Conspiración

Alberto

Alberto

El recién reclutado Alberto, junto a los demás agentes llegaron al estacionamiento aun sin idea de cuál sería su siguiente destino, aun así, seguían a la agente Adriana quien iba bastante confiada delante de ellos, hasta llegar a un auto, el cual lo dejó sin habla, ya que era de sus favoritos, un Mustang rojo de modelo reciente

—increíble, ¿ese es tu auto? — preguntó el oficial cuando recuperó el habla, la mujer lo miró con superioridad antes de asentir a la pregunta  

—claro, este es mi bebe, lo compre con mi propio dinero— Adriana miró al vehículo con ojos de amor y colocando sus manos simulando abrazarlo

—seguramente dinero sucio— mencionó Iván en voz baja, pero lo suficientemente alto como para que la mujer escuchara

—mi abogado dijo que no respondiera nada sin su presencia— respondió abriendo la puerta del auto —¿no van a subir? —

—iremos en el mío, no creo que tengan la fuerza de voluntad necesaria para un viaje contigo— dijo Oswaldo, sabía que ninguno de ellos resistiría un viaje con ella al volante y era, de los cuatro restantes, el único con auto 

—de acuerdo, entonces los veré ahí, será en el mismo lugar de siempre Oswaldo— la mujer cerró la puerta encendiendo el auto, los demás subieron al del jefe de la investigación, Alberto miró con pesar como Adriana se alejaba de ellos, le había gustado subir y dar una vuelta en el vehículo

—¿Por qué dijiste eso? — cuestionó a su compañero 

—se lo que digo, he viajado con ella antes y créanme que es mejor conmigo— respondió entrando a su auto junto a los demás, lo encendió y comenzaron alejarse del lugar, ahora sí, su acto de rebeldía contra la misma policía y el gobierno estatal tomaba más forma 

—¿acaso no sabe conducir? — cuestionó Mónica desde el asiento del copiloto

—el problema es que conduce demasiado bien, es por eso que Iván la odia, ¿o me equivoco? — mencionó en voz alta para fastidiar un poco al agente, quien lo miro molesto

—no te equivocas, pero no era para que lo dijeras en voz alta— respondió cruzándose de brazos, su mejor amiga lo miró por el espejo retrovisor lo cual le hizo hablar de la razón —la odio porque nunca pude arrestarla una vez subía a su automóvil, era demasiado escurridiza—

—oh, ¿entonces los rumores de que solía correr en carreras clandestinas son verdad?, es increíble— dijo Alberto con un toque de admiración, no lo admitía demasiado, pero las historias que se cuentan de ella en el trabajo le hacían querer conocer la vida que llevaba antes de unirse a la fuerza

—todo eso ya está en el pasado, es por eso que arme este equipo, quiero que la conozcan mejor, que no solo se dejen llevar por rumores y cosas que ya están en el pasado, quizá puedan llevarse mejor con ella, claro, Adriana tendrá que poner de su parte también— mencionó el conductor sin despegar su mirada del camino

—pides algo casi imposible Oswaldo, no hay manera de que nos llevemos bien después de todo lo que ha pasado— respondió tercamente el agente Iván, el aludido solo negó con la cabeza mientras continuaba conduciendo

—por cierto, ¿A dónde vamos?, Méndez solo te dijo que nos llevarás al lugar de siempre— preguntó el oficial Fuentes mirando el camino por el que andaban, el cual estaba bastante iluminado y parecía ser un barrio de la clase alta

—si hay un lugar en esta ciudad en el cual podremos seguir con la investigación, es su departamento, créanme cuando digo que no nos encontraran ahí, nadie sospecha del lugar más obvio— condujo por algunas calles hasta detenerse en un complejo de departamentos bastante alto, estaciono el vehículo cerca de la entrada para después bajar —al parecer ya está aquí— señaló mirando al Mustang rojo que se encontraba aparcado cerca de ellos    

—pues vaya que llegó rápido— dijo Alberto sin poder apartar su mirada de tan genial auto, los cuatro oficiales entraron al edificio, siguiendo a Oswaldo entraron al elevador el cual los llevó hasta el penúltimo piso, caminaron hacia la puerta y antes de que tocaran el timbre la puerta se abrió revelando a la agente Adriana

—vaya, hasta que llegan, me estaba aburriendo de esperarlos, entren— saludo apartándose para que entraran, los ojos de los agentes que jamás habían estado ahí comenzaron a pasearse por todo el lugar, el departamento tenía un estilo bastante contemporáneo con la mayoría de muebles en color azul marino, el cual contrastaba con las paredes blancas, estos colores junto con el rojo de su automóvil eran de sus favoritos —este lugar tiene todo lo que necesitamos para llevar a cabo la investigación sin levantar sospechas de la fiscalía— mencionó orgullosa de su hogar 

—¿este lugar también fue comprado con dinero sucio? — preguntó a nadie en particular el agente Iván

—claro que no, este lugar lo conseguí de la manera más legal posible, aunque no lo creas— respondió mirando al hombre con molestia, se comenzaba a cansar de la forma en que ese sujeto hablaba de ella

—en fin, creo que será sospechoso estar entrando y saliendo de aquí, así que propongo que todos vivamos aquí, solo en lo que resolvemos esto— propuso Oswaldo metiéndose en su papel de líder de la investigación

—hay habitaciones para todos, así que si aceptan, está bien para mí—



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En el texto hay: policias, romance, accion

Editado: 23.07.2020

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