Conociéndote

Capítulo 6

El nuevo día trajo el ajetreo de la época de exámenes, profesores dando los temarios, gente poniéndose al día y mucho trabajo para Benedict como delegado de clase, tanto que apenas si pudo ver a Lena en clases, durante los recreos lo llamaron para distintas tareas y la chica se escabulló rápidamente.

Finalmente, sólo pudo verla a la salida, casi tuvo que correr para llegar hasta ella.

-¿Quieres que te acerque hasta tu casa? – preguntó señalando el auto que lo estaba esperando y tan pronto las palabras salieron de su boca supo que ella se negaría.

-No, gracias- respondió Lena y eso fue todo lo que Ben pudo hacer para intentar acercarse a ella. 

Volvió a darse contra un muro, y sólo pudo verla marcharse.

Helena estuvo a punto de girarse mientras se alejaba, pero contuvo la tentación después de todo sabía lo que vería. Allí a sus espaldas junto a un auto bastante lujoso, estaba el delegado de su clase mirándola marchar.

Y no entendía qué era lo que había despertado tanto interés en Benedict Cole sobre ella.Lo que más la inquietaba era que le temía a aquel interés tanto como lo anhelaba.

Necesitaba levantar la guardia y alejarse de él.

En el camino a casa, Benedict se lo pasó pensando como aproximarse a la chica. Había sido lo más cuidadoso posible, intentando no espantarla, también había hecho trampa pero ninguna estrategia había funcionado, quizás era hora de ser un poco más agresivo.

Era arriesgado porque sabía que Helena acorralada huiría o quizás lo golpeara hasta hacerlo desistir. Pero también existía otra posibilidad, que la tomara por sorpresa con la guardia baja y lo dejara acercarse a ella.

Pero al día siguiente los dos descubrieron que hacer planes era la mejor opción para que la realidad se burlara de ellos.

Helena había fallado en el examen de matemáticas y la habían llamado a sala de profesores, coincidentemente, Ben estaba allí acomodando fotocopias.

"Maldición" pensó Lena, "no aquí, no frente a él".

-Necesitamos que vengan tus padres  para ponerse al tanto de tus notas y también para notificarse de tus inasistencias, esta es la tercera vez que lo solicitamos. Me temo que si no hay respuesta, tendremos que tomar otras medidas- le dijo la coordinadora con seriedad y la chica se vio entre la espada y la pared.

Su instinto le dictaba rebelarse, pero no podía darse ese lujo, no podía volver a ser expulsada , quería graduarse.

-Lo siento, pero no pueden venir – respondió en voz baja, aunque sabía que Benedict la estaba escuchando.

-Helena, necesitamos que alguno de ellos venga. Tu madre o tu padre, cuando puedan.

-No tengo madre y mi padre no puede venir – respondió ella y desvió la mirada. Era claro que la docente estaba impactada por aquellas palabras, pero no iba a dejarla ir tan fácilmente.

-¿Tu padre?

-Él...está en silla de ruedas, vivimos muy lejos y le sería muy difícil.

-¡Oh querida! ¿Por qué no nos dijiste nada?– exclamó la mujer

-Quizás mi hermano pueda venir – la cortó ella, no quería demorarse más en los penosos detalles de su vida.

-¿Es mayor de edad?

-Sí, lo es.

-De acuerdo, habla con él a ver si puede venir tan pronto sea posible. Ahora regresa a clases – dijo la mujer y la chica asintió .Luego salió tan deprisa como pudo.

Cuando Benedict volvió al curso, Helena no estaba presente, miró desconcertado hasta que la profesora le avisó que ella estaba en la enfermería.

-Wilde está descompuesta y fue a enfermería, ¿puedes encargarte de su tarea , Benedit? – preguntó la mujer y el asintió. Estaba seguro que la chica no estaba enferma, sólo había escapado, porque sin querer él había descubierto otros secretos de ella y eso lo preocupaba, pero también entendía un poco más de ella.

No tenía madre, su padre estaba lisiado y su hermano solía emborracharse, por lo visto era ella quien los cuidaba, lo que explicaba algunas de sus actitudes.

Tenía una vida difícil y estaba demasiado sola. Él quería cambiar eso.

Cuando entró a la enfermería, sólo estaba ella en una cama junto a la ventana, tenía los ojos cerrados, así que se acercó despacio. Se sentó en la cama de al lado y le habló con calma.

-Traje las tareas y arreglé una nueva fecha de evaluación para ti con la profesora – dijo pero ella siguió sin moverse, así que Ben continúo- Accedió fácilmente cuando le conté sobre tu situación familiar...-agregó y la chica se incorporó furibunda.

-¡¡¿Qué hiciste qué?!! – exclamó y  acercó su cara a él. Sus ojos despedían chispas, no era justo que el revelara algo que no era asunto suyo.

-Mentira, no le dije a ella ni a nadie, tampoco lo diré, pero es molesto hablarte mientras finges estar dormida.- aclaró y ella se aplacó

-Eres un....

- Lo dice la persona que mintió sobre estar enferma para escapar de clases.

-Al menos no me meto en la vida de los demás, y no los chantajeo..

-Oye, yo tampoco te chantajeo, jamás lo haría. No soy esa clase de gente- se defendió irritado y luego pensó que quizás había sonado así como si pudiera usar lo que sabía de ella cuando se le antojara - ¡Rayos! –exclamó enfadado consigo mismo porque todo salía mal cuando trataba de acercarse a ella y se recostó en la cama con los brazos tras su nuca.

Helena lo observó de soslayo, sabía que había sido injusta, el delegado no era aquella clase de persona, pero también sabía que las apariencias engañaban.

Era un dilema, aquel chico vivía poniéndola en disyuntivas. Respiró profundo, cerró los ojos y habló.

-Mi madre se fue cuando yo tenía cuatro años y Marco doce, la situación económica en casa era complicada, se enamoró de alguien que podía darle una mejor vida y se fue .Sin mirar atrás- contó con voz monótona, Ben tenía mucho que decir pero se quedó en silencio, sabiendo que Helena estaba dando un gran paso al contarle todo aquello. Ella siguió hablando- Mi papá era boxeador y practicaba artes marciales, era bueno peleando, no podía hacer mucho más que eso.




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