Kelya.
3 Meses después.
Los infectados fueron curados incluso mi padre y ahora él estaba dispuesto a aceptarse tal cuál era naturalmente. Los Somnites le dimos la bienvenida a los terrícolas y puesto que no habían diferencias extremas entre nosotros, no hubo dilemas e incluso nuevas parejas se formaron y familias se integraron o se crearon. Eithan había quedado devastado cuando tres meses atrás había intercambiado sus últimas palabras con sus padres y acto seguido un gran estallido de luz se vio en el cielo somniano y todos supimos que el planeta tierra y los habitantes que allí habían ya no existían. Contrario a lo que habíamos creído, en la tierra solo quedaban unos pocos miles de habitantes y ahora ellos estaban con nosotros; excepto aquellos héroes que se habían sacrificado para salvarnos nosotros y consigo se llevaron a los verdaderos invasores.
En la plaza principal habíamos hecho un monumento en nombre de los padres de Eithan y del Coronel Torres a quién lo colocamos abrazando a su pequeña Zoe. Gracias a las descripciones de Redmond y Sander logramos el monumento con la inscripción “¿Qué es el sacrificio de uno solo por el bien de millones? Gracias a ustedes hoy vivimos y mañana vivirá otra generación.” Torres poseía una gran sonrisa mientras en sus brazos sostenía a su pequeña hija, quién había fallecido debido a un gas toxica que había ingerido al ingresar de improviso a un laboratorio con fugas, ahora él se volvía a reencontrar con ella en la eternidad.
Por otro lado Eithan y yo habíamos decidido tomarnos el tiempo para conocernos, aunque no hizo falta demasiado para saber que teníamos en común más de lo que creíamos y decidimos pasar al siguiente nivel después de la amistad. Ahora juntos luchábamos por el bienestar y convivencia de Somnites y terrícolas cumpliendo así el sueño de sus padres.