Conquistando a Emilia

Capítulo 9

Los días siguientes todo estuvo en calma, no sabía nada de Henry y, por una parte, lo agradecía mucho, mi relación con Esteban era solo profesional, pero habíamos creado una linda amistad, eso era lo que ahora mismo necesitaba. Hoy sería el control de Emilia para saber como estaba respondiendo el tratamiento, tenía mucho miedo, pero sabía que todo saldría bien. 

Llegamos ala clínica y cuando las puertas del ascensor se abren en el piso de oncología me sorprendo de ver a Henry en una de las sillas esperando, mi hija aprieta mi mano y yo le sonrío, no se siente muy cómoda con él. Caminamos hasta donde está y cuando siente nuestra presencia levanta la mirada del piso. 

—¿Qué haces aquí? —digo con mi voz lo más neutra posible. 

—Hoy es el control del Monstruo, quería saber cómo está todo. 

—No era necesario que vinieras, tu madre podría infórmate sobre eso —ríe negando. 

—Mi madre no me habla, gracias a ti —jadeo porque es un cínico. 

—No, por mí no fue, tus acciones ocasionaron eso. Ahora, si no tienes nada más que decir, tenemos que entrar. 

—Entraré con ustedes —no digo nada y solo camino con mi hija hasta el consultorio de su Oncólogo.

Siento mis manos sudadas y también como mi hija está nerviosa, últimamente no se ha sentido muy bien y eso me preocupa. El oncólogo de Emilia nos invita a sentarnos y su rostro no me da una buena señal.  

—¿Cómo has estado Emilia? —mi hija sonríe al médico.

—Un poco cansada. 

—Es normal, pero pronto estarás mejor — Se queda en silencio unos minutos y observa los resultados que se le hicieron a mi hija hace unos días —. Bien, pensé que no tendría que decir esto, pero el tratamiento no está funcionando, el linfoma de Emilia está en estadio II, lo que claramente, no debería haber pasado si su tratamiento estuviera funcionando. 

Siento como mi cuerpo se tensiona y el aire se estanca en mí, todo a mi alrededor se mueve, no escucho ni veo nada, ¿mi hija morirá?, la sola idea hace que mi corazón se detenga y vea pasar mi vida frente a mis ojos. 

—¿Eso que quiere decir Saúl? —le dice Henry al médico, uno que él conoce muy bien porque es su amigo. 

—Que debemos cambiar el medicamento por quimio intravenosa —sollozo sin poder contenerlo, lo que tanto quería impedir paso. 

—¿No hay otra solución? —él niega. 

—No, no podemos dejar que el linfoma crezca y avance, sabes muy bien lo que eso significa, asi que no, debemos empezar lo más rápido posible, si no funciona o sus resultados no son los esperando, tendremos que también hacer radioterapias. 

No se eso que significa, pero el rostro de Henry me dice que no es nada bueno. Henry parece perdido y sin más se levanta y sale dejándonos a todos confundidos. 

—¿Shrek se enojó mami? —niego sonriéndole. 

—No mi amor, es solo que necesita un poco de aire —asiente no muy convencida. 

—Debes entenderlo, solo hace unos años paso por lo mismo, muchos no lo creen, pero cuando tienes a una persona cercana con Cáncer, no solo el paciente sufre, ellos también lo hacen, y es algo que jamás se supera. 

Asiento porque ahora mismo lo estoy viviendo, pero aun asi, eso no quita que el haya sido un imbécil cuando le dije que era padre. Al final mi hija empezó hoy mismo su tratamiento y fue lo más doloroso que pude ver, su carita se puso pálida cada vez más y yo rogaba para qe ese sufrimiento terminara rápido.

Regresamos a casa solas, porque él se desapreció cuando supo que nuestra hija podría morir. Esa noche fue la más difícil que había pasado, Emilia vomito toda la noche, sus ojitos se veía apagados y por eso no la lleve a clase, le pedí a Dorotea que se quedara con ella mientras Alisson y yo trabajábamos. 

Entre a la empresa y empecé con mi trabajo, lo que ahora mismo quería era estar con mi hija, pero eso no podría hacerlo, ella me necesitaba fuerte para resistir por ella. Entro en la oficina de Esteban para dejar su café sobre la mesa evitando sus ojos a toda costa. 

—¿Estás bien, Ariel? —quisiera mentir, pero creo que mi cara lo dice todo. 

—No, no lo estoy —digo dejándome caer en la silla y llorando como una niña chiquita. 

—Oh, Dios mujer, ¿que sucede? 

—Va a morir… Mi pequeña va a morir. 

—¿Qué paso? —seco mis lágrimas y pongo mi mirada en él. 

—Su tratamiento no está funcionando, suspendieron las pastillas para hacerlo intravenoso. 

—Ariel, se que no te gustara lo que te diré, pero en este momento lo que tu hija necesita es una mamá fuerte, el tratamiento que empezara será doloroso y se que es duro verla asi, pero no puedes derrumbarte tú también.

—Lo se, pero es tan fuerte, me parte el corazón verla asi, y los más dolorosos es que su padre no está para apoyarla, ayer estuvo en el hospital y apenas supo que estaba empeorando, solo se fue, ¿como puede hacer eso?, ¿acaso no le duele su hija? 

—Si paso por una pérdida causada por una enfermedad parecida, lo entiendo, se que no es fácil para ti, no actúo de una manera correcta, pero ahora deben estar juntos, Emilia los necesita —asiento porque se que tiene razón. 

 

***

Después de meditarlo toda la tarde, entendí que Esteban tenía razón en algo y eso era que mi hija necesitaba a sus padres juntos, por eso cuando salí de mi trabajo le pedí que fuera a casa, quería hablar con él, esta pelea entre los dos tenía que parar ya, por el bien de nuestra hija. 




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