunca consiguieron "procrear". Pero no eran los únicos. Muchos de sus vecinos tampoco pudieron originar nueva vida. Y muchos desaparecían sin lograr sus objetivos. Poco a poco, y para angustia de Israfil, el mundo en que vivían estaba perdiendo consistencia. Un poco más y desaparecerían de la faz del universo. 

Ante él apareció Ramiel, un joven de cabellos marrones y ojos violetas. Israfil se puso tenso. Ramiel solo se manifestaba cuando ocurría algo importante. 

- Esta noche haremos una reunión en el bosque de las hojas azules - le anunció Ramiel - Hablaremos sobre el grave problema que nos afecta a todos. 

- Si van a culpar de vuelta a los seres de energías negativas, no participaré - le advirtió Israfil, recordando la última reunión que tuvieron. 

- ¿Aún sigues fiel a la teoría de Shael? Ella tenía buenas intenciones, pero cometió un error. Nunca debimos interactuar con "ellos". 

- Pues "ellos" le salvaron la vida cuando era solo una niña. 

- ¿Sabes? Mejor discutamos esto en la reunión. Debo marcharme. Todavía tengo muchos vecinos que visitar. 

Cuando se fue, Israfil resopló con fastidio, se encerró en su nave y vio el último mensaje que le transmitió Shael antes de despedirse. 

- Israfil. Si estás viendo esto, es porque ya no estoy en este mundo. Solo quería dejarte lo último que encontré sobre la estrella negra. ¿Te acuerdas del último viaje que hicimos al sol? Pues bien, los nativos nos dijeron que sí existen las estrellas negras. Es más, dijeron que los energéticos abusaron tanto de la energía solar de esos sistemas solares, que ésta se opacó y ya no dio abasto para seguir abasteciendo a los mundos que giraban a sus alrededores. Y la verdad pienso que está pasando lo mismo con nuestro sol, el cual fue el mundo originario de mi madre. No son los seres de energía negativa los culpables de nuestro descenso. Es culpa nuestra por haber abusado del sol y, ahora, éste está queriendo recuperar todo lo que le sacamos para extender la vida. Por favor, Israfil, diles a todos que la situación no cambiará con el destierro de los seres negativos. Si pasas esta información, estoy segura de que cambiarán de parecer y evitarás que personas inocentes sufran por este malentendido. 

Israfil levantó la mirada al sol. Era cierto, sus antepasados usaron mucho de su energía para extender sus vidas. Sabía que era duro el final, pero no podían evitarlo. Incluso a él le costaba aceptar que Shael finalizó con su vida y que, en esos momentos, viviera en un mundo donde no recordara nada de lo que pasaron juntos. Pero, al final, no tuvo otra opción que dejarla ir. Y esperar a que esa flor que cuidaron juntos les diera un nuevo ser, una nueva esperanza de vida. 

En la reunión, Israfil les mostró a todos la información que le confió Shael. Obtuvo diversas reacciones: algunos se asustaron, otros se quedaron reflexionando y otros seguían sosteniendo que Shael se había equivocado y que toda la culpa la tenían los seres negativos. 

Ramiel, quien vio la transmisión, se acercó a Israfil y, con una expresión seria, le dijo: 

- Perdóname, Israfil. Shael tenía razón. Yo siempre la he contrariado y, ahora que no está, siento que haría lo que fuera por traerla de vuelta con nosotros. 

- Descuida - dijo Israfil, dándole palmaditas en el hombro - lo importante es que ya cambiaste de parecer. Pero no todos están de acuerdo con esta información. 

En efecto, un grupo reducido de energéticos puros se juntó en un rincón y empezaron a murmurar entre sí. Israfil hizo amago de acercarse, pero Ramiel lo detuvo y le dijo: 

- Ellos necesitarán de pruebas. Unos simples datos almacenados en una nave no les bastará. 

- ¿Y si traigo a un habitante del sol aquí, para que nos explique sobre las estrellas negras? 

- ¡Eso sería peligroso! ¡Podría explotar un sector de este planeta! 

- ¡Vamos! Si Solestelar habitó entre nosotros por mucho tiempo... 

- Solestelar era muy pequeña y frágil. Fue por eso que cuando llegó aquí, se adaptó al planeta como "uno de los nuestros". Tú, que posees toda la información al respecto, deberías saberlo. 

- Tienes razón. Lo de Solestelar fue un caso excepcional. 

Ambos levantaron las miradas hacia el cielo, preguntándose en qué estrella residía la legendaria Solestelar. Sabían que Shael fue creada gracias a que Solestelar dejó rastros de su existencia. Y no solo Shael, sino esas extrañas flores de muchos pétalos y varios colores también fueron creadas por Solestelar. Ya casi no quedaba ningún energético que la hubiese conocido en persona. Y aún así, con el solo hecho de mencionarla, todos sentían nostalgia de buenos tiempos. 

Uno de los energéticos, el que estaba en contra de la postura de Shael, se acercó a Israfil y le dijo: 

- Hemos visitado el sol hace poco y no encontramos ninguna alteración en su estructura energética. Así que, al menos que Shael esté aquí y nos explique, CON PRUEBAS, de que los negativos no son los culpables de nuestra pronta extinción, nosotros seguiremos sosteniendo que ellos deberán marcharse y buscarse su propio mundo. 




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