- Cariño, ¿Te pasa algo? Te noto pálida.
- Estoy bien, mamá. No pasa nada.
La joven palideció cuando, en plena cena, prendieron el televisor para ver los noticieros de la noche. Lo primero que vio fue una noticia de una chica que fue abusada por una banda de criminales en plena calle, cuando regresaba a su casa.
- ¡Qué bárbaro! ¡Esos animales no merecen estar por ahí sueltos!
- Es una lástima que las autoridades no hagan algo al respecto.
- Es verdad. Últimamente hay mucha inseguridad. Deberías tener cuidado, Clarita.
Clara solo pudo asumir con la cabeza, pero había perdido el apetito. Así es que se inventó una excusa cualquiera para levantarse de inmediato y encerrarse en su habitación.
Apagó todas las luces, se cubrió con sus sábanas e intentó dormir. Tras un buen rato, logró hundirse en las profundas aguas del sueño.
Horas más tarde, la joven despertó de la cama, sobresaltada. Había tenido ese sueño horrible de nuevo. Se incorporó, miró la hora y se dio cuenta de que recién eran las cinco de la mañana.
Volvió a acostarse y cerrar los ojos, para intentar recuperar el sueño. No lo logró. Se dio vuelta varias veces en la cama para encontrar una posición mas cómoda, contó ovejitas y hasta bebió un poco de agua porque sentía la garganta seca.
Pero todo fue en vano.
Al final, prendió la lámpara, tomó un cuaderno y lápiz y empezó a escribir sobre lo que había soñado. Su amiga le había dicho que era una buena terapia. Y más si se sentía emocionalmente inestable.
"No paro de soñar lo mismo una y otra vez. Todo sucedió luego de esa fiesta, me siento angustiada y asfixiada. Ya no sé cómo lidiar con esto y, lo que es peor, no tengo a quién pedir ayuda"
Una vez que anotó todo lo que recordaba del sueño, lo leyó y se quedó reflexionando. En el sueño, un sujeto la perseguía, a mitad de la noche. Logró acorralarla por la pared y, por el miedo que sentía de ser alcanzada, el sueño era bruscamente interrumpido.
Por más que sabía de los peligros de andar sola por las noches, nunca se preocupó de que la asaltaran o la violaran. Es más, siempre se sentía segura, como si un ángel la estuviese protegiendo. Pero, luego de esa fiesta, empezó a tener esas pesadillas que la apesadumbraban y la alejaban de todo el mundo, y más de los eventos que se realizaban por las noches.
Recordó la vez en que su mejor amiga le preguntó qué le sucedía, el porqué ya no salían juntas como antes.
- Tengo mucho trabajo que hacer - se excusaba Clara.
- A mí no me mientas, algo te está pasando - le dijo ella, intentando mirarla a los ojos.
- Es que... yo tampoco sé lo que me sucede - admitió la joven - solo quiero estar sola. Por favor, espero que sepas comprenderlo.
- Está bien. Pero recuerda que, si me necesitas, estaré siempre para tí.
Clara miró al techo, recordando aquella conversación que, aunque parecía casual, para ella tenía un profundo significado. Contar con alguien era un privilegio del cual muy pocos gozaban, lo sabía bien. Y es por eso que no quería abusar de ese privilegio.
"Porque para contar con alguien, debes dar algo a cambio" pensó la joven.
Se dio cuenta de que tuvo un pensamiento que no era propio de ella. Eso debido a que siempre ayudaba a otros cuando podía, sin pedir nada a cambio. Sin embargo, cuando era ella quien necesitaba de otros, sentía la necesidad de retribuirle el favor aún si esa persona nunca se lo reclamó.
Volvió a mirar el reloj. Había conseguido un trabajo de medio tiempo en un local de ropas. Así se podría costear los gastos de la facultad. Aún le faltaban tres horas para irse al trabajo. Suspiró, ya no dormiría más y solo se quedaría tres horas ahí, acostada e intentando explicarse el origen de sus pesadillas.
- Algo sucedió aquella noche. Estoy segura. Pero mi mente... no sé por qué no puedo recordarlo - se dijo, sacudiendo sus cabellos con ambas manos.
Recordó que sus padres no paraban de preguntarle una y otra vez sobre lo que sentía. Lo mismo sus amigos. Pero si ni ella misma sabía... en su mente, les pidió disculpas por ni siquiera saber expresarlo.
El sol empezó a vislumbrarse por la ventana. Apagó la luz y decidió distraerse un rato viendo videos que descargó en su celular. En esos momentos, el "pensar" solo la atormentaba más, le hacían imaginar cosas horribles y contribuian a aumentar su desconfianza.
- Menos mal que se inventaron los videos - pensó la joven - Son una buena anestesia para lidiar con los malos tiempos.
En eso estaba cuando, entre los archivos guardados en el móvil, encontró un video que no recordaba haberlo descargado. Estaba con el título de "AYUDA" y, al principio, creyó que se trataba de un virus. Así es que decidió eliminarlo.
Pero apenas lo hizo, el archivo volvió a aparecer. Esta vez, con el título de "AYUDA. ESTO ES SERIO"
- ¡Dios! ¡Era lo único que me faltaba! - bramó Clara, con disgusto, volviendo a eliminar el archivo.
Pero volvió a reaparecer, con un título muy diferente, que decía "APARECERÉ INFINITAS VECES, NO HAY DE OTRA"
Clara suspiró. "Es un hacker muy persistente", pensó. Pero como era muy curiosa, al final optó por abrir el archivo y ver el video.
Era la grabación de un joven. Clara casi soltó su celular cuando vio que esa persona era nada más ni nada menos que el joven que conoció hacia años. ¿Cómo fue que apareció una grabación de él en su celular? ¿Y cuándo se habían vuelto a encontrar? ¿O cómo logró contactarse con ella? Todo eso se preguntó mientras veía el video. El joven se encontraba en una habitación vacía. Solo había un foco prendido que iluminaba su cara. El joven empezó a hablar, seriamente. Clara aumentó el volumen para poder escucharlo mejor.
- Shael, al fín te encontré.
"¿Quién es Shael?" se preguntó Clara. Aunque, por la forma en que latió su corazón, intuía que sabía la respuesta.
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Editado: 19.11.2022