Conspiración

Oswaldo VII

Oswaldo VII

El agente Altamirano no se sentía en la realidad, parecía estar sumido en un sueño, uno en el cual, a pesar de querer despertar, no podía hacerlo y eso lo hacía sentirse impotente, además estaba bastante molesto con el nivel de hipocresía que lo rodeaba, hasta ese dia nadie de los presentes en el funeral se habían preocupado por Adriana, la mayoría de ellos, por muchos años, la apartaron de la familia por rehusarse a estudiar la universidad y por dedicarse a negocios ilegales, como si ellos no lo hicieran, ahora toda su familia estaba ahí, no porque sintieran la muerte de su mejor amiga, sino porque debían mantener la apariencia de una familia unida

—te ves cansado, no has dormido nada desde nuestro asalto a esa bodega— murmuró Mónica posicionándose a su lado y tendiendole un vaso de café

—podría decirse lo mismo de ti— respondió el líder de la investigación tomando lo que le ofrecía antes de darle un pequeño sorbo 

—no puedo dormir, cada que lo intento llega a mí mente Adriana, por cierto, Alberto envió un mensaje— continuo hablando la mujer sin levantar la voz —Iván encontró un video en el que se muestran varias personas, entre ellas, el gobernador, Mauricio, su primo y el padre de Adriana—

—¿se sabe de que hablaban?— 

—no, el video no tenia audio, continuarán buscando hasta encontrar algo más concluyente, pero al igual que ellos creo que planeaban el ataque— mientras escuchaba a Mónica, la vista de Oswaldo se fijó en el hombre que parecía afligido, el padre de Adriana estaba cerca del ataúd abrazando a su esposa quien no podía dejar de llorar, Oswaldo no podía evitar preguntarse si en serio esas dos personas sentían su muerte, siempre se habían avergonzado de Adriana, así que, era natural para el joven dudar acerca de sus sentimientos

—me preguntó cómo reaccionaría su padre si supiera la verdadera razón detrás de su muerte— 

—quiero creer que, sin importar el estatus de su relación, ningún padre sería indiferente al fallecimiento de un hijo, sea cual sea la razón— dijo la mujer sin despegarse de su lado debido a que no conocía a nadie de los presentes.

Un poco apartados de la familia se encontraban bastantes corredores liderados por Jacobo, quien se veía incluso más afectado por lo sucedido que el señor Méndez, al principio, cuando los corredores arribaron al lugar, el hombre se negaba a dejarlos pasar, sin embargo, Oswaldo, usando su estatus como esposo de Adriana les permitió pasar

—¿Jacobo te dijo algo acerca de Mauricio?— preguntó la agente 

—dijo que tiene a un par de gente vigilando su casa, no ha salido de ahí desde que lo dejamos ir, será fácil ir por él cuando haya más pruebas— en ese momento miró hacia la entrada de la funeraria para encontrarse con Andrea, la hermana mayor de Adriana, eso le extraño, sobre todo porque la joven trabajaba en Europa y lo último que supo de ella fue que discutió con Adriana, ya que la menor no quería que ella se fuera al extranjero, la recién llegada parecía no atreverse a entrar al lugar y solo atinó a quedarse de pie en la puerta, por lo que Oswaldo fue a su encuentro

—¿Andrea?, ¿qué haces aquí?— la mujer levantó la mirada al escuchar la voz del hombre, de inmediato se lanzó a él para rodearlo con sus brazos

—¿qué pasó?— fue lo único que pudo preguntar Andrea comenzando a derramar algunas lágrimas, Oswaldo miró a su alrededor rápidamente antes de responder con la mentira que armó para la situación

—lo siento, un conductor ebrio nos sacó del camino, yo iba conduciendo y el asiento donde iba Adriana sufrió todo el impacto— terminó de contar el agente esperando haber sonado confiable, la mujer frente a él solo lo miro fijamente por varios segundos antes de hablar entre susurros

—¿crees que soy idiota?, soy demasiado buena para darme cuenta cuando intentan mentirme, ¿qué le pasó a mí hermana?— la mujer se veía molesta por la mentira, por lo que Oswaldo la llevó a un lugar apartado 

—de acuerdo, es un mentira porque hay gente que no puede saber lo que en realidad ocurrio—

—acaso mi hermana… ¿se quitó la vida?— cuestionó la mujer cubriendo su boca llena de temor 

—no, a pesar de lo difícil que seguramente estaba su vida, ella no haría algo así— respondió Oswaldo rápidamente —voy a decirte lo que ocurrio, pero tienes que prometerme que no dirás ni una palabra—

—me molesta que desconfíes de mí, pero esta bien, lo prometo— dijo Andrea dándole paso para que continuara hablando

—estamos trabajando en un caso, extraoficialmente, creemos que involucra a gente poderosa—

—maldita sea, le dije a Adriana incontables veces que no se metiera en ese tipo de cosas— 

—hace una semana obtuvimos una pista, la cual nos llevó a una bodega, mientras otros compañeros y yo distraiamos a unos matones que defendían el lugar, Adriana y otro compañero ingresaron a la sala de servidores para obtener toda la información posible, uno de los matones logró llegar a la sala y comenzó a dispararles, Adriana se acercó a él y logró matarlo, sin embargo, el maldito tenía una granada, la hizo estallar cuando cayó al suelo, Adriana estaba demasiado cerca del impacto, la llevamos al hospital lo más rápido que pudimos, pero sus heridas eran demasiado graves y no pudo sobrevivir— mientras contaba los acontecimientos, Oswaldo sentía que todo eso pasaba de nuevo, recordaba demasiado bien todo lo ocurrido y aún no era capaz de aceptar lo ocurrido, si tan solo hubiera conducido más rápido, tal vez, de esa manera, su mejor amiga seguiría viva



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En el texto hay: policias, romance, accion

Editado: 23.07.2020

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