Conociendo a tu Crush

Capítulo 22

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He tenido muchas dudas estos días, empezando por cómo rayos voy a soportar a Victoria hoy en el centro comercial. Y mi lado curioso sigue preguntándose qué sucedió entre Aaron y ella para que pusieran fin a su relación, o al menos eso supongo. ¿Y por qué Aaron falta tanto a clases, eh?

—Holaaa... Carolina llamando a tierra a Melody —mis pensamientos se ven interrumpidos por mi amiga desde el otro lado del computador. Tiene el ceño fruncido y los brazos cruzados, como si algo le molestara—. ¿Me estás escuchando?

—Sí, sí, por supuesto. —trato de verme lo más convincente posible.

—¿De qué hablaba?

¡Demonios!

‹‹Melody, espero que tu cerebro procese una mentira sutil››, me digo a mí misma.

—Sobre... —ya valió—. No lo sé —exploto—. No sé de qué hablabas.

Ladea su cabeza mirándome entre molesta y divertida.

¿Eso es posible?

—Te hablaba sobre el chico con el que saldré mañana. —tuerce sus labios y se frota el ojo derecho para luego bostezar.

—Ah... Sí, sobre eso. —digo asintiendo repetidas veces.

—Por cierto. ¿Dónde está Aaron? —dice ahora moviendo sus ojos bien abiertos por todo el dormitorio de un lado a otro en su búsqueda.

—No lo sé —me encojo de hombros—, debe de estar con Victoria. —Bufo y coloco mi brazo derecho sobre el escritorio para apoyar mi mejilla sobre la mano.

Ella esperaba con ansias poder verlo, ya que la mayoría del tiempo pasaba en mi dormitorio. Excepto días como estos, que desaparece de la faz de la tierra y aparece cuando menos los esperas, como un fantasma.

Ella me mira con pena. Y no la recrimino, yo tengo la culpa por hacerme de ilusiones con algo que nunca sucederá. 

Carolina sabe que el haberme topado con Victoria en días pasados me ha sentado fatal, y no sólo por ese hecho, si no por el hecho de estar todo el tiempo pegada a Aaron como un moco.

Lanzo un bufido exasperado y mi amiga vuelve a bostezar por segunda vez queriendo tragarse el mundo entero.

—Deberías dormir. El cambio de horario no ayuda mucho. —digo mientras la miro estirarse cual gato recién despierto de su querida siesta.

Asiente lentamente con un dejo de cansancio en su voz.

—Hablamos luego, ¿okay? —dice somnolienta y asiento—. Te quiero.

—Y yo a ti. Adiós. —me despido agitando la mano y la llamada finaliza.

De Londres a mi ciudad natal, hay una diferencia de ocho horas. Por lo cual, no es factible que me llamen a esta hora o yo a ellos.
Son las 9:30 a.m., así que allá deben de ser la 1:30 a.m.

Mi amiga debe de quererme mucho para llamar a estas horas. Estoy casi segura de que llevaba las horas contadas o simplemente dejó una alarma para levantarse y llamar.

Claro, cuando le contesté la llamada no hizo más que quejarse, ella no es buena en el ámbito de la tecnología.

Cierro la ventanilla del Skype y me dirijo al baño para darme una ducha.

Desearía no ir al centro comercial, pero vamos, esto me sumará muchos puntos. Y uno de ellos es llevarme bien con Victoria, a pesar de que la odio y hay resentimiento de celos hacia ella, no creo que sea tan mala, ¿verdad?

 

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—Te juro que te encantará. Dan unos exquisitos fideos y la pizza es extraordinaria. —Aaron habla maravillado sobre el lugar al cual vamos a almorzar. Pero mis ánimos están desinflados y no hago más que asentir retóricamente con la cabeza.

Sin embargo, la idea de ir a comer pizza no está tan mala, después de todo es una de mis comidas favoritas.

Estando frente al centro comercial, nos disponemos a entrar y dirigirnos al lugar donde nos encontraremos con Victoria.

El lugar lleva por nombre Pizza's Pilgrim. Un restaurante italiano donde el menú es variado y por lo que veo, no es elegante o algo sofisticado, si no más bien hogareño.

El olor a pizza recién hecha embriaga mis fosas nasales y hace que automáticamente aspire profundamente.

Caminamos en silencio hacia una mesa donde se encuentra una chica de cabello castaño de espaldas a nosotros. Aaron se adelanta y le da sorpresivamente un beso en la mejilla que la hace exaltar.
Mi corazón se contrae y hago una mueca, pero pronto me recupero y me ergo para verme un poco más alta.

Hoy traté de vestirme lo mejor posible. Un vestido floreado, unas zapatillas con un pequeño tacón y una chaqueta de mezclilla.

Saludo a Victoria con una sonrisa fingida y agito mi mano. Aunque no veo el momento en el que ella se pone en pie y me estruja entre sus brazos con fuerza, queriéndome asfixiar. Mi primer pensamiento es apartarme, pero no lo hago cuando siento que simplemente es un abrazo. Su cabello con un aroma fuerte y que no logro descifrar me marea, y me aparto delicadamente para no ser grosera, en otro momento en el cual no estuviera Aaron la apartaría de un empujón, sin embargo, él está aquí, y lo que pienso no va acorde con mis planes.

—Aaron me ha hablado mucho de ti. —sonríe.

Miro a Aaron con una sonrisa sincera y tomamos asiento. Ella frente a él y yo a su lado.

El mesero se acerca y nos extiende las cartas con el menú a escoger.

Lo primero que mis ojos captan es una pizza suprema con hongos, jamón, queso, aceitunas y de más. No puedo evitar relamerme los labios.

‹‹Esto es una delicia, la obra más grande y perfecta que el ser humano haya creado››, mis pensamientos reaccionan a lo que mis ojos ven.

Levanto la cabeza y miro a los otros dos esperando a que se decidan qué comer.

—¿Te parece una pizza suprema? —pregunta Aaron, como si lo que va a salir de mis labios es lo mismo que él está pensando.

Abro mi boca para responder pero soy interrumpida por Victoria.

—Yo pediré una ensalada. —le entrega la carta al mesero y yo la veo horrorizada.

‹‹¡Pecadora!››, grita mi consciencia.

¿Cómo puedes comer una ensalada en una pizzería?




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