Conociendo al seductor (editando)

capítulo 6

 

 

Observo su atractivo rostro, tiene la nariz bien perfilada.

Veo que no tiene porte de príncipe azul, el suyo es único, es el de un hombre protector, alguien fuerte que es capaz de sacrificarse por los demás. Un protector que seduce.

Recuerdo el momento en como entro y me salvo de ese monstruo en el baño, y como su fuerza de un solo golpe lo tiro al piso inconsciente.

Escucho la voz de Bako, sus palabras me sacan de mi estado de contemplación, gira un poco su rostro, y suspiro por el momento que no se dio. Fija la mirada hacia el frente.

¿Qué piensas Amalia? —

En como tiraste a ese hombre al piso de un solo golpe —

Es algo que no mido y me genera problemas constantemente —Lo miro confusa, pues sus palabras entre líneas no las logro comprender

¿Qué te genera problemas? —

El dejarme llevar por las emociones del momento, suelo vivir mi vida de una manera intensa, acorde a como la voy sintiendo.—

Bako, ¿por qué dices, que eso te trae problemas —Se queda en silencio, asi que como buena curiosa

Contestemente, tu empezaste con las preguntas —Me mira y fija sus bellos ojos sobre los míos, coloca su cámara fotográfica en su cuello, y toma mis manos entre las suyas mientras las sostiene suavemente. —

Tú piensas cómo actuar ante determinada situación ¿verdad?. Si entregarte en una relación o no? ¿Si luchar en contra de lo que es injusto o no?. Yo no, si mis emociones arden a flor de piel así mismo las vivo, ese es el motivo del que, de un solo golpe, ese infeliz callera al piso inconsciente, le di tal cual mi rabia recorría al darme cuenta que forzaba a una mujer a entrar al baño.

En mi interior razono, me sentí especial por un momento, pues pensé que él había venido a mi rescate por que noto que esa mujer era yo. Pero igual, esto solo habla de su punto de vista ante la injusticia, lo aria por cualquiera, eso solo aumenta su altruismo frente a mis ojos. >>no del todo es engreído de gratis>>.

Sus palabras me embelesan, solo pienso en lo apasionado que se puede ser, cuando se vive al límite las emociones, en la manera en las que Bako las vive. Y de la nada la pregunta salta de mi boca —

¿Cómo están tus emociones en este momento? —

Amelia no vallas por ahí —me responde en un susurro que parece más una invitación a rogar por eso que mis labios claman.

¿Por qué? —pregunto ansiosa, cargada de curiosidad —

Te estas dejando llevar por mi respuesta, y el momento Amelia, lo que te gusta de mí en este instante, es lo que suele hacer sufrir a los demás. —

Me suelto de su agarre suavemente, pero con dolor en mi pecho, pues en todo caso, sus palabras son muestra de rechazo hacia mí. Y de verdad que esto no suele importarme, todos somos diferentes, pero viniendo de Bako me ha dolido.

¡No lo puedo creer! Mientras lo escucho reír, acaba de salir nuevamente su parte engreída. Supuso instantáneamente que ya pretendo tener algo con él. ¡Pero ni loca le voy a dar el gusto de darle la razón, aumentar su fuerte ego y que note que sus palabras lastimaron una pequeña parte de mí ser!. —

Bako, no para todas eres tan irresistible —lo miro a los ojos intrigada —

Quería saber cómo estaban tus emociones en este momento, no que me dieras un discurso sobre que esperarme contigo. —sonrío levemente sin dejar ver mi desdén de hace un instante —

¿O es que te estas feriando? —En sus ojos veo como me dice a gritos mentirosa, ríe con sorna. Se levanta de la silla y me ofrece su mano, la recibo, me levanta suavemente, llevándome hacia su pecho, y todo en mí se enciende. Una de sus manos esta entrelazada a la mía, la otra está rodeando mi cintura muy suavemente. Siento que quema hasta por encima de mi vestido. Mi mano libre quedo sobre su pecho, pero lo que más me hace temblar, es su rostro frente al mío. Siento su respiración como cala sobre mí y se sumerge en cada poro de mi cuerpo. Luego se inclina un poco mirándome con deseo, como cuando una pantera tiene a su presa al frente. Sonríe satisfecho mientras puja y agrega casi sobre mi boca —

Amelia, si quisiera besarte lo aria, y aceptarías mi beso con agrado, lo veo en tus ojos, no digas que no —Le sostengo la mirada ante su petulante respuesta, lo miro con desdén, como se mira a quien te ha descubierto, porque Bako si me descifra y tiene razón, si me besara en este momento lo dejaría. Pero creo que ya vi su juego, lo he empezado a entender. Hace un momento que me tenía casi a punto de besarme, noto que yo lo miraba con deseo, y por esto decidió girar su rostro. Pero ahora al escuchar mis palabras de rechazo, nuevamente se enciende su interés por mí, tal vez es por comprobarse a sí mismo, que ninguna chica se le escapa.

Este es un juego que desconozco, pero que empiezo a descifrar. Entre más me resista, mayor interés se genera en él, así que le respondo sin perder ni un milímetro del campo en el que me encuentro. —

Bako, querrás decir: que si tú me quieres besare y yo quisiera dejarme besar, ya me hubieras besado. A demás tengo que decirte para tu decepción, que eso no va a pasar. No beso engreídos. Y tu Bako, ¡eres el más grande engreído que he tenido el gusto de conocer! —




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.