Conociendo al seductor (editando)

Capítulo 32

 

 

El momento propicio no llegara nunca, ¡tienes que crearlo!…

 

 

Siento que toco el cielo en un momento, mientras Bako me envuelve en sus labios. el beso no es tan agresivo como su embriagante boca acostumbra hacerlo. Pero aun así mi corazón palpita más fuerte. Todo cambia en un momento y siento que Bako me muerde un poco el labio inferior, doy un gruñido entre el dolor y todo lo que despierta el en mí. Pero siento acompañado por todo esto, un ardor en la pierna. Miro a Bako y con su rostro tranquilo me habla.

            -siento el atrevimiento Amalia, pero no supe cómo decirte sin alterarte que tenías una pequeña astilla de vidrio en tu pierna- mientras me habla, me muestra en su mano un pequeño vidrio.

Me siento terrible, quisiera golpearlo, yo creída de que me estaba respondiendo al beso que le di, lo peor es que con su actitud parece que se hubiera sacrificado al besarme para sacarme la astilla.  Respiro profundo, no quiero crear un drama y tensionar más las cosas entre él y yo.

            -ven Amalia- me extiende su mano- miremos si te puedes levantar-

Tomo su mano, y en realidad no me duele mucho, pero creo que voy a ocasionar el momento con la excusa de mi pierna, me apretó un poco a su cintura mientras le digo que me duele un poco.

El muy engreído tuerce la cara con simpleza, me está haciendo pensar que le incómodo, hasta parece que me mira con desdén.

¿por qué es tan arrogante y difícil?, ¡solo no puede ser normal! -  mi mente grita que si fuera corriente no me gustaría tanto, porque todo de él me encanta, hasta sus aires soberbios se le ven atractivos.

En un momento Bako me coloca de espaldas contra el auto, me mira a los ojos con un poco de ¿ira?, respiro profundo y tiemblo, pero no sé por qué lo hago. O tal vez es que existe algo diferente en él, en este momento, su mirada es tan fría, que siento que se estremece mi cuerpo por completo, siento tensión por su ser cania y por la posición de su cuerpo contra el mío. Entiendo claramente su objetivo, Bako no está tratando de seducirme como en aquella ocasión sobre la mesa, está tratando de asustarme y lo está logrando.

            -¿qué sucede? Pregunto casi sin voz

            -¿Amalia que te ocurre a ti? Lo veo a los ojos, pero agacho la mirada me mira como otras tantas veces que lo ha hecho como si él fuera un lobo y yo la presa.

            -No sé a qué te refieres Bako? – siento como suelta el aire fuerte por su nariz, casi parece un lobo molesto preparándose para atacar, y así es, pues me contesta con sarcasmo

-hermosa sé que tu pierna no te duele, como para tener que apoyarte en mí, ¿que buscas Amalia? -

Siento como aumenta mi ritmo cardiaco, y se ruborizan mis mejillas producto de la vergüenza de verme evidenciada ante Bako. ¿cómo es posible que sepa que mi pierna no me duele? Salió doctor ahora. Sonrió, me ha causado gracia que se dé cuenta y producto de los nervios de haber sido descubierta contesto sin mas

            -estar junto a ti y ¡ya lo conseguí! -

Lo miro y en su cara veo claramente lo molesto que esta por mis palabras, pero ¿qué le pasa a este adonis griego hoy?

            - ¡si me lo imagino!, ¿así como Cristian estaba a tu lado esta mañana? - lo suelta de una manera tan cálida, sé que no es un reclamo, es una afirmación.

Siento como el frio recorre todo mi cuerpo, se dio por enterado seguramente desde esta mañana. En este instante, caigo en cuenta lo tonta que fui y que actué con él, es lógico que tuvo que ver el carro de Cristian frente a mi apartamento.

-Eso tiene explicación Bako- lo digo con afán de solucionar el mal entendido

-Pero no quiero conocerla ahora Amalia, gracias-

Me duele desde muy adentro sus palabras y peor aún su actitud tan distante, la manera en que lo dijo fue como si en realidad no quisiera saber nada más. lo miro, pero aun no me suelta de su agarre.

            -¿qué quieres entonces Bako?-

Me mira y sus ojos se iluminan de maldad ante mis palabras.

            -Quiero castigarte por mentirme esta mañana Amalia, ya te dije que conmigo no se juega- recuesta más su hermoso cuerpo al mío, siento como su pecho presiona el mío. Así quisiera escapar de él en este momento no podría. Sus manos sostienen fuertes las mías, solo me queda respirara y aguardar a que este huracán se calme. Pero no sucede, ahora me pregunta con rabia en sus palabras

            -pero tú crees poder jugar conmigo ¿verdad Amalia? -

            -Jamás jugo con nadie Bako y menos he querido jugar con tigo- sus palabras solo causan dolor en mí, agacho mi mirada, me queman sus palabras, como puede si quiera pensar que yo sería capaz de jugar con alguien de la manera en la que él lo está insinuando.  Menos con él, después de que le he permitido llegar tan lejos con sus actos en mi piel.

            -Hermosa alza la mirada, no me evadas- me habla en tono fuerte y más me hiere

Pero que tiene este odioso, porque me ofende de tal manera, solo no lo miro porque siento que en cualquier momento podría romper en llanto. Pero mi orgullo es más fuerte que sus palabras, tomando fuerzas de eso lo miro, con una mezcla de ira y tristeza.




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