Conspiración

Mónica IV

Mónica IV

Comenzaba a atardecer al mismo tiempo que los cinco agentes comenzaban a prepararse para ir a su siguiente misión: ir donde se llevaban a cabo las carreras ilegales más grandes del estado, la agente Mónica solo observaba, junto con sus compañeros Iván y Alberto, como Adriana iba de un lado a otro haciendo llamadas

—¿Cuánto falta para irnos?, estoy algo emocionado por lo que haremos— soltó cansado Alberto haciendo que Méndez se detuviera y lo mirara

—solo dame unos minutos, es cuestión de tiempo que llegue el mensaje— respondió la mujer señalando su teléfono, Mónica se levantó de su lugar para ir a la cocina y tomar algo, dentro de la habitación se encontró con Oswaldo quien solo miraba por la ventana

—¿te preocupa algo? — cuestionó provocando que el hombre se sobresaltara un poco, este regreso su mirada hacia su interlocutora

—es solo que no sé cómo vaya a reaccionar Adriana al ver a sus antiguos amigos, temo que quiera abandonar la investigación y volver a deprimirse, ya lo ha hecho otras veces— 

—debes confiar más en ella, parece comprometida con la investigación, aunque si tanto te preocupa deberías hablar con ella— aconsejó Mónica 

—no quiero darle la sensación de que la juzgo, no me queda más que esperar que mis temores no se materialicen, lo cual sería más sencillo si ese sujeto no se presentará hoy— respondió el hombre mirando a la mujer acercándose a ella, la agente quiso preguntarle de quién hablaba, sin embargo, fueron interrumpidos por Adriana quien entró al lugar

—ya está, he conseguido saber dónde se encontrarán hoy, vamos, los autos ya están esperándonos afuera— dijo antes de interrumpirse al ver la posición en la que estaban los dos agentes —¿interrumpo algo? —

—no, démonos prisa— dijo Mónica saliendo de la cocina dejándolos atrás, solo alcanzo a escuchar una risa proveniente de Adriana antes de reunirse con sus compañeros

—¿ocurre algo? — cuestionó Alberto mirando a su rostro, ella negó con su cabeza al mismo tiempo que los dos agentes restantes salían de la cocina y se unían a ellos para dirigirse al estacionamiento, una vez estuvieron ahí ninguno de los tres pudo ocultar su sorpresa al ver los vehículos en los que viajarán

—¿los dos son tuyos Méndez? — Mónica escucho la voz de Iván la cual se escuchaba sorprendida, ni siquiera ella era capaz de disimular su sorpresa

—claro, yo conduciré este auto, ustedes pueden usar el rojo que ya conocen— respondió la aludida señalando a un Camaro Blanco junto a ella 

—yo conduzco— rápidamente Alberto tomó las llaves del vehículo que les tocaría conducir y entró al mismo seguido de Iván

—como si nunca hubiera visto algo igual, en fin, esta vez conduce en calma Adriana, debemos entrar al mismo tiempo, ¿entiendes? — señaló Oswaldo mirando con severidad a su mejor amiga 

—claro, se lo que tengo que hacer, ustedes tienen toda la pinta de policías y lo que menos necesitamos es que los demás lo sepan, así que relajense un poco y diviértanse en los asientos traseros, parece que Hernández acaparó el delantero— dijo con una sonrisa antes de entrar a su vehículo, los dos agentes que aún estaban fuera miraron hacia donde señalaba confirmando sus palabras, por lo que suspirando cansados fueron a subirse al auto, una vez arriba Alberto encendió el vehículo comenzando a seguir a Adriana quien conducía frente a ellos

—este auto es genial— señaló Alberto quien conducía completamente emocionado

—tranquilo, cualquiera pensaría que jamás te has subido a uno como este— dijo Iván negando con la cabeza

—es verdad, Adriana sabe cuáles son los buenos autos— respondió el menor para después mirar a Oswaldo por medio del espejo retrovisor —¿alguna vez has ido a las carreras? — el aludido soltó un corto suspiro antes de responder

—una vez, Adriana me convenció de ir diciendo que era la carrera más importante en la que participaba— 

—¿y lo era? — cuestionó Iván mirándolo  

—claro que sí, terminó regresando a casa con 100,000 pesos—quien conducía el auto dio freno con violencia para después mirar a Oswaldo completamente anonadado

—¿100,000?, ¿en serio? — el líder la investigación solo pudo asentir antes de señalar que continuará conduciendo

—es una locura, y ¿cómo es el ambiente en ese lugar? — continuo Mónica con las preguntas aún sin poder creer que haya ganado dicha cantidad solo por una carrera

—pues hay música, alcohol y autos por doquier— respondió encogiéndose de hombros

—sin dejar de mencionar que hay cosas ilegales por doquier— añadió Iván 

—cierto, tu también has estado ahí— recordó Oswaldo mirando al mayor, quien no dejaba de mostrar una expresión molesta en su rostro

—una vez, el peor día de mi vida si soy sincero— Mónica le iba a preguntar más a su mejor amigo, sin embargo, tuvo que abstenerse al mirar que estaban llegando a su destino, Alberto dirigió el auto detrás del de Adriana hasta que ella se detuvo bajando del vehículo, cosa que los demás imitaron, hacia donde quiera que miraba se encontraba con gente charlando sobre sus autos, música reproduciéndose en múltiples estéreos, personas bailando, tomando y, sobre todo, presumiendo sus autos con los demás presentes



#20633 en Otros
#3141 en Acción
#2784 en Detective
#846 en Novela policíaca

En el texto hay: policias, romance, accion

Editado: 23.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.