Eithan.
Al principio nadie dijo nada, pero entonces sentí que era mi responsabilidad hablar ya que yo era quién había metido en problemas a mis amigos.
-Sr. Ellos nada tienen que ver, fui yo quien los contacto.
El coronel fijo sus ojos marrones en mi haciendo que me estremeciera de la intensidad con la que me veía.
-Collins.
-Sr. Tanto tiempo…
-No me vengas con eso muchacho y mejor dime si estás al tanto de lo que hacen tus padres.
-Para serle honesto, no, no lo estoy. Es por eso que solicite la ayuda de mis amigos señor, ellos aún están en la base y pueden brindarnos información para comprender mejor lo que están haciendo.
-¿Entonces no estás de acuerdo o de parte de los locos de tus padres?
Sentí un nudo en la garganta por la sensación de traición que me invadió de repente, pero algo tenía claro y era que no estaba de acuerdo aun sin saber a que nos enfrentábamos.
-No Sr. No estoy de acuerdo ni a favor de sus planes y juro que no tengo ni la menor idea de cuáles son.
-Él tiene razón, ambos fuimos engañados y ahora pretendemos descubrir que sucede realmente señor.
Kelya intervino para defenderme y esa simple acción removió sentimientos que creía muertos hace tantos años que incluso me sorprendió saber que no lo estaban.
-¿Y tú eres?
No tuve tiempo de responder a la pregunta del coronel ya que ella se plantó firme y sin miedo frente a la pantalla y con una sonrisa deslumbrante lo saludo.
-Lamento no haberme presentado señor, mi nombre es Kelya Ambrouse y soy…
Kelya me miró de soslayo como pidiendo permiso para hablar y yo le di un pequeño y casi imperceptible asentimiento.
-Soy la prometida de Eithan.
Los ojos del coronel se enternecieron como quién ve a una pequeña niña, no veía esa mirada en él desde que su hija falleció; a manos de los científicos en un experimento.
-Por supuesto que si niña, me da gusto conocerte mi nombre es Harrys Torres.
-Es un placer señor Torres.
-Entonces ¿Qué tienen hasta ahora? Y ustedes dos ya pueden descansar, relájense muchachos ahora solo soy Torres, no un coronel.
-Gracias señor.
Decidí intervenir para que los muchachos no estuvieran tan tensos y ellos me agradecieron con la mirada.
-Hasta el momento tenemos poco y nada la verdad, además la poca información que adquirimos son a penas piezas del rompecabezas y no logramos conectarlas del todo.
-Díganme lo que tienen y les diré lo que sé.
Nos fuimos turnando para compartir cada detalle de lo que sabíamos, a decir verdad Redmond y Sander sabían más de lo que Kelya y yo teníamos, pero poco era mejor que nada. Cuando finalizamos Torres se quedó mirando fijamente hacia la nada mientras pasaba su mano por el mentón y suspiro.
-¿Y qué parte es la que no comprenden muchachos? Está todo más que claro, y yo que creí que estaban más perdidos.
-¿A qué se refiere con eso?
-Esto es una invasión muchachos.
-¿Una invasión?
Kelya preguntó un tanto confundida y sin entender a qué se refería Torres, pero nosotros lo comprendimos en seguida, sin embargo no sabíamos a quién querían invadir.
-Si mi niña, me temo que estos dementes científicos planean invadir tu planeta, pero no comprendo la razón.
En ese momento una sirena sonó fuertemente en las calles y los gritos de las personas le sucedieron. Kelya y yo corrimos hacia la ventana de su habitación para observar el exterior. Las personas corrían en todas dirección, las ambulancias iban de un lado a otro mientras los paramédicos cargaban gente en su interior. La puerta de la habitación se abrió y la madre de Kelya ingreso algo alterada, un estado que nunca había visto en ella.
-¡Kelya hija! Es tu padre, él también tiene el virus.
-¿El virus?
Su madre desvío la vista un segundo y luego la regreso y en ella había seguridad y determinación.
-Se supone que no debías saber nada, pero hace una semana los ciudadanos comenzaron a contraer una extraña enfermedad que es totalmente mortal. Hoy se salió de control y tú padre va camino al hospital central, él insistió en brindar ayuda a los paramédicos, ahora es uno más de los infectados.
Desde el monitor se escucho la voz del coronel Torres hablar fuerte y claro.
-Ya a comenzado la invasión.