Conspiración

Adriana III

Adriana III

La agente Méndez volvía al departamento donde la investigación se llevaba a cabo después de pasar el resto de la noche en su propia casa arreglando lo necesario para sus autos, entró al lugar cuidándose de no despertar a nadie, después de todo eran las seis de la mañana, seguramente todos estaban dormidos, fue por eso que se sorprendió al ver a la agente Mónica sentada en una silla de la cocina mientras tomaba un café

—no creí que alguien estaba despierto, pero supongo que eres una persona madrugadora— dijo acercándose a donde la segunda mujer estaba, Mónica solo la miro por un segundo antes de regresar su atención al café, no quiso verse grosera, por lo que señalo hacia la cafetera, sin embargo, la aludida se negó —no gracias, no me gusta mucho, además, me da taquicardia—

—¿puedo preguntarte una cosa? — soltó Mónica levantando la mirada de su bebida

—claro, para eso están los compañeros— respondió Méndez tomando asiento frente a ella, se sentía feliz debido al estar hablando con una compañera de trabajo, eso jamás había ocurrido desde que entró a trabajar a la fiscalía

—¿Cuál es exactamente tu relación con Oswaldo? — lo directo de la pregunta hizo que Adriana se sorprendiera, sabía que Mónica sentía algo por su mejor amigo, pero jamás creyó que llegaría a preguntarle tan directamente por ello

—honestamente solo somos amigos, sin embargo, debido a varios asuntos familiares nuestra relación es complicada, así como a ti puedo estar afirmándote que no hay nada entre nosotros, hay algunas personas a las que les tengo que decir otra cosa— respondió sin dar muchos rodeos mirándola directamente a los ojos —aunque debo afirmar que si preguntas acerca de esto es porque seguramente has visto algunas de las fotografías que están aquí, ¿verdad? — Mónica no pudo sino solo asentir confirmando la pregunta de Adriana, esta soltó un pequeño suspiro antes de volver a hablar —esas fotos están ahí para engañar a nuestra familia, pero esa es una larga historia—

—tenemos tiempo de sobra, aún falta para que ellos despierten— afirmó la agente Castañeda sirviendo en su taza otra dosis de café

—bien, si quieres saberlo, supongo que podemos hablar de esto, recuerdas que mencioné acerca del trato que tengo con mi padre, ¿verdad?, no abarca solo el trabajar en la fiscalía, hay algunos otros temas que debo cumplir para no terminar en la cárcel—

—¿Qué tiene que ver Oswaldo con el trato entre tú y tu padre? —

—nuestras familias se conocen desde que los dos aún no nacíamos, por lo que ellos siempre tuvieron la fantasía que seriamos nosotros los que terminaríamos uniendo a ambas familias, ese sueño terminó cuando conocí a mis mejores amigos y terminé distanciandome de Oswaldo— Adriana continuaba con su relato mientras a su mente llegaban los recuerdos de esos años, todo el tiempo que estuvo corriendo en carreras ilegales hubieran sido mejor si hubiera tenido a su mejor amigo junto a ella, soltó un suspiro cansado por lo que se vio obligada a servirse una pequeña taza de café 

—lo siento, si no quieres continuar con esta plática, puedo entenderlo, debes ser difícil para ti hablar de todo eso— señaló Mónica con tono de disculpa, Adriana soltó una pequeña disculpa antes de continuar hablando

—no pasa nada, es solo que últimamente nadie había mostrado interés en saber un poco acerca de mi vida, es extraño hablar de mis problemas con alguien, pero, en fin, mi vida cambió mucho desde ese momento, incluyendo los planes de nuestras familias, intentaron muchas veces regresarme al camino del bien, no fue sino hasta que Oswaldo me arresto que lo lograron, pero estoy desviándome de tu pregunta, en conclusión el trato que me mantiene alejada de la cárcel incluye tener que casarme con Oswaldo— terminó de hablar mirando a la mujer a la cara, de inmediato notó cómo sus facciones mostraban tristeza por lo recién revelado

—¿ambos están de acuerdo con ello? — 

—claro que no, por ello me culpo todos los días, por todas mis acciones termine arrastrando a alguien que no tenía nada que ver, nada me causa más dolor que ver como Oswaldo tiene que lidiar conmigo todos los días, y, obviamente estamos condenados a ser infelices juntos— las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de Adriana por lo que se vio obligada a dejar de mirar a la mujer frente a ella, está pareció percatarse de eso, ya que le tendió una servilleta para secar sus lagrimas

—nadie merece pasar por lo que todo eso, sin importar las cosas que hayas hecho en tu pasado—

—gracias, al principio estaba dispuesta a rechazar la oferta de mi padre, créeme que no me importaría estar en prisión, pero Oswaldo tambien tiene razones para no poder rechazar eso, aunque no me corresponde a mi decirlas— dijo Adriana limpiando sus lágrimas, en ese momento el susodicho salió de la habitación que compartía con su mejor amiga, eso causó que las dos mujeres tuvieran que interrumpir su plática

—¿Qué te sucede Adriana? — preguntó el hombre preocupado acercándose a ella

—nada, es solo que cuando entre me golpee con una esquina de la mesa y créeme que duele demasiado— respondió la aludida fingiendo dolor en uno de sus brazos

—deberías tener cuidado, no querrás lastimar tu brazo justo cuando volverás a las carreras, ¿verdad? — 

—vaya, creí que no querías que volviera a correr— Adriana miró a Oswaldo con esperanza, había reparado su auto creyendo que solo sería para presumir



#20632 en Otros
#3141 en Acción
#2783 en Detective
#845 en Novela policíaca

En el texto hay: policias, romance, accion

Editado: 23.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.