Conoce a tu enemigo

Capítulo 8

Maitane Mendoza estaba sin seguros, cuando Teodoro Soria hizo ingreso a la casa. Adentro estaba más frío de lo usual. A diferencia de otras veces, las puertas de la sala de estar, a la izquierda del pasillo, estaban abiertas de par en par. Sobre el sofá principal, había un par de frazadas, mal acomodadas, que daban a entender que alguien había mal dormido ahí.

Atendiendo a la rutina, avanzó hasta el estudio, abrió la puerta y encontró adentro, al intento de humano, que era dueño de la casa. Borja de la Torre descansaba sobre el sillón blanco de tres cuerpos, que habían puesto, sólo para dar un aire más sofisticado al lugar. Ese aire se había perdido, en el minuto en que el joven cantante, había decidido transformarlo en su habitación temporal.

Teo abrió el cortinaje que ocultaban los grandes ventanales. Borja se removió en su lugar, pero no despertó, se tapó con la chaqueta, buscando escapar de la luz que ingresaba. El manager viró la mirada con fastidio y se decidió a despertar a su amigo. La intención fue contenida por el ingreso, al lugar, de la menuda figura de la señora Irene, cargando una bandeja.

La señora Irene iba, al menos, una vez a la semana a realizar las labores de la casa. Teo consideraba que no se le pagaba suficiente por tratar de mantener habitable ese lugar.

—Don Borja está durmiendo, no lo despierte —susurró—. El pobre se acostó muy tarde.

Teo bufó.

—Le dejaré el desayuno aquí —apuntó a una mesita junto al sillón—. Usted venga y tome desayuno en la cocina. El joven Dorian lo acompañará.

Teo le dirigió una mirada de incomprensión.

—¿Quién es Dorian?

—El amigo de Don Borja —explicó ella, como si se tratara de una obviedad.

—¡¿Amigo de Borja?! —exclamó y la señora Irene le dedicó una mirada de preocupación frente a la posibilidad de despertar al joven.

Teodoro sabía que Borja era de pocos amigos y considerando la cantidad de años que llevaban conociéndose, se consideraba el principal de ellos. Como además, trabajaban juntos sabía quién componía su círculo más cercano. Nadie allí, se llamaba Dorian. De eso estaba seguro.

Aún confundido, se encaminó a la cocina a descubrir por sí mismo de quién hablaba.

En efecto, sentado en la mesa vieja de la cocina, había un joven de rostro frugal y lleno de energía. Al manager, le dio un aire ligeramente conocido.

—Hola —le saludó el desconocido—. Soy Dorian. Tú debes ser Teodoro, el amigo de Borja y su manager. —Sonrió—. Casi siento que te conozco. —Dijo esas palabras con la certeza de quién las ha usado mucho.

—¿Nos conocemos? —Una frase que, también, Teo había usado varias veces.

—Casi, casi —explicó—. Soy el hermano de Lesz.

Teo no sabía a quién se refería.

—Eres amigo de Borja...

—Yo creo que sí. A estas alturas ya sabemos suficiente el uno del otro, como para considerarnos amigos, creo.

La señora Irene se adelantó a servirle una taza de café a Teo y lo acomodó en la silla junto al joven Dorian.

—Así que eres el hermano de Lesz —continuó en su camuflado interrogatorio— y el amigo de Borja ¿Cómo es que no sabía de ti?

Dorian rio.

—Es que nos hicimos amigos ayer por la noche.

—El joven Dorian se quedará toda la semana —explicó la señora Irene, dejando una galletas en la mesa—. Don Borjita me pidió que le preparara la habitación con puerta a la calle. 

—¿Lesz también se quedará aquí?

Dorian rio.

—No, ¿por qué lo haría? Lesz tiene su departamento, pero como ahí no hay suficiente espacio para mí, Borja me ofreció una habitación en su casa. De cualquier forma, creo que le sobran.

La señora Irene se puso a ordenar la cocina. Como agradecimiento, Dorian tomó la vajilla que había usado y él mismo se encargó de lavarla. Se movía con tanta naturalidad en el espacio, que cualquiera que lo viera, pensaría que era uno más de los dueños. A Teo su actitud le generó desconfianza.

Mientras bebía su café matutino y encendía su primer cigarrillo, el joven manager revisó las redes sociales. Lo que descubrió ahí, lo dejó estupefacto. El cigarrillo quedó encendido en el platillo del café, cuando abandonó la cocina. No había tiempo para dar explicaciones. Entró rápido en el estudio. Hizo tal ruido que su amigo, finalmente despertó.

Tenía una jaqueca horrible, como no había tenido nunca. Borja no era un bebedor asiduo, era más bien un bebedor social y hace mucho, si es que alguna vez lo hizo, no salía por gusto propio. La mayoría de sus salidas nocturnas tenían que ver con el trabajo.

En general no bebía, porque pensaba —con justa razón— que el alcohol podría dañar sus cuerdas vocales y que la mezcla entre alcohol y medicina podía ser perjudicial. No sabía en qué había estado su cabeza, cuando había aceptado la salida, que Dorian le había propuesto.

—¿Quién es Lesz? —le preguntó Teo como saludo.

—¿De qué hablas Teo? —se quejó— ¿Quién es Lesz?

—No sé, dímelo tú.



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En el texto hay: romance, odio, romance drama

Editado: 14.11.2021

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