Conociendo a tu Crush

Capítulo 29

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Mi cuenta de Instagram había llegado a los nueve mil seguidores, pero no tanto como la de Twitter, que ya sobrepasaba los trece mil.

Las notificaciones seguían llegando y por un largo tiempo, tuve que mantener el celular apagado.

Vibraba a todas horas: cuando dormía, iba al baño, desayunaba, en las clases, durante el almuerzo, en la biblioteca mientras leía, y nuevamente caía la noche y no paraba de vibrar.

Me tenía harta, quería mandarlo por el retrete, pero después de pensarlo por unos segundos, eso no me convenía, tendría que gastar dinero comprando un celular nuevo.

El trabajo que ya hacía con pesadumbre, fue reemplazado por una carga de energía cuando vi la cara del castaño por la puerta del Starbucks.

Me sentí aliviada. Hoy era viernes y debía llegar al dormitorio para empacar. Había hablado unos minutos con Emma por mensaje, esto debido a que Aaron le había dado mi número ante su insistencia, y estaba emocionada de volvernos a reencontrar.

—¿Cómo está yendo el trabajo? —pregunta, poniendo sus manos sobre el mostrador y mirándome con una amplia sonrisa.

—Un poco cansado. —respondo, limpiando parte del mueble.

—¿Te espero afuera?

Miro el reloj de pared y faltan 5 minutos para que termine mi jornada.

Devuelvo la vista hacia él y asiento repetidas veces.

Termino lo que estaba haciendo y me despido de Dave.
Al salir, observo a Aaron apoyando su espalda sobre la pared, me acerco y cuando se percata de mi presencia, me sonríe.

Nos dirigimos a su auto que está estacionado a una cuadra para ir a la universidad.

Luego de una corta trayectoria en vehículo, nos encontramos caminando hacia mi dormitorio.
Inserto la llave y giro el pomo, luego empujo la puerta y entramos.

Saco la maleta que está debajo de la cama y la pongo sobre el acolchado. Me dirijo al armario mientras miro a Aaron sentarse a un lado del equipaje.

Observo todo con detenimiento, preguntándome qué será lo mejor que puedo llevar, hasta que mis preguntas irrelevantes se ven interrumpidas por él.

—Lleva bikini.

Me giro y lo miro arqueando una ceja.

—¿Por qué? —cuestiono.

¿Acaso vamos...?

—Vamos a ir a la playa. —da un pequeño brinco sobre la cama y sonríe como un niño pequeño.

¿En otoño?

—¿En serio?

Asiente y le echa una mirada al equipaje.

—Sip. Ahora, termina de alistar la maleta, tenemos que llegar antes de que anochezca.

Frunzo los labios haciéndolos hacia un lado y me vuelvo a girar.

Saco todo lo que es necesario para llevar a una playa y lo empiezo a meter en la maleta más grande.

Aaron ayuda a doblar ropa y meterla, hasta que me percato de que toma unas braguitas.

¡Madre santa!

Se las arrebato de la mano con la cara de color carmesí.

Se ríe por mi reacción y vergüenza.

Dios Santo, ¿pero qué me sucede?

Cuando por fin terminamos, tomo la maleta y la pongo sobre el piso, el problema es que la misma casi me lleva al piso con ella.

—Deberías dejar algunas cosas... Son demasiadas. —dice en un sutil tono de voz sugerente.

Niego con la cabeza y frunciendo el ceño. Ahora, arrastro el equipaje sobre las pequeñas ruedas plásticas que creo, se van a despedazar.

Caminamos hasta el otro extremo del pasillo para tomar el ascensor.
Al cerrarse, miro su escultural rostro de Dios griego a través del reflejo metálico.

—Por cierto —habla él, sacándome de mi mundo. Al menos ahora ya no grita—, tendremos compañía.

—¿Compañía?

El ascensor se abre y empezamos a caminar hacia la salida de Leeds.

Miro a Aaron con desconcierto, quien tiene una gran sonrisa mientras mira hacia el frente.

Hago lo mismo que él, pero en ese mismo instante me detengo en seco.

¿Qué?

—Hola. —saluda sonriente.

Debe ser una maldita broma.

 

~✧~❂~✧~

 

Mientras quiero atravesar el cráneo de Victoria a través del espejo retrovisor, mis pies se mueven inquietantes.

En serio que esto no me lo esperaba. Es el colmo que ella vaya de viaje con nosotros.

Bufo exasperada porque al menos yo, pensaba pasar un fin de semana con mi crush y su familia, pero no, todo se vio hostigado y echado a perder con su sola presencia.

Al cabo de unos minutos, llegamos a la residencia de los Beckett.

Bajamos del auto y saco mi maleta, queriéndola tirar a la cabeza de Victoria y así dejarla inconsciente. Pero luego de pensarlo muy bien, podría ir a la cárcel por agresión... Que sea mejor por homicidio.

—¡Melody!

Giro mirando a la rubia, quien nos da la bienvenida y la cual, se encuentra corriendo hacia mí.

—Ah... ¡Me asfixias! —le digo a Emma mientras esta me abraza con fuerza.

Ella ríe contagiándome y me suelta.

—¡No sabes todo lo que tengo que contarte! —dice demasiado entusiasmada.

—¿En serio? —pregunto un tanto incómoda por la atención recibida.

Victoria se le queda viendo a Emma, esperando que la salude, pero esta parece querer ignorarla a nivel Dios.

—¡Vamos, vamos! —dice halando de mi brazo—. Te contaré todo de principio a fin.

Entro a la casa como puedo, ya que llevo una gran maleta y una chica de ojos azules me arrastra del brazo a su habitación.

Subo por las escaleras mientras que la hermana menor de Aaron me ayuda con el equipaje y lo dejamos en la habitación de huéspedes, luego de ahí me hace un gesto con la cabeza para que la siga.

Su habitación es blanca, con pequeñas decoraciones y adornos en rosado y plateado. No luce como la habitación de una niña, si no más de una adolescente.

La miro sentarse sobre la cama y camino hasta llegar a su lado, da pequeñas palmaditas al acolchado y me siento.

—¿De qué querías hablar? —pregunto, acomodando mejor mi trasero sobre la cama.

—No lo sé. —se encoge de hombros.




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