Rui miró cómo el hombre lobo estaba encima de Matías, encajándole las garras de una mano sobre el pecho y las garras de la otra amenazadoramente sobre la piel del cuello del que fuera su mentor; el hombre lobo gruñía, mostrando los colmillos.
Rui estaba a punto de desplegar sus alas, pero tenía sus dudas, era una situación delicada, esa reunión pretendía una paz necesaria para ambas razas, miró a Elijah, que con una sola mirada le negó hacer cualquier cosa.
Matías por su cuenta, reconocía que se había relajado demasiado como para tener la guardia baja en esa reunión, había olvidado que estaban tratando con bestias, y al estar de espaldas contra el suelo no podía desplegar sus alas para poder defenderse.
—¡Micah! –dijo Gaspar, y aunque, el Alfa no había alzado mucho su voz, a Rui le pareció tan potente como la del propio Jefe de los Cazadores.
El hombre lobo confundido, se alejó torpemente de Matías, mientras miraba sus manos manchadas de rojo.
—Es mejor que te vayas. –había sugerido la Compañera del Alfa, ella, que parecía más menuda que Gaspar, lo contenía con el simple toque de una mano sobre la muñeca de él.
—Lara, será mejor que lo acompañes. –ordenó Elijah.
Lara se levantó y salió de la reunión, Rui se quedó ahí dentro, queriendo seguirla y acompañarla, pero tuvo que quedarse, alguien tendría que pasarle la información a Lara, y Rui sabía que sólo él, después de Vanesa, tenía ese papel de confianza.
—Disculpen el comportamiento de Micah. Normalmente, él no es así. –se excusó el Líder Alfa.
Elijah solamente se enderezó en su sitio, y asintió después de pasarse un nudo por la garganta, a su ver, parecía que tanto el Líder de los lobos como el Jefe se estaban midiendo, sobre todo después de lo sucedido entre el otro lobo y Matías.
—Demos comienzo a esto de una vez. –comentó Matías con un gruñido de enfado, mientras trataba de arreglar inútilmente su camisa.
Elijah, el Jefe, miró a Matías con el ceño fruncido; había algo raro pasando entre ellos, no se trataba solo de lo que acababa de acontecer, el Jefe se portaba muy receloso con Matías, aunque lo había presentado como su segundo al mando, Rui supuso que eran más celos porque Matías era joven, bien podría ser que en algún futuro él fuera el Jefe.
—La razón por la que la mesa de los Cazadores es redonda es para que todos puedan hablar. –explicó el Jefe, mirando a todos y cada uno de los presentes.
—Ustedes saben los motivos por los que propusimos a Micah en esta búsqueda, es el mejor rastreador. –explicó Gaspar, el líder alfa de los lobos–. Lo que queremos saber –continuó– es porqué ustedes han propuesto a Lara Abreu.
Se hizo un largo silencio, todos queríamos saber por qué el Jefe había insistido en que Lara participara en esta búsqueda al lado de los lobos sabiendo lo que ella había pasado por causa de estas criaturas. Cuando ya parecía que no iba a hablar, lo hizo.
—Preferiría mantener eso para mí. –se acomodó en su lugar–. Sin embargo, les informo que dicho secreto no afecta de manera alguna esta alianza.
—Como mínimo yo debo saber de qué se trata. –exigió Gaspar, con seriedad.
Pareció que Elijah consideró las palabras del Líder Alfa.
—Bien, pero solamente se lo confiaré a usted. –respondió Elijah.
En esta ocasión fue el hombre lobo el que consideraba la propuesta del Jefe, pero antes de responder miró a su mujer de modo significativo, entonces ella asintió casi imperceptible.
—De acuerdo. –respondió el hombre lobo alfa.
—Sigamos adelante... –propuso Matías con un gruñido, dejando en claro su postura.
—Es más que claro, Matías, que Lara Abreu y Micah Tossel se ocuparán de la búsqueda. –respondió Elijah, casi en un gruñido, pero demasiado consciente de la presencia de los lobos.
—No hay más que discutir entonces. –dijo Matías.
—¿No? –preguntó Matías, adelantándose a Rui, –. Lara no puede estar entre lobos.
—Cállate, Matías. –ordenó Elijah, con su más severa mirada–. No pongas en duda la capacidad de Lara.
—No es la capacidad de Lara lo que me preocupa, sino la historia que ella tiene con los lobos. –explicó Matías, con un tono que Rui identificó como malicioso.