Conjunción de ambos mundos

Capítulo 14. El fin de la existencia

Todo indicio de luz y vida había desaparecido. Las plantas, los animales y cualquier partícula orgánica. Hasta los seres del sol se desintegraron, pero lograron brindar parte de su esencia a Israfil para que su cuerpo no perdiese consistencia durante su lucha contra Adusias.

Ambos guerreros no paraban de blandir sus espadas. El cuerpo de Adusias irradiaba energía oscura y se percibía muy diferente a las “energías negativas” propias de su especie. Pero eso también le trajo severas consecuencias provocando que, ante cada uso de la energía oscura, su piel se agrietase.

  • Una vez que te derrote, iré detrás de Shael y la haré mía – le dijo Adusias a Israfil – también me apoderaré de tu hija y, así, tendré la fuerza suficiente para derrotar a Belcú.
  • ¡Hablas demasiado! – le dijo Israfil, sin dejar de atacarlo con su espada - ¡Pronto nuestros cuerpos se desintegrarán con la materia oscura del universo! Nunca lograrás tu objetivo y me encargaré de eso, aunque me cueste la vida.
  • ¡Eres tan ridículo! ¡Entiende que ya no tienes chances de ganar! ¡Así es que ríndete y deja que acabe contigo!
  • ¡Lo mismo digo de ti! ¡Y si voy a morir, te llevaré conmigo!

En el fondo, ambos sabían que ya no tenían escapatoria. Tanto sus cuerpos como el mundo donde peleaban fueron absorbidos por la oscuridad y toda la potencia de ese 95% de materia oscura del universo los desintegraba lentamente. Aunque lo lógico era escapar de ahí inmediatamente, ellos siguieron luchando, defendiendo sus propios ideales.

Y mientras peleaban, a unos cuantos planetas de materia oscura a distancia, estaba Belcú descansando en su jardín de almas. Cuando creía que no pasaría nada interesante, percibió que muchas de ellas comenzaron a titilar, nerviosas, como si estuviesen alteradas a causa de un factor externo difícil de controlar.

Belcú suspiró. Pudo sentir la presencia de Israfil y Adusias quienes, poco a poco, se iban acercando al jardín de almas. No le importaba Israfil, pero temía que Adusias arruinase lo que tantas eras le costó cosechar y cuidar.

“Debí deshacerme de él desde el inicio” pensó Belcú, mientras se dirigía a la batalla “Pero también tenía deseos de saber qué tan lejos llegaría. Lástima que deba arruinar sus sueños, pero él se lo buscó”

Cuando los encontró, fue directo hacia ellos y se interpuso en el medio, deteniendo la pelea.

Tanto Israfil como Adusias lo miraron estupefactos. Aunque Belcú poseía un aspecto ligeramente diferente al que Adusias recordaba, pudo reconocerlo de inmediato. Israfil, en cambio, se sintió confundido. Era la primera vez que veía a un hijo de la oscuridad y eso le intrigaba.

  • Disculpen que les interrumpa, pero están dañando mi terreno – dijo Belcú – no puedo dejar que continúen con sus tontos pleitos.
  • ¿Qué pretendes, Belcú? – le preguntó Adusias, apuntándole con la espada
  • ¿Belcú? ¿Eres Belcú? – preguntó Israfil, retrocediendo unos cuantos pasos, pero sin soltar su arma - ¿Acaso estás apoyando a Adusias? ¿Por qué le has dado parte de tu poder para acabar con los incorpóreos? ¿Qué es lo que pretendes? ¡Respóndeme!
  • No pretendo nada – dijo Adusias, levantando ambos brazos por encima de la cabeza – soy un ser de la oscuridad y mi cuerpo está conformado por la materia oscura. ¿No saben lo aburrido que es este segmento del universo? Así es que solo intervine en sus conflictos para divertirme un poco. Lástima que deba poner punto final a esto. Pero antes de desintegrar sus cuerpos, solo les diré que estoy buscando la esencia divina, aquella que resulte de la mezcla de almas y experiencias pasadas, aquella que sea incluso superior a mí y que tenga el poder suficiente para crear un nuevo universo. ¡Así es! ¡Estoy buscando la esencia divina del Creador!

De sus manos salieron dos esferas que envolvieron los cuerpos de Adusias e Israfil. Luego, bajó sus brazos y desintegró sus cuerpos por completo. Eliminó cada átomo energético y material sin esfuerzo, además de borrar rastros de su alma para no darles ninguna chance de reencarnar en otros seres vivido.

Cuando terminó, Belcú se vio rodeado por unos puntos luminosos. Se dio cuenta de que eran residuos de los antiguos habitantes del sol energético y que no consiguieron escapar a tiempo de su destrucción. El hijo de la oscuridad extendió sus manos hacia adelante y dejó que esos puntos se acumulasen por encima de sus palmas. Luego, los unió y moldeó hasta lograr una sola esfera luminosa. Acababa de crear una nueva alma que lo llevaría directo a la parcela de las almas que aún no nacieron.

  • Cuando encuentres tu destino, podrás “nacer” como un material o energético – le dijo Belcú – mientras, descansarás con otros compañeros. Descuida, te cuidaré bien, no dejaré que ningún ser perverso se acerque a ti y te haga daño.

Regresó al jardín y depositó ahí esa alma, para luego acostarse en el pasto y continuar con su descanso.

Hacia tiempo que no desintegraba la existencia misma de dos seres tan distintos pero iguales a la vez. Y cada vez que hacía eso, hasta las almas se desintegraban. Era el don que adquirió al reencarnar como un hijo de la oscuridad, además de poder crear nueva vida a partir de residuos de estrellas y nebulosas de energía cósmica.

Pero todavía estaba lejos de crear un universo entero, algo que solo podía llevarlo a cabo un Creador. Y ese ser solo podía ser alguien que sobrepasase todas las existencias del universo para subsistir en el vacío con tan solo su conciencia.

Solo conocía a un ser que podría lograrlo. Y no era él.

Así es que no le quedaba de otra que esperar a que ese ser regresara a su lado para poder lograr ese objetivo, aún si lo obligaba a convertirse en un Creador en contra de su voluntad.

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¿Por qué no quieres reencarnar?

¿Qué te pudo haber sucedido para que pienses así?




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