Pasé un par de meses en una especie de curso de espionaje (no sabría cómo llamarlo con exactitud). Simplemente debía extraer la información y llevarla a los altos mandos del país, nada complicado como ir encubierto o hacer seguimiento de alguien. Varias cosas que había aprendido en el ejército me servirían, como el uso de armas y defensa propia, por lo que solo debieron enseñarme el área táctica e intelectual, acortando mi tiempo.
Al finalizar, me asignaron a una espía de un país aliado de Estados Unidos (si bien no estaban involucrados directamente con la guerra, debían mandar militares y espías que fueran en servicio de Estados Unidos). Ella era latina (algo extraño considerando lo xenófobo y racista que se había vuelto el país hacia los latinos).
Ella era extremadamente delgada y buena en gimnasia, lo cual le permitía ser muy ágil. No era muy buena en el combate mano a mano debido a su contextura, pero era experta en armas. Era bastante agradable su compañía ya que me indicaba qué hacer y, por las noches, hablábamos de asuntos personales.
—¿Tienes a alguien especial en tu vida? —me preguntó una noche—, ¿algún pretendiente o novio?
—No lo sé —contesté—. A veces pienso en alguien que conocí hace un tiempo, pero ya van casi dos años desde la última vez que lo vi.
»Tampoco es como si lo hubiera visto varias veces como para crear un vínculo especial.
—Pero sigue en tus pensamientos durante este par de años.
Reí ligeramente. Era absurdo lo que me pasaba, sin embargo así era. Pensaba en un chico que a penas conocía incluso cuando me encontraba en el peor momento. Me preguntaba qué sería de él y si algún día lo volvería a ver. Realmente quería verlo.
—Vamos a dormir —me dijo y se levantó del suelo—. Mañana necesitaremos fuerzas para seguir y más encima estás de cumpleaños así que debemos acabar antes.
Sí, había olvidado por completo que estaba de cumpleaños. Era un poco difícil pensar en las fechas estando en esa situación.
—Oye —la llamé y se volteó a verme—, ¿tú tienes a alguien especial en tu vida?
—La tenía, pero murió... ella era de otro país, el cual pasaba por una seria crisis política y económica. Solo fue una víctima más de un gobierno incompetente. Me enteré poco antes que estallara la guerra porque pude viajar a verla y una amiga de ella me contó.
No sabía qué decirle. Me daba tristeza saber que pasara por eso. Nos abrazamos fuertemente y luego fuimos a dormir.
Cuando desperté, me cantó la canción del cumpleaños y me abrazó. Seguimos con nuestros deberes y, al final del día, me dio un pastelillo que dijo haber conseguido por ahí. Estábamos a punto de termimar y estaba feliz por eso, pero a la vez triste porque sabía que después de eso ya no haría misiones con ella y me enviarían sola, con alguien más o con un equipo. Me daba pena saber que tendría que despedirme de quien consideraba mi amiga, quizás para nunca más verla.
—Tengo que contarte algo antes de que nuestros se dividan —me dijo en voz baja—. Toda la guerra fue planeada, incluso los ataques previos.
—Claro que fue planeado, nada de esto es accidental.
—No me refiero a eso. El gobierno de Estados Unidos ha estado asociándose a otros, incluso a Rusia, pero mantienen lo de la guerra como una fachada y a la vez como una justificación para lo que vendrá después.
»Durante la misión he estado buscando documentos que confierman aquellas teorías casi absurdas sobre el Nuevo Orden Mundial. Los encontré, incluso papeles del financiamiento.
—Si crees eso, ¿por qué sigues sirviendo a Estados Unidos?
—Porque es la única forma que tengo para poder buscar cada archivo. El gobierno estadounidense no sería tan estúpido como para conservar papeles sobre el financiamiento a grupos terroristas y archivos del plan a ejecutar, pero las otras naciones y grupos los poseen.
»En cada una de mis misiones busqué, solo me falta Corea del Norte, donde creo que serás enviada después. No sé si realmente esté involucrado ese país, por eso necesito un documento que lo confirme.
»Hay un espía que está allá, lo más seguro es que vayas como refuerzo. Si es así, dile lo que yo te cuento ahora y busquen los archivos que lo demuestren. Trataré de sacar copia de los que tengo y darte los oficiales, porque creo que sospechan de mí.
Asentí y al día siguiente regresó con la copia. Me entregó los documentos oficiales y preparamos nuestras cosas. Guardé lo mejor posible aquellos papeles, arriesgando todo si revisaban minuciosamente mis cosas y los encontraban.