Conspiración

Iván III

Iván III

Los cuatro agentes llegaron al departamento de Adriana después de conducir en un silencio tenso por las calles, de inmediato Oswaldo e Iván sacaron a Mauricio de la habitación donde lo habían encerrado y lo llevaron al estudio para interrogarlo

—¿quienes eran los hombres que nos perseguían?— cuestionó el oficial de mayor edad manteniendo la calma, una calma que sus demás compañeros no compartían

—no lo se— respondió de igual manera el interrogado

—no mientas, mientras te traíamos aquí, llamaste a alguien y de pronto unos autos comienzan a querer sacarnos del camino, ¿de verdad crees que no nos daríamos cuenta de eso?— saltó al interrogatorio Oswaldo, quien se veía bastante molesto

—es verdad, a quien trataba de llamar era a mi hermano, es un abogado bastante talentoso, y los meterá en prisión por arrestarme, cuando ni siquiera están trabajando oficialmente— continuó hablando el corredor cruzando los brazos frente a el y dándoles una sonrisa burlona

—demonios, ¿qué acaso Adriana no tiene secretos con ellos?— susurró Alberto al oído de Mónica, aun así fue audible, lo que causó que la sonrisa burlona de Mauricio se ensanchara más

—no hay secretos entre nosotros, nos conocemos desde hace años—

—¿ah sí?, pues si es tu super amiga, debes saber que ahora ella está en el hospital gracias a los perseguidores, a los cuales no conoces— soltó Iván borrando la sonrisa de Mauricio 

—¿qué?, ¿qué pasó?— cuestionó el corredor preocupado 

—primero dinos acerca de los perseguidores— dijo Mónica acercándose al joven

—no lo se, lo juro, tal vez es gente a la que le debo dinero, o un corredor que no acepta su derrota— respondió un poco más alterado, los cuatro agentes sabían que mentía, después de todo habían revisado su expediente criminal y sabían que se dedicaba a estafar usando sus conocimientos adquiridos en una escuela de negocios en el extranjero, del grupo de corredores era quien se encargaba de establecer relaciones con ladrones de autos, mecánicos e incluso agentes de tránsito, aunque siempre desde la sombras, Jacobo solía ser el rostro público

—me cuesta creer que seas alguien que debe dinero— señaló Oswaldo mostrándole la foto del automóvil de la escena  —dime otra cosa, ¿el auto que buscamos es tuyo?— 

—como les dije en la oficina de Jacobo, ese auto lo vendí, pero hace un par de semanas lo recupere en una carrera, a decir verdad, eso me alegro, es un buen auto— 

—eso no demuestra tu inocencia, el ataque fue hace poco, a no ser que tengas una coartada de ese día, seguiras aquí— señaló Iván mirandolo con desagrado, ese sujeto y sus amigos habían sido una piedra en su zapato desde que entró a la fiscalía, debido a que ellos eran quien movían todo lo concerniente al robo de autos y autopartes en casi todo el estado, Iván los había investigado por algún tiempo, pero jamás encontró evidencia que los incriminara, y tampoco logró atraparlos en el acto, demasiado rápidos para su gusto

—ya les dije que no hice nada, tal vez alguien robo mi auto, hizo eso y después lo devolvió— trataba de explicar Mauricio queriendo recuperar la calma, pero lo dicho por Oswaldo acerca de Adriana estando en el hospital  había logrado su cometido de desconcentrarlo

—ambos sabemos que eso es imposible, usualmente eres tu quien los roba, no al revés— aclaró Oswaldo sin quitar su mirada amenazante del joven —esto no está funcionando, volverás a tu habitación y mañana continuaremos con esto—

—espera, Adriana, ¿como esta?— cuestiono Mauricio antes de ser llevado por Alberto e Iván a la habitación que fungía como celda

—estará bien, no puedo decir lo mismo de tu auto, quienes mandaste a perseguirnos lo destrozaron con Adriana dentro— dijo el líder de la investigación sin darle mucha importancia —escucha Mauricio, no es de nosotros de quien debas preocuparte ahora mismo, si le aseguró a Diego tu culpabilidad en este asunto, te matara antes de poder encarcelarte—

—ya les dije que no se nada— fue lo último que dijo el corredor antes de desaparecer dentro de la habitación, los cuatro agentes se dirigieron a la sala de estar dejándose caer en los sillones agotados del día que tenían

—ese idiota es culpable, pero hasta que no encontremos el auto, comparemos sus huellas digitales con las que encontremos, no podemos hacer nada más—  señaló Iván ahogando un bostezo y mirando el reloj del lugar, el cual marcaba ya las tres de la mañana, parecía surreal todo lo que había ocurrido en un solo día, al fin parecían estar avanzado con la investigación, pero al mismo tiempo comenzaban a meterse en serios problemas, habían tratado de sacarlos a todos del camino, de no ser por Adriana y su habilidad con los autos, todos habrían resultado heridos y el único sospechoso del caso habria escapado

—ha sido un largo día y todos estamos agotados, tratemos de dormir y continuaremos en la mañana— dicho esto Oswaldo se levantó del sofá cerrando la puerta de su habitación con fuerza, Mónica hizo lo mismo después de despedirse de sus compañeros

—no creo poder dormir hoy— dijo Alberto caminando hacia la cocina para servirse algo de café, minutos después regresó a la sala con dos tazas, Iván tomó la que le ofrecía dándole un gran sorbo



#20636 en Otros
#3141 en Acción
#2784 en Detective
#846 en Novela policíaca

En el texto hay: policias, romance, accion

Editado: 23.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.