Capítulo 4. En la vida anterior
Clara lo volvió a ver. Una y otra vez. Al principio era como un atisbo de memoria perdida, pero poco a poco, dicho recuerdo se fue solidificando hasta formar parte de su vivencia.
Y así fue como ese misterioso joven volvió a aparecer en su vida.
Israfil no se apartó de ella ni un segundo. No quería perder la continuidad del tiempo de los corpóreos, por lo que la observó de lejos. Y cuando Clara recuperó la memoria, se le acercó al oído y le susurró una dulce canción, cada noche, en sus insomnios.
- Israfil - susurró Clara una noche.
Apenas lo convocó, Israfil se manifestó ante ella dentro de un contenedor, que asemejaba a su apariencia de incorpóreo. Así Clara pudo abrazarlo.
- ¿No eres un sueño, ¿verdad? - le preguntó Clara, sin soltarlo - Mis padres me llevaron al psiquiatra, dado que piensan que mi mente está trastornada por la violación.
- Los sueños nos dicen cosas - le dijo Israfil, mientras le acariciaba los cabellos - Nos habla de nuestros recuerdos, traumas, miedos y anhelos. Y tú, Shael, no dormirías tranquila hasta saber la verdad. Te conozco, porque fuiste mi compañera en tu otra vida.
- Dime Clara. Así me llamo ahora.
- Como tú digas, Clara. Lamento haber llegado tarde.
Se separaron y se miraron. Israfil se sorprendió por la apariencia que poseía ahora su antigua compañera. Sin embargo, le agradaba. Era de estatura mediana y todavía conservaba esos rizos que le encantaban. Clara se sentía asombrada por la apariencia de Israfil. Aunque estaba en un contenedor de cuerpo, éste medía un poco más de 1,90. Si levantaba los brazos, con mucha facilidad tocaría el techo. Sus recuerdos todavía eran muy confusos pero, poco a poco, sentía que recordaba más de su vida anterior como ser energético puro que de su infancia como ser corpóreo. En el fondo lamentó encarnar en un mundo material, dado que no pudo enfrentarse a aquel sujeto que solo deseaba hacerle daño.
Y al recordar a Adusias, su piel palideció y se abrazó, a modo de resguardo.
- ¿Por qué me hizo esto? - le preguntó Clara a Israfil - Perdón, todavía no recuerdo mucho. ¿Acaso... le hice algo?
Israfil sacó de su bolsillo una esfera brillante, del tamaño de una pelota de tenis. Se lo extendió a Clara y le dijo:
- Aquí está toda la información relacionada contigo y con nuestro mundo. Para ser breve, solo quiero decirte que muchos piensan que eres la clave para solucionar el problema de nuestra pronta extinción. Así como muchas almas, has encarnado en diferentes mundos. Y cuando te tocó existir en el nuestro, adquiriste los componentes cósmicos de la desaparecida Solestelar.
- ¿Solestelar?
- Sí. Ella era hija directa de los habitantes del sol, que cayó a nuestro mundo y convivió como "una más" de nosotros. Ella nunca supo de sus orígenes, pero sus amigos sí lo supieron. Hace millones de años le perdimos el rastro. Pero mejor así. Ya nadie la molestará. Sin embargo, tú todavía sigues en peligro. Y como has adquirido parte de los poderes de Solestelar, ésta conforma tu alma y, a pesar de que ahora eres una corpórea, tu esencia es la misma. Así que toma esta fuente de información. Manipulada con cuidado. Mientras, yo me encargaré de que ningún intruso se acerque.
- "Como en los viejos tiempos" - murmuró Clara, tomando la esfera con sus manos.
La sintió cálida y suave, tan lisa como una perla. La acercó a sus labios y le dio un beso. Apenas lo rozó, apareció ante sus ojos una serie de textos de códigos extraños. Y aunque los signos provenían de otro mundo, la joven pudo comprenderlos perfectamente.
Israfil vio que Clara entró en trance, mientras la esfera flotaba a la altura de sus ojos. Y durante su trance, solo la escuchó pronunciar algunos nombres familiares.
- Solestelar... Uryan... Mijail... Speranwa... Israfil...
Israfil se sorprendió al escucharla mencionar su nombre. El alma de Shael estaba citando los nombres de las personas más importantes de su vida anterior. Con eso, sintió un vuelco de alegría en su corazón. Shael nunca le había confesado abiertamente sus sentimientos, pero nunca lo necesitó. Con solo estar a su lado era más que suficiente.
Cuando Clara leyó toda la información, la esfera volvió a caer en sus manos y cerró los ojos, mientras derramaba unas lágrimas. Pero enseguida se las limpió, miró a Israfil fijamente y le dijo:
- Es tal como me lo dijiste. Tú y yo hemos vivido miles de vidas, en distintos mundos, con distintos nombres. Pero cuando "nací" en tu mundo, mi alma se fusionó con los componentes de Solestelar y permanecieron en mí para siempre. Aunque me muera y me convierta en cenizas, mi alma siempre será fortalecida por Solestelar.
- Así es - le dijo Israfil - Adquirimos los componentes cósmicos de cada mundo en que renacemos, pero nuestras memorias son eliminadas. Muy pocos son capaces de recordar su antigua vida. Y eso me parece bien, porque nunca podríamos adaptarnos a los mundos que nos tocan vivir si conservamos la memoria.
- ¿Y entonces por qué me has "devuelto" la memoria?
- Me guie por mi deseo egoísta. Nunca acepté que desaparecieras, sin antes haber logrado nuestros objetivos. Lo siento tanto, Clara. Perdón por haber irrumpido en tu vida.
- No te preocupes. Si no lo hubieras hecho, quien sabe qué sería de mí ahora. Gracias a ti, todavía sigo con vida. Y estoy dispuesta a dejarlo todo para salvar el mundo al que alguna vez he vivido.
Israfil se emocionó. Shael seguía siendo una persona generosa y considerada. Sin embargo, sabía que el cuerpo actual de Shael no podría resistir un mundo de pura energía. Sus intervalos de tiempo eran distintos, pero no tenía opción.
- Clara, solo quiero confirmar algo - dijo Israfil, mirándola seriamente - ¿Estás dispuesta a dejar a tu actual familia y amigos para ayudarme? Quiero que seas consciente de que, si regresas, ellos podrían estar muertos.
- Soy consciente de ello –
- Bien. Entonces nos volveremos a ver en una semana. Quiero que te prepares mentalmente para este viaje. Cuando estés lista, búscame en el patio de tu casa. Me verás ahí con mi nave.
- Así lo haré - dijo Clara, cuyos ojos brillaron de la emoción - descuida, me despediré de mis padres y amigos apropiadamente. Ellos siempre me apoyan en todo.
- Me alegra escuchar eso. Te estaré esperando.