Conjunción de ambos mundos

Capítulo 5. Una estrella que se va

Durante toda la semana previa a su viaje, Clara disfrutó al máximo de sus amigos. Siempre los llamaba para saber cómo se encontraban, les ayudaban en lo que podían y, especialmente, se volvió muy cercana a su mejor amiga Luz, a quien le comentó todo lo relacionado con el misterioso joven y le mostró el regalo que le dejó. Luz, al acceder a la información de la esfera, sintió que había ingresado a un extraño mundo. Pero, al fin y al cabo, sabía que Clara nunca le mentiría y le creyó. Sin embargo, no le agradó el hecho de saber que Clara se marcharía. Y se lo hizo saber.

  • Piensa en tus padres y tus amigos. ¿Vas a dejarlo todo por un mundo el cual ya no perteneces y el que apenas lo recuerdas?
  • Pero ahí están mis amigos - dijo Clara - y está mi compañero del alma.
  • Pero Clara, tus amigos se encuentran aquí. Siempre has sido como nuestra estrella. ¡No puedes abandonarnos! - Al decir esto, dos lágrimas corrieron por sus mejillas. En verdad amaba a Clara y sentía que, con su ausencia, ya no podría ser feliz.

Clara la tomó de ambas manos, la miró fijamente a los ojos y le dijo:

  • Aunque yo no esté, siempre te estaré apoyando, Luz. Eres mi mejor amiga, casi diría que eres como mi hermana. Por eso, quiero confiarte esto - le soltó las manos y volvió a mostrarle la esfera que le dejó Israfil- Contiene un valioso tesoro que solo lo entienden los seres del otro mundo. Muchos irán a su búsqueda y harán de todo por obtenerla. Por eso quiero que lo conserves. Estoy segura de que, contigo, estará en buenas manos.

Luz tomó la esfera con ambas manos y se la apretó en su pecho. Su amiga Clara le dio algo valioso, por lo que se juró a sí misma que protegería esa cosa aún a costa de su vida.

  • Aun no comprendo del todo, pero te apoyo - dijo Luz, parpadeando rápidamente para evitar llorar. No quería que Clara se llevara esa última imagen de ella llorando - Solo prométeme que volverías. No me importa si pasan los años o los siglos, yo te esperaré aquí.

Clara se admiró por la determinación de Luz. La verdad no estaba segura de sí regresaría o no, pero sabía que su amiga era lo suficientemente testaruda como para contrariarla. Así que la rodeó con sus brazos y, dándole palmadas en la espalda, le dijo:

  • Está bien. Regresaré. Te lo prometo.

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Israfil observó a Clara a lo lejos. La verdad admiró su determinación y lamentó el haberse entrometido en su nueva vida. Pero no tenía opción. Les había dicho a los vecinos que la traería y confirmarían su teoría. En el fondo, se alegró de poder compartir un poco más con su querida Shael.

Y cuando llegó el día del viaje, ella estaba ahí, en el lugar acordado, con una pequeña maleta. Antes de preguntarle que contenía en su interior, le respondió:

  • Son fotos y una notebook, donde pude almacenar la información que me diste. Perdón, le di la esfera a mi amiga...
  • ... Luz - continuó Israfil - lo sé, te estuve observando. Parece buena chica, has tenido suerte en este mundo.
  • ¿Por qué lo dices?
  • Porque has crecido en un entorno familiar agradable y todos te quieren. La verdad no podemos controlar el mundo en que nacemos y, muchas veces, nos toca "nacer" en ambientes inhóspitos, con seres de corazones corrompidos y llenos de rencor. ¿Has podido despedirte de tus padres?
  • Aún no. Ellos vendrán pronto. Les dije que tenía que decirles algo y, si no te ven, no me creerán.

En efecto, los padres de Clara aparecieron y se quedaron boquiabiertos al ver a Israfil. No solo se impresionaron por su estatura, sino también por su belleza y sus ojos llenos de misterio. En definitiva, ese joven pertenecía a otro mundo.

  • ¿Qué está pasando, Clara? - le preguntó su mamá.
  • ¿Quién es él? - le preguntó su papá.
  • Mamá, papá. Él se llama Israfil. Vino de muy lejos para salvarme de aquel violador. Y como agradecimiento, emprenderé con él un largo viaje. Y... la verdad... no estoy segura de si podré volver.

La mamá se llevó ambas manos por la cara, ahogando su grito de dolor. El papá, en cambio, se acercó a Israfil y, sin dejarse intimidar por su altura, le reclamó:

  • ¿Quién te crees que eres? ¡No puedes llevarte a nuestra Clara, así como así! ¡Si no te largas pronto, llamaré a la policía!

Israfil no dijo nada. Simplemente extendió sus manos y salió de ellas unos cúmulos de luz, que se dirigieron a las frentes de los padres de Clara. Al recibir el impacto, cerraron los ojos y se quedaron dormidos.

  • Les he modificado la memoria - Le explicó Israfil a Clara - Ellos olvidarán que tuvieron una hija. Lo siento, Clara. Tuve que hacerlo.
  • Lo entiendo - dijo Clara, quien estaba haciendo todo su esfuerzo por no llorar - sería más doloroso si recordaran que los dejé. Ya fue suficiente con Luz. No quería pasar por lo mismo con mis padres.
  • Aún estás a tiempo de echarte atrás...
  • ¡No! - le interrumpió Clara - ¡Ya tomé mi decisión!

Israfil sonrió. Esa era la Shael que había conocido.

La tomó de la mano, pronunció unas palabras extrañas y se introdujeron en la nave.

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Esa noche, Luz vislumbró una estrella fugaz en su ventana. Recordó a Clara y volvió a sujetar la esfera que le encargó. Esta vez, dejó que sus lágrimas corrieran libres por su rostro, en ausencia de su amiga.

  • Clara, juro que nunca te olvidaré. Aunque me muera, aunque reencarne en otro mundo y con otro aspecto, siempre te buscaré. Te amo y siempre te amaré, porque tú eres y serás la estrella que guía mi camino. Por eso, Clara, espero que no me olvides y regreses a mí apenas hayas terminado con tu misión. Te estaré esperando, Clara. ¡Para siempre!




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