No tratemos de leer entre palabras, dando por verdad nuestros juicios subjetivos. tal vez perdamos más que a verdad... tal vez perdamos personas...
Son apenas las 7 de la noche, es un alivio que no tengamos más clases hoy, siempre el lunes resulta agotador para mí.
Geovanny me va a llevar a una pizzería que nos encanta, nos están esperando Daniel y Diana.
-Geovanny muero de hambre-
-Amalia, yo igual, vamos adentro a buscarlos. -
Veo a Daniel y a Diana en una mesa cerca al saltarín, porque la pizzería es para un ambiente familiar, ya que a ninguno nos incomodan los niños, y siendo aquí donde hacen la mejor pizza de la ciudad, no prestamos importancia, pues solo nos interesa venir a pasar un rato y comer delicioso.
Hola corazón- sonrió con alegría, mi mejor amigo tiene unos modales de caballero increíble, se ha levantado a correr la silla para que me siente al lado de Diana.
-Hola Daniel, ¿cómo estás? –
-Bien corazón, ya vamos a pedir-
Gracias a Dios, clamo internamente, pues hoy no almorcé en realidad, el ver a la tal Liz, pegada de esa manera a Bako, me termino por dejar sin apetito, pero ahora ha regresado y comeré doble porción de pizza.
-Hola Amiga hermosa, me saluda Diana con entusiasmo.
-Hola miii amiiiguis- todos ríen cada vez que le digo así.
Me recuesto un poco y le doy un beso en la mejilla a Diana.
-Amiguiss ¿para mí no hay ni saludo? -
Geovanny no seas ridículo, es una muy mala imitación de Amalia, y el que llega saluda, necesitas aprender modales, le dice Diana entre risas.
-Mejorarlos tal vez. Modales ya tengo-
-Pues trata de hacer alarde de ellos, ¡porque casi no se te notan! – le responde Diana con sarcasmo
Todos nos miramos, es impresionante como siempre terminamos burlándonos entre nosotros, así que guardo silencio, pues la siguiente risotada puede ser patrocinada por mi si me descuido.
En ese momento se acerca un encantador niño de pelo negro, tal vez no mayor a tres años y se tira encima de Geovanny gritando de alegría al verlo…
-Hola campeón, tiempo sin verte- le dice Geovanny cargándolo y sobando su cabecita.
Es un niño hermoso de tez un poco trigueña clara, y unos grandes ojos negros que se iluminan con su sonrisa.
-Por qué no has ido a visitarme- le cuestiona claramente el niño. -
Me siento consternada, ¿es que acaso Geovanny tiene un hijo?, rio en mis adentros, ¡no termina uno de conocer a los amigos!
-Tienes que perdonarme campeón, prometo estar yendo más de seguido a visitarte-
Pienso que Geovanny es un desalmado, siento ternura por el pequeño, como pide que Geovanny lo visite más seguido. viéndolo bien el pequeño tiene parecido con Geovanny.
Miro a Diana con expresión de pregunta en mi rostro, ella me responde con un ademan, solo ladea su boca en señal que desconoce la situación.
-Suéltame por favor, voy otra vez al saltarín, antes que llegue mi pizza-
Geovanny suelta al niño, y el al pasar por mi lado se me queda viendo.
-hola, a ti yo te he visto- Me sorprende lo claro que habla este niño, pero me dejo llevar por su encanto así que me inclino a su estatura para responderle
-Soy Amalia un gusto- le digo con una sonrisa-
-Creí que te llamabas Bellezza- lo dice naturalmente en tono afirmativo. todos reímos ante el cumplido que me ha hecho el niño. Sorprendida abro mis ojos, pues me cautiva también, su bella pronunciación en italiano.
-Gracias por el elogio, -le digo ladeando un poco mi cara - ¿tu cómo te llamas?
-Soy Sebastián, pero todos me dicen sebas-
-y tú ¿cómo prefieres que te llamen? - trato de extender la conversación, me encanta como habla.
-No me gusta sebas, es como si fuera muy pequeño-
-woo tienes toda la razón, tu eres grande- le respondo afirmando sus palabras.
-Si Amalia, yo soy grande y además mi nombre es Sebastián, no sebas. -
-Sabes que tienes toda la razón, Sebastián- el pequeño me sonríe y mientras agrega:
-Siempre suelo tenerla, aunque los demás no me la den- me causa gracia el escuchar las palabras de Sebastián, aunque para ser sinceros, sus últimas palabras me recuerdan más al engreído de Bako, que siempre cree tener la razón. El pequeño sonríe ampliamente, mirando por encima de mi hombro y grita papiiii regresaste.
Justo caigo en cuenta, por Dios como no lo note, este pequeño tiene aires de Geovanny, pero es la viva estampa de Bako. Me levanto suavemente y me siento en la silla.
-Te cansaste de coquetear con el hijo de Bako-
-Cállate Diana- la muy picara solo ríe.
-Sabía que no suponías que era el hijo de tu tormento- lo dice entre burlas
-No es mi tormento- le respondo con cara de reproche, pero ella solo ríe, y ayudando a que mis nervios aumenten agrega:
-pues que bueno, ¡porque hay viene!!!-
Ni siquiera tengo que voltear para mirarlo, pues está en dirección a mi izquierda.
Tan apuesto como siempre, viste una camisa azul oscura y un pantalón negro, trae su bello bléiser color azul índigo, se ve casual y totalmente encantador.
El niño se tira en sus brazos, y Bako lo alza haciéndolo reír. Es innegable se ve cautivador como siempre con su pequeño retrato entre brazos.
Bako le sonríe y tiene el rostro totalmente iluminado, se ve tan transparente, se ve jovial, totalmente encantador y fácil de descifrar: es un papá dichoso en su papel, con su hijo.
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Editado: 19.04.2023