Mago

Narrador

(Sentado en la primera fila, escuchando las risas y las sorpresas del público, con unas palomitas en mano y un conejo de peluche rasgado.)

— Y ahora, haré desaparecer a un miembro del público. ¿Algún voluntario?

¿Crees en la magia? Los magos son descritos como seres con habilidades de ocultismo y poderes sobrenaturales, ¿Irónico no? Según nosotros la magia no existe, pero aún así alabamos a aquellos que la interpretan, o bueno, que la ejercen, Cabello gris, ojos verdes, y una mirada que no se pierde. Traje negro y capa negra con un sombrero que se supone vuela.

Vean, veanlo, con un chasquido, desaparecera a tus amigos, con rimas regresará a lo perdido, y con falsas miradas jamás pasará al olvidó. Claro está que capta tu atencion, te sorprendera, y luego, te olvidarás. No pierdas de vista su varita, sus movimientos y rimas.

En su cara la “ilusion” está detallada, una percepción errónea de la realidad, como una ilusión óptica, la esperanza de algo deseado, a menudo infundado, que produce satisfacción, y el sentimiento de ánimo y entusiasmo hacia algo o alguien. Pero la ilusión es solo rencor, analiza y comprende, no todo es actuación, verdad y rencor se refleja en su ardor. Un eco de dolor que resuena con fulgor.

(Estallidos y luces anuncian el fin de la actuación, el mago hace una reverencia y se perdie entre la neblina y los gritos del momento, tras banbalinas los aplausos y las admiraciónes se hacen presente, más ego y vigor no podrían ser tan decentes)

— Eres el mejor Carl —dice uno de los trabajadores.

— Si, eres todo un mago —dice otro aplaudiendo.

— Nunca lo duden —responde el.

Carl Líes, joven, alto, atractivo, y todo un rompecorazones, para el la recompensa de ser elogiado y admirado es la mejor recompensa que otros le brindan, no, es su ley, desde niño fue llamado como “el prodigio de la ilusión” desde la niñez se le ha sobre-ensalzado haciéndole creer que es el centro del mundo, su talento natural para el engaño y la manipulación es tal, que pareciera carente de empatía.

Para el solo existe su punto de vista, su historia, y sus leyes.

En la oscuridad de su camerino, el mago se deja caer en su sofá, cabeza ladeada y mirada enojada, la magia que lo caracterizaba se desvanecio al cruzar la puerta, los halagos y el placer que le generan es tal que no puede ni empatízar contigo, pero ¿Hay algo que lo moleste? La respuesta, si.

Presta atención y escucha lo que hay a su alrededor, químicos y algo mas oscuro, algo más inexplicable, provoca una sensación de retorcion y terror que no te imaginas, las apariencias físicas son el ardor del mundo. Más lo que no existe, es lo que se exprime.

“Maldición, nada, nada de nuevo, debe ser el conejo,si, eso es.” Se dijo a si mismo, levantándose del sofá camina hacia la salida, siguiendo el camino y el lodo con una linterna encendida, vaga y vaga por detrás de la carpa y su presencia se detiene frente a las puertas. Madera podrida, sangre en el suelo, ecos y sollozos de viejos recuerdos, caminando en la oscuridad llega al pasillo.

Dónde lo espera un viejo amigo, en la mesa frente a el, yace inerte el cuerpo de su conejito, con el abdomen extendido. ¡Falle! ¡Falle de nuevo! Se reclama el mago con sus reclamos, lo que lo frustra no es el hecho de perder al animalito, sino, el no conseguír revivirlo, piénsenlo, piénselo bien, un mago capaz de revivir algo sería la sensación y recibíria infinadad de halagos.

El reconocimiento debe ser tal, como para poder matar sin pensar. “ ¿Y si lo que está mal es el cuerpo?” se cuestiona haciéndole ver que debe ser eso. El no parara hasta conseguir lo que quiere, aún eso signifique perder lo que tiene, alguien incapaz de reconocer a otros no teme perderlos. El precio a pagar es expensivo, no hay nada que perder cuando estás solo y sin nadie.

Su único interés es ser reconocido demostrar por qué el es “El mago”.

— ¿Carl? —pregunta una voz en la penumbra del albor.

Date la vuelta, datela y verás, que incluso tus conocidos cuenta se dará, “¿Qué quieres? Iba a preguntar.

— ¿Mikhail? ¿Que haces aquí? —pregunta el mago con gesto enojado.

Un viejo amigo, un viejo conocido, eso es lo que es, para algúien como el.

— Ya es media noche y el circo ya cerró, Marie dijo que te vio salir y Sahili siguio tu rastro hasta aquí, yo solo la seguí. —respondio Mikhail.

En ese momento una chispa se encendio, una risa en el lugar resonó, Sahili, eso es, un animal con capacidades extrañas, su sangre cuaugula con rapidez y su mente procesa sin vejez. Esa es la respuesta para su problema, un perro rescatado de la calle con habilidades excepciónantes y razonamiento inexplicable.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué la risa? —pregunta Mhaikal con confusión.

— Ya se cómo lo haré —resonde Carl veloz, señalando a la mesa dónde yace el conejo descuartizado sin compasion— pronto todos hablarán sobre “Carl el inmortal” y tu amigo mío, me ayudarás.

Mikhail es uno de los acróbatas del circo, alguien lesionado y activo, ¿Cuántas veces casi has muerto? ¿Cuántas veces te han dicho que dejes tu trabajo? ¿Cuántas veces no has rogado por parar tu dolor? Eso es loq ue Carl quiere decir ante la mirada atónita de su amigo, pero no lo dice.

— Carl, esto es horrible, matas, extripas y descuartizas por querer. No existe tal cosa como la inmortalidad. —responde Mikhail con el ceño fruncido.

“Esto ya no es normal, nos atraparán y luego nos despedirán, Carl” es lo que Mikhail piensa, si bien el conoce lo que es la compasión y el temor, Carl no, para el mundo solo gira entorno a su mismo y nadie cambiarlo podra nunca jamás.

— ¡Por qué probada aún no está! —responde Carl— yo sé cómo hacerlo, puedo y lo haré, y si tú no piensas ayudarme entonces será mejor que del mapa te borres. —amenaza es lo que dice, su codicia y orgullo lo dirigen.

Mikhail decide no continúar, puesto que hay mucho que perder y poco que recibír. El prefiere darse la vuelta y no mirar atrás, por más que a Carl quiera, jamás cambiarlo podra.