Conjunción de ambos mundos

Capítulo 3. Un ser de luz

Una nave rojiza posó sobre el prado verde, a unos metros donde dormía Shael. De ahí salió un hombre de cabellos grises y ojos verdes. Su nombre era Adusias, un ser energético negativo el cual escuchó de Shael y, al saber que ella era una perfecta combinación entre energía solar y compuestos de seres energéticos, tuvo ganas de conocerla.

Se acercó a la dormida Shael. Enseguida le atrajo sus rizos celestes y su piel aterciolelada. Una criatura tan perfecta debía pertenecerla.

Shael abrió los ojos y, al ver a Adusias, se levantó y le dijo:

- Bienvenido, viajero. ¿Vienes de otro mundo? Mi nombre es Shael, hija de Solestelar y Uryan. ¿Cuál es el tuyo?

Su cálida sonrisa le cautivó. Ella no era como esos malditos y vanidosos energéticos puros, que se creían superiores a todos los seres vivos del universo solo porque podían estar en contacto directo con la fuerza suprema del universo. Le habían dicho que Shael era extraña, porque era amiga de los energéticos negativos, los cuales eran mezcla de los seres materiares y seres energéticos y, por ende, podían adaptarse a ambos mundos. Y aunque Shael poseía componentes de los seres solares, siempre se la consideró una energética más. Con esos pensamientos, respondió a la pregunta de Shael y le reveló el propósito de su visita.

- Gusto en conocerla, Shael. Mi nombre es Adusias, hijo de Lucel y Kemla. Como has podido ver, soy un ser energético negativo; nací como los seres materiales, del interior del vientre de Kemia. Ella me reveló mi ascendencia y viajé por varios mundos para localizar a mi padre.

- Cuánto lo siento - dijo Shael, mostrando una expresión de tristeza - Conocí a Lucel hace millones de años, cuando yo tan solo era una criatura. Y en ese momento, él "desapareció".

Adusias miró al suelo, ocultando el rostro con sus cabellos. Sabía que algo así le habría pasado a Lucel. Pero, en el fondo, el saber el paradero de su padre era lo que menos le importaba. Por lo tanto, volvió a levantar la cabeza, miró fijamente a los ojos de Shael y le dijo:

- Tú y yo nos parecemos. Ambos somos cruces extrañas de seres distintos. Si tu madre era Solestelar, has de saber que ella era originaria directa del sol. Aún así, a tí te tratan con benevolencia, mientras que a mí me tratan con desprecio. Y no entiendo el porqué me tratas de forma amable, si yo solo deseo hacerte pedazos.

Y al decir esto, tomó a Shael del cuello con motivo de estrangularla. Pero apenas rozó su piel, sintió una descarga eléctrica que lo lanzó a unos metros al aire y lo estrelló contra el suelo.

Adusias se incorporó con dificultad. Parte de su cuerpo recibió heridas, mientras que Shael se veía ilesa.

- No puedes luchar contra una descendiente de un ser de luz - le dijo Shael, sin perder la calma - No eres el primero que ha intentado eliminarme. A lo largo de mi vida muchos seres, tanto los puros como los negativos, quisieron secuestrarme para experimentar con mi cuerpo o arrebatarme toda la información que tengo acumulada en mi nave. Pero yo no quiero lastimar a nadie. Solo quiero una vida tranquila, junto a mi compañero Israfil.

Y al decir esto, apareció Israfil, mostrando una expresión de enfado hacia el sujeto que intentó lastimar a Shael.

- ¿Cómo te atreves a tocarla? - bramó Israfil a Adusias, sacando de sus manos un cúmulo de energía listo para lanzárselo - si has dañado aunque sea un solo de sus cabellos, te haré pedazos.

- Basta, Israfil - dijo Shael, interponiéndose entre Adusias e Israfil - Estoy bien, no me hizo daño. Mejor déjalo ir.

- Lo que tú digas, Shael - dijo Israfil, bajando las manos - No vale la pena - continuó, mirándo al sujeto con desprecio.

Adusias se acercó a su nave y, antes de partir, dijo:

- Nos volveremos a ver en otra vida, Shael. Algún día serás un ser material y ahí podré hacer de tí lo que quiera.

Y pensar que, miles de años después, la volvió a ver. Pero en otro mundo, con otro aspecto.

Shael renació como un ser material. Era una linda jovencita de cabellos pelirrojos y pecas en la cara. Y aunque había perdido la memoria de su vida de energética, su esencia era la misma.

La vio salir de una casa, junto a unos amigos. Incluso en su vida de ser material todos la querían. Eso lo molestó de sobremanera.

La siguió de lejos, esperando alguna oportunidad para poseerla. Había visto cómo los seres materiales procedían a "conocerse" y, aunque en principio le pareció desagradable, al final terminó gustándole. Y fue así como "conoció" a varios hombres y mujeres materiales a lo largo de su vida. Sean de la época que sean, todos usaban el mismo procedimiento.

Y en esos momentos Adusias deseó a Shael. Quería "conocerla", hacerla suya, para ver si esta vez ya no tendría impedimentos en tocarla a su antojo.

Y lo consiguió. Cuando la joven se separó de sus amigos, la acorraló en un callejón, inmovilizó sus muñecas por la pared y calló sus gritos con un beso.

- ¿Ahora sí me dejarás tocarte, Shael? - le preguntó Adusias, luego del beso.

- ¿Q... quién es Shael? - dijo la joven, intentando recuperar el aliento - Mi nombre es Clara.

- ¿Clara? No sabía tu nombre de ser material. Ahora lo sé. Y deseo "conocerte".

Clara consiguió darle una patada en la entrepierna y Adusias la soltó. Pero como él era más rápido que cualquier mortal, enseguida la alcanzó. Atrapó sus muñecas y las sujetó por detrás de su espalda con una mano, mientras que con la otra la tomó del cuello y empezó a presionarlo.

- ¡Increíble! Pensé que me la harías más fácil. Pero bueno, siempre me gustaron los desafíos.

Esta vez la empujó en cara a la pared, apretó su cuerpo con el suyo y empezó a manosearla.

Clara gritó por auxilio. Deseó que todo fuese una pesadilla. Cerró los ojos pero, al volver a abrirlos, seguía en ese pasillo, siendo abusada por ese extraño que la confundía con otra persona. Y aún así, a pesar de la situación en que se encontraba, sentía que ya había escuchado de Shael en algún momento de su vida.




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