Conociendo al seductor (editando)

Capítulo 43

A veces hay que dejar ir, y otras veces aprender a irse.

 

Son las 11:30 de la noche, y la sala de urgencias se ve vacía, no ha despertado Cristian ya sus papas llegaron, sentí mucha tristeza de tenerles que decir que su hijo estaba inconsciente en el hospital. Veo como la mamá de Cristian se acerca y me brinda uno de los cafés que trae en las manos-

-Amalia linda, ve a descansar a tu casa, mi esposo te lleva- tengo mi mirada en el suelo y tomo un pequeño sorbo de café, esta tibio, me alegra está haciendo demasiado frio por el aire acondicionado del lugar.

-no hace falta, pero le agradezco mucho, me gustaría esperar un poco más-

-Linda pero ya sabes que esta bien, solo debemos esperar a que despierte- paso saliva, yo no estoy preocupada por Cristian yo sé que ya está bien, pero Bako entro hace más de 40 minutos y aun no nos dicen nada-

Veo que sale el docto por la puerta de urgencias preguntando por los familiares de Barak, Daniel se acerca rápidamente, mientras tanto yo le hablo a la mamá de Cristian pidiéndole que me disculpe.

Daniel quien tiene cara de preocupación. - ¿Daniel que te dijo el doctor? –

-necesita una transfusión de sangre- lo miro con sorpresa-

-Daniel cual es el problema ¿tu o alguno de sus papas no puede donarle sangre? - corazón se te olvida que Bako es adoptado- siento vergüenza, se me había olvidado-

-ninguno compartimos su tipo de sangre, hasta en eso nació rebelde – lo dice con una mueca en la cara de desaliento-

-tenemos que mirar como solucionamos ¿qué tipo de Sangre es Bako? – la que tiene solo el 0.6% de la población, es AB-, como veras estamos en apuros- sonrió por un momento para responderle – se acabaron los líos, yo también tengo ese tipo de sangre- corazón, entra a que te hagan los exámenes para ver si ya salimos de esto- ni lo pienso, entro buscando al doctor para preguntarle a donde debo dirigirme-

-

-

-

Ayer se me fue imposible pasar a visitar a Bako y agradecerle por todo lo que hizo por mí y por Cristian.

Deje a Daniel en el hospital junto con el papá de Bako a las 3 de la mañana, cuando por fin nos informó el Doctor del estado de Bako, gracias a Dios la herida, aunque fue profunda no comprometió ningún órgano interno, fue la pérdida de sangre lo que lo ha mantenido en el hospital.

Su padre estaba molesto, dijo que como se le ocurría ponerse a buscar peleas callejeras. Me sentí terriblemente mal, pues fue mi culpa, por salir huyendo se ocasiono este mal momento.

-le explique al padre de Bako, que él me salvo de ese maleante y me ayudo con Cristian, quien estaba en observación en este momento.  

Pero no se sorprendió, me miro con la misma actitud fría que me suele mirar Bako, y no dijo nada más.

Siento alivio de entrar a este hospital un poco más tranquila, y no sintiendo que alguien se va a morir.

Me dirijo por el largo pasillo del hospital, buscando la habitación 144 donde me dijo Daniel que esta Bako. Sonrió ante la bella canasta de frutas y flores que traigo en mis manos, la pedí para Bako esta mañana. No puedo evitar sentir nervios y ansiedad. Me digo a mi misma –Amalia solo bienes agradecer la oportuna ayuda de Bako- pero mi mente me grita (como no), lo que quiero en realidad es saber por qué estaba en mi apartamento, ya me pico la curiosidad. Tal vez se quería disculpar, tal vez venía a decir algo que aliviara el dolor que hay en mi corazón en este momento.

Alzo mi mano con mi puño para golpear la puerta y preguntar si puedo pasar, pero en ese momento veo como se abre y una chica un poco más alta que yo de ojos verde muy bellos, me mira a los ojos y sonríe mientras cierra la puerta tras suyo.

-hola- me saluda con una voz muy suave y cordial.

-hola, un gusto soy Amalia- ella me sonríe mientras mira mis manos, respondiendo – Paula, la esposa de Barak-  siento que me he quedado sin aire, me siento intrusa he inoportuna, que pensara ella, tal vez que quiero ocasionar problemas.

-Discúlpame Paula, solo pasaba a dejarle esto a Bako- extiendo la canasta de frutas, ella me escanea rápidamente con una suave mirada. Siento que ya no tengo nada más que hacer aquí, no quiero continuar ocasionando problemas

-Amalia si gustas se la entrego yo, ahora está dormido- pienso rápidamente que es lo mejor, todos tenemos un tiempo y un lugar, así duela reconocerlo este no es el mío.

-te agradecería Paula si le dices que gracias por su ayuda- ella me mira dudando-

- ¿A qué te refieres? -  no puede ser, ella no sabía que Bako está en esa cama de hospital por estar tras de mi-

En ese momento veo que llega el padre de Bako- Buenas tardes Amalia- le regalo una sonrisa – buenas tardes señor- él mira a Paula y ella se corre hacia un lado para que entre, ella cierra nuevamente la puerta. La veo con un poco de duda, no entiendo por qué el papa de Bako no la saludo, es que ninguno se inmuto ante la presencia del otro.

Parece que se da cuenta de mi expresión-

-no te preocupes linda, son solo malentendidos familiares, Amalia fue un gusto, tengo que dejarte, voy a guardar el lindo obsequio que le trajiste a mi esposo y buscar unos chocolates que me pidió para cuando despertara- le sonrió, me dirijo por el mismo lugar que ingrese, no quiero que me pregunte nada más, tal vez ni sepa esa chica de mi corto tiempo en la vida de Bako. Pero el dolor que emerge en mi interior es agobiante, todo sería más fácil si no me hubiera enamorado de un mentiroso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.