Constante Amenaza

CAPITULO 23

***

Un mes después.

***

 

Narra Liz.

 

Esto del trabajo no se me da mal, en septiembre todos vamos a comenzar a estudiar nuevamente, por lo que tengo aun una semana libre para poder seguir un poco más tranquila, luego tendré que hacer horarios para poder dividir cada cosa y no volverme loca 

Con Sam estamos en una gala benéfica, fuimos solo las dos porque Cam no pudo venir, además no era necesario traer seguridad ya que Charles Irwin dijo que no asistiría, cosa que nos deja más tranquilas.

Hay un banquete genial, el olor de la carne, del pescado.

MIERDA. NECESITO UN BAÑO.

Corro al baño más cercano. ¡Qué asco! Pues yo jamás vomito, bueno también están las excepciones de cuando estoy muy ebria. Pero no de la nada.

─Liz ¿Estás bien? ─ Sam llega a mi lado.

–No. Detesto vomitar – reclamo mareada.

─ ¿Qué paso? – pregunta.

─No sé, el olor del pescado ─ me enjuago la boca con agua, porque tenemos que salir.

De vuelta en todo lo que es la gala, recupero mi compostura, pero sin poder pasar el olor del pescado. Pasamos lo más lejos de todo eso. Luego vamos y tomamos asiento en nuestra mesa, suerte que no he tenido más ganas de vomitar o náuseas.

─Hola señorita Dallas ─ alguien toma asiento a mi lado.

─Hola Señor Miller ─ no olvido sus ojos.

─ ¿Cómo ha estado?

─Muy bien. Gracias – miento, porque me he sentido horrible.

─ ¿Puede bailar ahora?

─Vamos ─ se levanta y me tiende su mano, la cual tomo.

─Sam, ya vuelvo, estaré bailando ─ Sam asiente y sigue hablando con uno de nuestros socios.

MALDICIÓN. El olor de los mariscos. Respiro profundo tratando de concentrarme en su perfume en lugar de esos otros olores tan desagradables.

─ ¿Estás bien? ─ pregunta Marcus.

─Sí, no es nada – le sonrío con los ojos para tranquilizarlo, pero al parecer no me cree.

─ ¿Segura? 

─Sí, descuida.

Al parecer una sonrisita coqueta fue suficiente para convencerlo, pues bailamos durante mucho tiempo y hablamos sobre nosotros, dejando a un lado el trabajo y solo importando el conocernos. Luego de un tiempo vamos a la mesa.

─Amiga, Seba está en el hospital ─ me dice Sam.

─ ¿Está bien? – pregunto con evidente preocupación.

─Sí, comió mariscos, ya sabes lo que pasa.

─Sí ─ veo la hora, mañana es lunes y tengo que trabajar ─ si me disculpan, es tarde y mañana tengo que trabajar.

─Me voy contigo ─ dice Sam.

Nos despedimos de cada persona con compartí junto a nosotras en nuestra mesa, obviamente por el camino a la salida también nos tuvimos que despedir de aquellas personas que encontrábamos.

Llegamos a la salida y ya nos estaba esperando la camioneta de Matt. Subimos, pasamos a dejar a Sam y luego a mi departamento. Sam me estuvo mirando mal, es decir como que piensa que le estoy ocultando algo y me hace la ley del hielo respecto a algunas cosas, pero yo no entiendo que me quiere decir porque no soy adivina como para saber qué es lo que ella piensa.

Llego a mi edificio, bajo del auto sin despedirme porque al parecer Matt está con Sam, en el ascensor voy yo sola y aprovecho de quitarme los tacones porque me matan. Entro al departamento y me voy directo a mi habitación para lanzarme a la cama. Mierda. Un mareo.

 

Narra Sam.

 

Liz desde el lunes que está con náuseas, vómitos y mareos. De verdad que me preocupa, aun no encontramos su collar y sus malestares empeoran, yo insisto en que es por una razón, pero ella le sigue buscando la quinta pata al gato y ya me cansé de decirle lo mismo.

Voy a su oficina porque tengo que entregarle unos papeles que debe firmar. Le voy a insistir nuevamente y ojalá no pase lo que pienso.

─Hola Olivia ─ saludo a la secretaria y novia de Will.

─Hola señorita Lohan. La señorita Dallas está en el baño – informa de inmediato y con esa sonrisa que antes odiaba.

─Dile que la espero en la oficina.

─Como usted diga.

Voy a la oficina, paso como si nada porque ya es como mi oficina también, pues estos días Liz ha necesitado de mi ayuda la mayoría del tiempo, entonces tengo que estar con ella.

 

Narra Albert.

 

Tengo que ir a la oficina de Liz. Ya ha pasado mucho tiempo después de esa noche, aún guardo su collar y creo que es necesario que se lo devuelva. Voy saliendo del elevador que me dejó en el último piso del edificio, doy un paso choco con alguien.

─Lo siento ─ dice ella.

Y la veo, por primera vez y una vez que sí podré recordar, veo a Elizabeth, pero antes de verla en cuerpo completo, voy a ver si en su pecho descansa esa cadena.

JODER. Si me acosté con ella, muy simple, no está usando ninguna cadena y se supone que ellos no se la deben quitar.

─No descuida, iba a hablar contigo ─ digo.

Me mira confundida, puesto que antes no habíamos hablado y con quien nos comunicábamos es con Sam, pero ahora que la jefa ya llegó, entonces es mejor solucionar los temas con ellas.

─Por el viaje a Francia, tengo trabajo allá. Es en 2 meses.

─Bien, hablemos en mi oficina – pide tocando su cabeza.

Camino detrás de ella. Tiene un cuerpo fenomenal, sus ojos me dejaron loco. Pero ¡Por Dios! Yo no debería de estar pensando en esto, es la hermana de mi prometida.

 

*Pero eres hombre*

Conciencia, no ayudas.

 

Narra Liz.

 

Mierda, Mierda y más mierda. No lo quería cerca y ahora llega esto a torturar mucho más mi consciencia.

─Señorita Dallas, la Señorita Lohan la espera en su oficina ─ me informa Olivia.

─Bueno. Gracias Olivia – le sonrío y ella mira a la persona que va detrás de mí.

Entro a la oficina y busco a mi mejor amiga, Sam está sentada en mi silla y recostada como si nada pasará y ella viniera como mi amiga y no como colega, cuando ve a Albert se levanta de un salto preocupada y acomodando su ropa de manera profesional.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.