Conociendo a tu Crush

Capítulo 23

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Me ha pasado que me quedo mirando una cosa, pero en realidad no la estoy observando, en mi cabeza pasan miles de ideas, miles de pensamientos, mi mente juega conmigo haciéndome creer cosas que no son y de repente alguien pregunta: ‹‹¿Qué te pasa?›› y yo solo respondo: ‹‹Nada, solo tengo sueño››.

Me pasa con frecuencia, y cuando quiero evitar responder preguntas a las que no tengo respuesta.

No me he dado cuenta de lo que ha dicho el profesor durante la clase. Últimamente estoy muy distraída.

Observo a mis compañeros sacar sus cuadernos y de más. Los imito con una gran interrogante en mi cerebro. Confundida y sin saber qué hacer, trato de prestar atención a lo que el profesor explica mientras escribe notas importantes en el pizarrón, pero mi mente está tan ocupada pensando en el fin de semana anterior, que simplemente no puedo evitar desconcentrarme.

Pronto el timbre suena para cambio de lección.
No me he percatado de que la clase ha finalizado en un abrir y cerrar de ojos y soy la única que permanece en el salón.

Recojo mis cosas con rapidez y en desorden las meto en mi mochila.

—¿Ha disfrutado tanto la clase que ha decidido quedarse un rato más? —dice el profesor con tono burlón al percatarse de mi distracción durante la clase.

—La verdad que no. —digo en el mismo tono y, al ver fruncir su ceño, sonrío con suficiencia.

Antes de poder siquiera decir algo, salgo del salón dando grandes zancadas.

Luego me dirijo al comedor con la esperanza de no encontrarme con Aaron.

Sí, lo que leyeron.

El fin de semana anterior, cuando nos topamos con Rick y esa extraña atmósfera que nos rodeó cuando los tres chicos se sumieron en un silencio martirizante mientras se lanzaban miradas de odio, resentimiento, nostalgia y un sin fin de emociones y sentimientos que yo y Danielle pudimos percibir, me di cuenta de que había más de un secreto oculto por parte de los tres.

Llevo mi mano a la boca y muerdo una uña cuando lo recuerdo.

Antes de que Victoria pudiera decir algo más, Rick tomó de la mano a Danielle y llevándola consigo fuera del lugar se fue sin decir nada, sin siquiera despedirse de mí.

El resto del día Aaron y Victoria no cruzaron palabras, lo cual comenzó a ponerme nerviosa e incómoda, me sentía entrometida, por lo cual me vi obligada a inventar una escusa e irme. Sabía que tenían mucho de qué hablar, pero sobre todo, de ese perturbador encuentro con Rick. Y conmigo allí no dirían palabra alguna, por eso opté por escabullirme con una mentira astuta.

La cocinera me sonríe de una manera amable tras poner un poco de puré en mi bandeja. Le agradezco y sigo caminando hacia el área de postres. Quiero una gelatina color rosa y una rica y deliciosa manzana verde.

Me apresuro en buscar a los chicos, pero para mi mala suerte, están con Aaron.

Suspiro con resignación y camino en dirección a ellos, sentándome justo en frente del susodicho.

—Hola. —saludo a mis flamantes y locos amigos, tratando de no llamar la atención del castaño.

Por un momento mis ojos se encuentran con los de Aaron pero desvío la mirada rápidamente hacia el plato de comida.

Holiiis, guapa. —Saluda Zoe más contenta de lo normal. Supongo que le ha pasado algo bueno, pero prefiero pasarlo por alto con tantas preguntas que tengo en mi cabeza.

Luego un vago recuerdo pasa por mi mente.

‹‹—¿Y por qué volviste? —eso lo hizo escupir un poco de la bebida—. Lo siento. —dije apenada.

—No, no. Tranquila, fue por... problemas personales.››

¡Problemas personales mis nachas!

Creo que, ahora que lo pienso, una de las razones por la cual Aaron está en Londres, fue porque dio por terminada su relación con Victoria. A eso se refería con "problemas personales". Y no sólo pienso eso, si no que también Victoria tiene algo qué ver con que esos dos chicos se odien a muerte.

Lo supe desde el momento en que sus miradas hostiles se cruzaron.

¡Claro! Ahora todo va tomando sentido. El punto es, ¿por qué?

Llevo otra de las tantas cucharadas del pastoso y suave puré a mi boca.

No he quitado la mirada del plato desde que me senté, pero es que me aterra tanto mirar a Aaron a los ojos y saber la respuesta a todas mis preguntas, y una de ellas en especial es como una puñalada en mi corazón. O mejor dicho, en mi hipotálamo.

—Melody, siempre estás hablando y hoy estás muy callada. —comenta Max, sacándome de mis pensamientos.

‹‹Y tú siempre estás hablando de más››, dice mi conciencia.

Demonios Max, no quería llamar la atención y ahora tengo más de tres pares de ojos sobre mí.

—¿Estás bien? —pregunta con afán.

Max es un buen amigo, pero a veces sin querer estropea las situaciones haciéndolas más incómodas de una y mil maneras posibles y distintas por conocer.

—Estoy bien. —digo monótona, carraspeo ante las miradas curiosas y sigo comiendo mientras las ignoro.

—¿Segura? —vuelve a preguntar.

‹‹¿Seguro que no quieres mi puño en tu boca?››, pienso.

Levanto la vista y asiento lentamente mientras lo miro como si quisiera taladrar su cráneo.

‹‹¡Cállate de una vez por todas, Max!››, grita mi conciencia.

Me apresuro a terminar de comer y meto la manzana en mi mochila para luego levantarme y salir del comedor casi corriendo.

Empiezo a caminar por el campus tranquilamente y a observar a los chicos que están en él, hasta que una mano se posa sobre mi hombro y hace que me exalte y me detenga de repente.

—Lamento si te asusté. —dice abrumado.

No puede ser, es Aaron.

Me quiero dar una bofetada, pero como no puedo hacerlo, solo lo visualizo mentalmente.

—Tranquilo, solo... me asusté un poco. Nada más. —digo para tranquilizarlo.

Me sonríe de manera reconfortante, como si se diera cuenta de algo, lo cual me deja confusa.

—¿Pasa algo?

—Lo mismo te iba a preguntar. —dice mostrando su rostro con evidente preocupación.




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