Conquistando a Emilia

Capítulo 2

Regrese a la casa con mi rostro bañado de lágrimas, no podía creer que una persona pudiera tener el corazón tan podrido como ese hombre. Era su hija, ¿como podía tener un corazón tan duro?, no estaba pidiendo nada para mí, mi hija era la que necesitaba ayuda, pude sacarla adelante los últimos cuatro años, jamás necesite de él y si no fuera por la enfermedad de Emilia, tampoco lo hubiera buscado. 

Llegue a casa con los ánimos por el piso, necesita buscar una solución urgente, entre más tiempo pasará, la enfermedad de mi bebé aumentaría más y no podía permitir eso. Entro en la sala encontrándome con Alison. 

—Por la cara que tienes imagino que no te fue para nada bien —niego sollozando. 

—Ese hombre es un monstruo, no entiendo como puede existir gente tan cruel en el mundo. 

—Te dije que no era buena idea. Ese hombre tiene un gran problema con las personas que tiene cáncer, que Emilia tenga no ayuda mucho.

—No se que voy a hacer, él era mi única esperanza, Emilia puede empeorar cada día más —Asiente. 

—Estuve investigando y hay una fundación que podría ayudarnos, podemos ir y presentar el caso, si lo aprueban pagará todo, hasta el último centavo —las esperanzas al final tocan a mi puerta y no voy a dejar ir. 

 

Esa tarde, después de recoger a Emilia en su escuela, salimos directo a la fundación. Era una que solo trataba casos de cáncer, su fundadora había muerto de cáncer de senos y desde entonces su familia y prometido se encargó de poder ayudar a más personas con una enfermedad igual o parecida. 

Las instalaciones son enormes, es un lugar muy hermoso y también rodeado de muchos niños y jóvenes. Aprieto la mano de mi hija con fuerza cuando veo como niños de su edad sin pelo y en sillas de ruedas sonríen a un payaso que tiene el sitio. 

—Mami, ¿yo también estaré como ellos? —mi corazón se contrae al ver su tristeza en su voz, mi hija ama su larga melena. 

—Si mi amor, pero mira que hermosos se ven, tú también te verás hermosa, podrás tener muchos pañuelos de colores como ellos, ¿quieres, hija? —asiente sonriendo. 

—Sí, seré una princesa arcoíris —Sonrío reprimiendo las ganas de llorar que se apoderan de mí. 

—Porque no vas con tía Alison a jugar mientras mami se ocupa de algo, ¿sí? —asiente tomando la mano de mi amiga que me susurra suerte por lo bajo. 

Dejo a mi hija junto con mi amiga en el salón del sitio para poder ir a la parte de arriba donde están las oficinas de las personas encargadas de recibir nuevos casos para la fundación. Llego al último piso y encuentro una chica de mi edad que me sonríe. 

—Buenos tardes, ¿en que puedo ayudarte?

—Soy Ariel Jones, hace unas horas llamé.

—Oh, sí, tú eres la mamá de la pequeña Emilia —Asiento —. La Señora Smith la está esperando, puede seguir. 

La mujer me señala una puerta grande negra y con manos temblorosas abro encontrado un amplio y hermoso despacho. En una gran silla frente a un escritorio está una señora de edad que me observa con una ceja alzada. 

—¿Puedo ayudarte? 

—Lo siento, Soy Ariel, mama de Emilia

—Claro, querida, toma asiento por favor —camino hasta la silla frente a ella para sentarme sintiendo las manos temblorosas. 

—Me dijeron por teléfono que usted revisaría el caso de mi hija. 

—Si y lo hice, lamento mucho que su pequeña este pasando por esto, es algo muy duro para cualquier madre, jamás se lo desearía a nadie —Asiento con mis ojos llorosos 

—En serio que ya no se que más hacer, estoy sola, vivo con mi mejor amiga y mi trabajo no me permite pagar el tratamiento de mi hija, es muy costoso.

—¿Eres madre soltera?

—Sí, y el padre de mi hija no quiere responder —gruñe negando con una expresión de desacuerdo en el rostro.

—No entiendo como existen hombres tan irresponsables, pero no te preocupes, estuve verificando el caso de Emilia y aún hay esperanzas, tenemos que hacer una junta para saber si el presupuesto alcanza y si es asi te prometo que tu hija recibirá el tratamiento necesario.

Una chispa de esperanza llena mi pecho, si esto es posible podré salvar la vida de mi hija, ya que su padre no quiso hacerlo. Termine de hablar con Dorotea, la directora de la fundación y después de llenar unos formularios baje para encontrarme con mi hija hablando con un hombre de espaldas, con cuidado me acerco a él para escuchar que habla con mi hija y quién rayos es. 

—Eres muy odiosa, niña, ¿te lo han dicho? —quién se cree él para decirle eso a mi hija.

—Usted es un hombre horrible, acaba de comerse mi dulce, mami dice que eso es de mala educación. 

—Pues tu mami no sabe nada, es una mesa de dulces, podemos tomar lo que queramos, yo lo vi primero. 

—¡No es verdad, usted me lo quitó, es un Monstruo! 

Me acerco a mi hija para tomarla de la mano y mirar el hombre frente a ella. Jadeo, cuando reconozco ese rostro, ¿Qué rayos hace aquí? 

—Empiezo a creer que tendré que poner una orden de restricción —Aprieto a mano de mi hija y lo ignoro agachándome para estar a su altura.




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