Conociendo a tu Crush

Capítulo 13

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Durante las primeras dos horas en que me acosté sobre la cama, no pude dormir. Así que decidí levantarme y salir del dormitorio a escondidas.

Desde luego tuve cuidado en que el guarda de seguridad no me pillara.

Y ahora estoy detrás de la universidad, sentada sobre el suelo y recargando mi espalda en la pared.

Mientras juego con las mangas de mi suéter, las risas burlonas se reproducen en mi cabeza una, y otra, y otra vez, atormentando mi sueño y acabando con mi autoestima.

Para distraerme, observo la hermosa noche estrellada y una gigantesca luna llena.
La brisa agita mi cabello y cierro los ojos, luego inhalo profundamente para relajarme y despejar un poco mi mente.

―¿Por qué estás sola a estas horas y fuera de la universidad?

Abro los ojos de golpe, y casi saltando del susto.

Mi mirada encuentra automáticamente al intruso que interrumpió mi tiempo de relajación.

Suspiro exasperada por no tener unos cuantos minutos para mí y desvío la mirada.

―Podría hacerte la misma pregunta.

De reojo, observo a Rick encogerse de hombros.

Obstinada y cansada sobre la situación, miro el suelo y le pregunto a Rick sarcásticamente:

―¿Entonces también vienes a burlarte de mí?

―No ―responde y levanto la vista. Rick mete sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta―. Solo quería salir un rato. ―me sonríe de lado y se sienta en frente.

―A veces me sorprenden tus raros cambios de humor. ―me quejo mientras enrollo las rodillas con mis brazos y recuesto la barbilla sobre ellas.

―¿A qué te refieres? ―pregunta frunciendo el ceño con gesto confundido.

―A que siempre me estás molestando y acabando con mi paciencia, y otras veces estás... no sé, diferente. ―suspiro y comienzo a sentir los párpados pesados.

―¿Diferente?

¿Es lento en entender o qué?

Bufo y lo miro como si fuera obvio.

―En que te comportas de manera extraña como ahora, casi podría decir que tratas de simpatizar conmigo, y lo digo porque la mayor parte del tiempo eres un idiota con los demás. ―me sincero.

―Auch ―dice llevándose la mano derecha al pecho, y se queda pensativo en su lugar. Luego de unos segundos en silencio habla―. ¿No puedes dormir? ―inquiere y niego con la cabeza―. ¿Es por lo que sucedió hoy en el Starbucks?

Ladeo la cabeza interrogante y al mismo tiempo consternada.

¿Acaso estuvo allí?

No recuerdo haberlo visto pero recuerdo claramente muchas personas con sus celulares en mano y apuntando hacia mí.

¿Y si vio las fotos?

Si eso se llegara a difundir...

Me llevo ambas manos a la cara en un momento de desesperación.

―¿Estuviste allí? ¿Lo viste todo? ―pregunto apenada y sintiendo el calor subir por mis mejillas.

―Sí ―responde serio―, pero no te avergüences. Las máquinas pudieron haber estado averiadas... o alguien las pudo haber saboteado. ―murmura lo último para sí mismo, aunque lo alcanzo a escuchar.

Dejo de cubrir mi rostro y lo miro extrañada. Es algo casi imposible. ¿Quién querría sabotearme?

―¿Te cuento un chiste? ―sugiere de repente, y aunque me parece excéntrico su comportamiento, termino asintiendo―. ¿Qué le dice un pollito a otro pollito?

Lo pienso durante un rato, pero no tengo ni idea. Soy mala para adivinar, y por alguna razón, percibo cierta similitud a los pésimos chistes de Zoe.

―No lo sé. ―me encojo de hombros.

―¡Caldito seas!

Al principio, no me causa risa, sin embargo, luego de unos segundos suelto una carcajada.
Rápidamente me cubro la boca para que no me escuche el guarda.

Aclaremos esto.

No me río porque me parezca gracioso el chiste, si no porque como lo pensé, es pésimo.

Él mira hacia los lados asegurándose de que no haya nadie y luego me mira sonriente.

―¿Ahora te sientes mejor? ―pregunta observándome.

Asiento aún sin borrar la sonrisa de mi rostro y recuesto mi cabeza en la pared, mirando hacia arriba.

No le voy a decir lo pésimo que fue, ya que sé, que lo hizo con una buena intención.

―¿Te gusta? ―pregunta sentándose ahora a mi lado e imitando mi acción.

―Sí. ―respondo sin despegar la vista de la luna.

―Está hermosa ―lo escucho decir. Dirijo mi vista hacia él, e inconscientemente empiezo a admirar su perfil.
Es realmente guapo, lástima que sea un completo idiota―. ¿Qué tanto ves?

Doy un respingo en mi lugar y mis ojos se abren como platos.

¿Cómo rayos se dio cuenta?

―Nada. ―es lo único que logro responder.

Ciertamente, conocer este lado de Rick es realmente interesante.

Vuelvo a mirar hacia arriba y seguimos una larga charla donde el tiempo se ha desvanecido para ambos. Pronto su voz se escucha lejana y empiezo a sentir nuevamente mis párpados caer.
Y aunque trato de evitarlo, pierdo la batalla.
 

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Giro sobre la acolchada y suave sábana mientras me pregunto el porqué no habrá sonado la alarma aún.

Sigo moviéndome y empiezo a estirar los brazos y las piernas todo lo que me da. Bostezo e intento abrir mis ojos pero tengo tanto sueño que los dejo cerrados aún sabiendo que estoy despierta porque no quiero levantarme.
Giro nuevamente, entonces recuerdo que debo ir a clases.

El sueño se me espanta con solo pensarlo y abro los ojos lentamente. Toco la suave tela de la sábana con la palma de mi mano y de ella proviene un olor exquisito, pero es una fragancia varonil la que me embriaga. Tomo la tela entre mis manos y cierro los ojos para inhalar y tener una mejor esencia del olor.

Huele fantástico... un momento, ¿por qué huele a perfume de hombre?

Abro mis ojos de golpe y miro alrededor.

No es mi dormitorio, no es mi sábana y no es mi cama.

¿Dónde rayos estoy?

Asustada, me siento sobre el acolchado y observo todo el dormitorio con detenimiento.




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