Conmigo

XI

 

-Era tu hermana.

-¿Qué?

-Era... era tu...hermana.- Emma empezó a llorar.

No podía ser posible que Aisa hubiera llamado, no había rastro de ella y de repente llama.

-¿¡Qué te dijo!?- dije gritando por la adrenalina.- ¿¡qué dijo!?

Emma empezó a llorar con más fuerza, me imagino por el estado de shock en que se encuentra. Tome mi cabello entre mis manos, lo agarraba con tanta fuerza que podía ser probable que me hubiera arrancado pelo. Pero no me importaba, ¡mi hermana había llamado!

Emma pareció reaccionar unos segundos después, se veía más calmada. Respiro varias veces impacientándome un poco pero a la final habló.

-No me pudo decir mucho.- la voz le tembló un poco, pero no paró.- Dijo que estaba bien y que te quería.- y volvió a romper en llanto.

Desesperadamente  busqué el teléfono entre las sabanas, cuando lo tuve en mis manos busqué el número y rápidamente marqué.

El teléfono empezó  a sonar, golpeé el piso con mi pie de manera consecutiva y fuerte, la ansiedad me está matando.

Miles de situaciones pasaron por mi mente. Había visto muchas películas policiacas para saber que alguien que secuestraban decía "que estaba bien" era porque estaba de todo menos bien.

Tenía la ligera sospecha que en esa llamada era oída por la persona que la tenía.

Lo sentimos este número no existe.

¿Qué?

Miré el teléfono incrédulo, volví a marcar el número y cuando lo puse en mi oído ni squiera sonó cuando me decía lo mismo.

Lo sentimos este número no existe.

Pegué un grito de frustración. Con todas mis fuerzas aventé el teléfono a la pared, se rompió , quedando en  pedazos.

-¡Max!

Empecé a tomar y tirar todo lo que se aparecía al frente, parecía un puberto. Tenía tanta rabia contenida en mi interior, que esta era la forma en que podía sacarla.

Emma gritaba , diciendo que me calmara. Pero no podía.

Tenía que dejar salir la rabia.

Pequé un último litro y de sopetón caí al piso derrotado. Empecé a llorar como un niño pequeño, toda esta situación me tenía harto. Estaba totalmente desesperado.

Sentí unos delgados brazos rodearme, que me transmitían una tranquilada que poco a poco lograba sentir, ella era la única que me traía paz.

-Estoy aquí.- dijo susurrando.- estoy aquí.

 

 

 

 


-Te veo muy estresado

-Lo estoy.

-¿Qué sucedió?

-Tengo problemas con...una empleada

-Deberías tomarte un descanso.

Me preocupaba Matías. Vivía trabajando como un loco, gracias eso tenía mucho dinero pero tenía la sensación de que no era feliz, sin embargo últimamente se notaba más vivo, sus ojos brillaban, pero a veces había días que venía más molesto que nunca.

Él mi mejor amigo de la infancia, somos inseparables, pero desde lo de Aisa, no hemos podido compartir tiempo juntos, hasta ahora.

-¿Sigues con lo de tu hermana?

-Mi jefe me dijo que parara pero no puedo, estoy desesperado.

-Deberías escuchar a tu jefe.

Me sorprende con la tranquila con la que habla, hace un momento se veía estresado y ya está tranquilo, es algo que siempre ha caracterizado a Matías, siempre cambiaba rápido de actitud.

-Emma también me dice lo mismo.- le contesté- pero es mi hermana, siento como si la abandonara.- dije, repitiendo  lo que siempre decía cuando alguien preguntaba por Aisa.

-y... ¿qué piensa tu mamá de todo esto?

-Esta como si nada, eso es lo que más me molesta de ella. Dice y cito: seguro Aisa se fue con un muchacho.

-No creo que hiciera eso.

-lo sé, yo tampoco. Conozco a mi Hermana, no sería capaz.

A Matías le había afectado mucho la desaparición de Aisa, igual o a mí. Sabía que él tenía un enamoramiento por mi hermana, a pesar que a nadie le gusta que su mejor amigo este loquito por su hermanita, a mí no me desagradaba completamente la idea.

A veces dudaba de él.

Nunca quería que mis pensamientos llegaran tan lejos, pero sería un mentiroso si decía que nunca había desconfiado.

A veces me parecían ridículas mis ideas, pero en este tipo de situaciones, todos eran sospechosos.

En la conversaciones les hacía pregunta indirectamente sobre el tema para estudiar su reacción, siempre respondía de la manera que era correcta, sin mentiras y engaños y eso hacía que mi frustración creciera porque no sabía quién podría ser el maldito que secuestro mi hermana, o la maldita. 

Desde la llamada me encontraba más paranoico. 

Nos quedamos en silencio, aproveche para pensar cómo hacerles preguntas indirectamente.

-Últimamente has estado un poco contento...- lancé.- ¿Has conocido a alguna chica?

Me miró por breves instantes, lo vi dudar al hablar y me tense, tal vez vi  cosas que no era. Tal vez me estaba volviendo loco.

-No ...no he conocido a nadie.- dijo.- ¿por qué preguntas?

-No se.- dije inocentemente.- A veces te veo muy contento...te brillan los ojo.

-¿Acaso eres Gay?- preguntó en broma.- Tal vez  tuve un polvo en la noche, nada importante.

-¿¡Mi hermana no es importante?!

-¿Qué?

Me puse  pálido cuando me di cuenta de lo que había hecho.

Era un idiota.

-¿Acaso estas enfermo?.- dijo Matías parándose del sofá, su rostro se empezó a tornar roja, oh oh.- ¿¡Cómo puedes pensar una cosa así!?, ¿¡Cómo puedes pensar que la secuestré!?

-Lo siento...-conteste arrepentido.- pero entiéndeme estoy desesperado.- la voz se me quebró al final.

-Que estés desesperado no significa que andes insinuado que yo le hice eso a Aisa.- se fue acercado a la puerta.- Estas loco.

-Espera Matías, lo siento ...no quise decir eso.

-No me interesa, me voy.- cuando la mitad de su cuerpo estaba fuera de la casa se volteó.- Me voy a reunir con un socio...no, lo siento, te estoy mintiendo. Voy a Ver a Aisa que la tengo en mi sótano, imbécil.




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