Conociendo al seductor (editando)

capítulo 30

 

 

Hola a tod@s, gracias por compartir la novela y regalar la estrellita.

Capitulo dedicado a nuestra segunda condecoración, Lisset Zavalaga, gracias, hoy me animaste a escribir.

 

 

¡No te permitas jamás condenar, sin escuchar la contraparte!

 

Tiro la puerta furiosa, camino hacia la cocina, aun no se me olvida que Cristian me debe una explicación.

Lo veo tomando un café, de manera muy tranquila, me hierve más la sangre.

            -me vas aclarando ya que paso anoche? -

            - ¿Huy preciosa, pero quien era, que te dejo con ese geniecito? -

Lo miro con más ira, siento la cara roja, -No trates de cambiarme el tema, ¿Qué tenía mi bebida de anoche? – Cristian abre los ojos, se pone rojo, su cara es de molestia absoluta.

            -Amalia no te pases, ¿que estas insinuando? -

Lo miro tan enojado que siento por un momento que lo estoy juzgando, pero igual me pregunto quién más hubiera podido haber sido capaz de agregarle algo a mi bebida, solo estábamos los dos.

            -no te hagas el ofendido,que no te queda en este momento,  no recuerdo nada de ayer, después que me trajiste ese coctel, ¿Por qué hiciste eso Cristian?

            -Amalia, parece que no me conocieras, si no te irrespete tantas veces de novios, como piensas eso ahora-

Pienso rápidamente y él tiene razón, siempre ha sido un caballero, pero lo de anoche no tiene explicación alguna.

            -por lo visto las personas cambian- lo miro con fastidio mientras se lo digo, lo veo caminar hacia mí, siento que está invadiendo mi espacio, siento que me está acorralando, y me fastidia de sobremanera su cercanía en este momento.

            -esta es la acusación más grande que alguien me ha hecho Amalia-

            -Cristian, me interesa muy poco si es tu primer juicio, pero lo que me hiciste anoche no tiene nombre-

Me mira con función y en su rostro hay tristeza a la vez, - ¿y según tu que te hice anoche?-

Lo miro con ira, siento que mi sangre hierve, - me drogaste me trajiste inconsciente a la casa y por lo visto hasta me desvestiste- en ese momento levanto mi mano y le pego tremenda cachetada, siento que arde la palma de mi mano. él toma mi mano y me mira fijamente a los ojos.

            -Amalia, te vas a arrepentir de esto, y aunque me pidas disculpas no te las aceptare. - me mira con algo de decepción, no sé por qué me mira así, decepción debería sentir yo, como se le ocurrió hacer un acto de tal bajeza.

            - es cierto que estabas como mareada, te lleve hasta el auto, mientras te traía a casa te dormiste en el camino, pero cuando bajamos del auto despertaste indispuesta, estabas sudando, te pedí las llaves del apartamento y me pediste algo de tomar. Te pase un jugo de mora que encontre en la nevera, y lo derramaste todo en tu ropa, te reías como loca, y te lleve al cuarto. Te acosté en la cama- el señala en dirección a la habitación con su mano, mientras me mira, noto que esta tan alterado que ni siquiera respira y habla muy rápido.

            -te caíste de la cama dos veces, por que por alguna extraña razón querías levantarte- me siento apenada por el comportamiento que tuve anoche, pero caigo en cuenta que fue culpa de el por haberle echado algo a mi bebida que estuve actuando tan desvergonzadamente.

            -luego dijiste que te sentías incomoda- me mira a los ojos con rabia, mientras me señala con su mano- tu solita te comenzaste a desvestir, y luego te quedaste dormida, quien te puso el pijama fui yo-

Lo miro dudando de cada una de sus palabras- ¿Por qué no te fuiste? -

Me mira negando con su cabeza – Amalia en la condición en la que estabas ¿cómo te iba a dejar sola?, pensé en irme, pero si te levantabas y salías del apartamento en ese estado ¿qué te hubiera podido pasar?

            -no te creo nada Cristian, y de todo corazón te pido que nunca más me vuelvas a tratar-

El me mira con dolor, se ve pálido por mis palabras, su rostro se ve descompuesto. Sostiene su mirada, pero sus ojos tiemblan, no entiendo por qué tanto show y negar lo que sucedió.

            -Arréglate porque nos vamos-  me mira con furia y habla con firmeza

Lo miro, y ahora la que comienza a dudar más soy yo

 - ¿para qué quieres salir? -

            -vamos a revisar las cámaras del lugar- me habla mientras eleva una ceja.

            -debe estar cerrado- le digo con altivez

            -¡Obvio está cerrado!, pero el personal debe ya estar haciendo aseo-

*

*

*

Cristian me trajo en su carro, bajamos y nos diremos al interior del lugar, me siento fatal, porque resulto que la persona a cargo de la seguridad del lugar es amigo de Cristian y mío, quien muy amablemente nos ha permitido ver las cámaras de esa hora anoche en que llegamos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.