Conociendo al seductor (editando)

capítulo 22

 

Bako me envuelve más entre su ser y solo es un beso, exhalo un profundo y lento suspirando entre sus labios, mientras él se separa de mis labios, me ha envuelto en su existencia y yo no lo había notado. Aun con su frente sobre la mía me habla.

            - ¡entre más te conozco más perfecta eres!, veo que no tienes margen de error hermosa –

            -Debo de tenerlo, solo soy una simple mortal-

Bako me mira mientras toma mi mano, el sonido del viento entre los árboles y el olor del bosque se mezcla con el aroma de Bako, llenándolo todo en este momento. Miro a su rostro pues ha tomado mi mentó, su tacto es fuerte y sutil, logrando que mis piernas tiemblen, a direccionado mi mirada hacia él. Sus ojos dejan ver un brillo especial en este momento, es totalmente desconocido para mí, lo que pueda estar pasando en sus pensamientos, y más lo que quiere decir su mirada en este momento, no puedo entenderlo, pues todo él es enigmático ¡

 

            -Amalia, tal vez mortal, ¿pero simple?… eres la encarnación de belleza, y si tu piadosa existencia lo permite, al conocerte se encuentra la expresión de encanto en su perfecta definición. –

 

Tiembla mi alma y todo mi ser se estremece por dentro, siento como me pongo roja ante el alago del apuesto hombre que tengo junto a mí. No es cualquiera de quien ha venido el elogio, es de un adonis griego, que me hace dudar hasta de mis propios principios, jamás me había lanzado sobre nadie a besarlo, con Bako no razono, doy pasos conforme me va seduciendo su sola presencia.

Me suelto de su agarre, para entrar al auto, pues no tengo nada que decir ante su cumplido, o considero que es mejor callar, ¿Qué tanto podría razonar cuando mis pensamientos están sometidos ante él?

Bako no deja que nadie le dé la espalda por lo visto, me toma del brazo y me hace girar para quedar frente nuevamente.

            -Amalia, quisiera saber dónde han anclado tus pensamientos.

Lo miro con duda, debatiéndome entre la verdad y las dudas que hay en mi hacia él.

            - ¿Si navegara con tigo donde encallaría Bako?

 

            -No lo sé, nunca me he atrevido a navegar con alguien y mucho menos saber a qué puerto podemos llegar. – lo veo guardar silencio

            -¿Quieres navegar con migo Bako?

Me estoy golpeando mentalmente. No razono definitivamente no lo hago cuando estoy con él. Casi le pregunto ¿si zarpamos ahora mismo?, no sé qué estoy pensando, o más bien no estoy pensando.

Bako guarda silencio, efímero como si valorará cuidadosamente lo que va a responderme,

            -Amalia, no presionemos nada, tenemos el momento y es maravilloso. -

Bajo la mirada, siento que algo dentro de mí se rompe, pero el con su aire de caballero me hace alzar la mirada hacia el con su suave toque

            -Hermosa yo soy así, tal cual me vez en este momento, pero no quisiera ser la marea incontenible donde pierdas el rumbo, solo miremos que resulta, y tú decides luego si navegar o no.-

 

Siento como sus palabras solo tienen una respuesta, ¡si me quiero perder en tu incontenible mar, así sea incierto el curso de nuestras vidas! Pero siento que solo se cierra a mí, más que acercarme a Bako, siento que está tratando de zarpar sin mí.

Bako parece poder leer mis pensamientos, me da un beso en la boca…

            -Hermosa no te llenes de dudas, estamos aquí, no veo por qué pensar en futuros inciertos teniendo un presente prometedor. –

            -No hay líos Bako- sonrió, él tiene razón, tal vez tiene razón siempre, como el mismo lo afirma.

su presencia puede agitar mi alma, pero el mismo me puede llevar a la calma.

            -Hermosa sube al auto, voy por Alessandro, mira que somos muy malos amigos, el pobre acaba de perder la memoria y yo aquí con la que cree que es su novia- Bako ríe mientras lo dice, yo agrego – o esposa- los dos reímos, y veo que se dirige hacia la cabaña.

*

*

*

Alessandro sube a la parte de atrás del auto de Bako, y es verdad no puede caminar muy bien, rio internamente, que mala fui en pegarle en su pie.

            -¿Amalia de que te ríes?

            -De tus ocurrencias Alessandro, como se te pasa hacerte el desmemoriado con todos nosotros-

            -A mi favor puedo decir que lo intente, todo marchaba de maravilla, hasta que a Mariana le dio por llamar a mi mamá-

Bako y yo reímos al escucharlo

– Pero recapacitando, creo que fue mejor dejarte libre, eres muy peligrosa linda, no llore porque soy hombre, pero en verdad me dolió el golpe que me diste-

            Alessandro, no seas quejón apenas te toque-

            -Amalia, no me gusta darle la razón a Alessandro, pero si fuiste cruel- los tres reímos al unísono.

            -Mi hermano, por eso hoy renuncio a esta belleza, la dejo libre para que sea el encarte de otro, grande es Dios que revela las cosas con tiempo-

Bako me mira de lado y sonríe pícaramente mientras me guiña el ojo.

            -Alessandro ¿estás buscando otro toquecito en pie verdad? - le digo con burla.

            -Alessandro no te colaboras tampoco- ríe Bako mientras se lo dice.

Son casi las cinco de la tarde y ya el doctor ha revisado a Alessandro, mientras Mariana, Bako y yo esperábamos a que saliera del consultorio, ya los demás han regresado a sus casas.

Bako lee las indicaciones del médico y su dictamen.

            -¿Pero como te tropezaste ese pie, de tal manera que tienes los ligamentos rotos?.-

Siento culpa interna, pobre Alessandro y yo golpeándolo, Mariana y yo lo miramos y el solo ríe como siempre.

            -¿Les contare, pero no lo repitan nunca?

            -Tranquilo Alessandro, lo de tus gustos sexuales no es motivo de burla para ninguno aquí presente- todos ríen ante mi comentario.




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